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Amodio Pérez en pasado y presente

Amodio Pérez en pasado y presente

La absolución judicial del ex tupamaro Héctor Amodio Pérez abrió un frente a considerar seriamente por quienes siguen causas contra los terroristas de Estado.

La sentencia de la Suprema Corte de Justicia "estima que, efectivamente, las detenciones llevadas a cabo durante los años 1972/1973, fueron legítimas". En estrictos términos jurídicos en 1972 el parlamento aprobó el Estado de Guerra interno y la Ley de Seguridad del Estado que podrían dar la "legitimidad" que pretende la SCJ.

Pero durante ese tiempo continuaron las brutales torturas e incluso algunos asesinatos de detenidos. Y por supuesto debería estar claro que a partir del 27 de junio de 1973 nada fue legítimo.

Por eso queremos recordar la columna del 15 de setiembre del 2015, después del procesamiento de Amodio.

LA SENTENCIA QUE ATENTA CONTRA LO QUE DICE DEFENDER

Amodio Pérez y sus excompañeros lo lograron: "ahora todos revolcados en el mismo lodo".

No pienso gastar un minuto en explicar que no defiendo a Héctor Amodio Pérez como han insinuado algunas buenas personas –otras no tanto- cegadas por el fanatismo y la sed de venganza.

Porque la justicia que todos deseamos no se defiende de esta forma. Sí me extraña sobremanera que algunas de esas personas estrechamente vinculadas a organizaciones defensoras de los DD.HH. no se hayan percatado que esta sentencia de la Jueza Julia Staricco y la Fiscal Stella Llorente va en sentido exactamente inverso a lo que ellos dicen defender.

En principio porque los argumentos empleados para este proceso, basado sólo en testimonios de personas manifiestamente declaradas como enemigos" de Amodio Pérez, genera jurisprudencia que podría terminar exonerando a reconocidos criminales del terrorismo de Estado.

En segundo lugar porque se trata de una sentencia plagada de contradicciones. Por ejemplo: en un tramo de la misma la señora Fiscal califica a Amodio como "como coautor de reiterados delitos de Lesa Humanidad de Privación de Libertad". Pero finalmente la señora jueza lo procesa como "presunto autor responsable de reiterados delitos de Privación de Libertad especialmente agravados en régimen de reiteración real entre si".

¿En qué quedamos? ¿fue coautor? ¿fue autor? ¿es presunto?

De todo el relato recogido por las actoras judiciales, surge con claridad que Amodio no mandaba, sino que señalaba. Una pequeña diferencia que no es menor. Porque queda claro que el ahora procesado viajaba en vehículos militares junto a oficiales del ejército a quienes indicaba quienes eran objetivos. Pero quien resolvía detenerlos no era Amodio, sino quienes viajaban con él y tenían el poder de las armas.

Y no es menor el dato, claramente explicitado en la sentencia con nombre y apellido, quienes eran los responsables del traslado ilegal de esas personas, a un lugar ilegal de detención, donde eran sometidos a salvajes torturas relatadas con crudeza y de las que Amodio no participaba. No lo dice la sentencia en ningún lugar. Lo lógico era esperar que  la doctora Staricco, además de procesar a Amodio, ordenara instruir por separado una causa contra todos los militares mencionados.

Pero no. Ni una palabra. O sea Amodio termina como el peor de todos. Y si bien nunca fue el mejor de nada, la sentencia lo coloca en el lugar que pretendían sus excompañeros.

Ese es un resultado de toda esta operación: Amodio preso y ni un militar inculpado. ¿No es acaso lo que han gritado a los cuatro vientos aquellos que decían que Amodio era "un traidor que merecía la muerte" y que perseguir militares "jiede a venganza" o es obra de organizaciones "casi fascistas"?

Pero el otro resultado, el peor de todos, es que esta sentencia seguramente será empleada para criticar las acciones de quienes han denunciado a otros torturadores.

La crítica mas frecuente, oída y leída, desde que se conoció la misma es que "se procesa a Amodio sin pruebas, sólo por oídas". Un argumento que ya han empleado los torturadores para intentar zafar a una condena criminal. Tenemos todo el derecho del mundo a preguntarnos si, finalmente ¿no es esto lo que buscaban los "dos demonios";?