Defensa de la competencia y las nuevas tecnologías
En todo el mundo y en Estados Unidos en particular, juristas y políticos se han comenzado a preguntar si las normas de defensa de la competencia vigentes al día de hoy presentan una respuesta adecuada para el avance de las nuevas tecnologías.
Concretamente, a partir de la compra -en el pasado mes de julio- de la cadena de supermercados Whole Foods por parte de Amazon, se popularizó un artículo escrito por una estudiante de Yale llamada Lina Khan, publicado en el periódico jurídico de esa universidad -aunque luego recogido entre otros por el New York Times, Washington Post y el Wall Street Jurnal- explicando qué desafíos presentan las nuevas tecnologías para la normativa de defensa de la competencia.
Para conocer más de qué trata todo esto, estuvo en La Mañana de El Espectador el abogado Alfonso Vilaboa, integrante de los departamentos corporativo y de defensa de la competencia del Estudio Posadas, Posadas & Vecino.
En primer lugar sería bueno que nos explicaras qué problema puede presentar Amazon, que para todos los usuarios, y hay muchos, es una plataforma muy buena.
-Sí, claro. En realidad, el primer punto de la autora es el siguiente: Amazon es una empresa gigante. Ese hecho, que parece evidente para cualquiera, está además sustanciado por una serie de cifras que no vale la pena repetir, pero, en definitiva, muestran que Amazon es una compañía trasversal; vende de todo, sean productos propios o de proveedores y ahora incluso una cadena de supermercados. Ahora, ¿es eso necesariamente malo? Parecería que, aunque sea en el caso de Amazon, no es así. Se trata de una de las empresas más populares del planeta, que revolucionó el mercado retail a través de eficiencia y precios bajos para los consumidores. De ahí la primera cosa interesante que marca Khan, el problema no es Amazon, el problema son las normas de defensa de la competencia que tenemos (dice ella en Estados Unidos, claro).
O sea que el primer punto entonces es: Amazon es grande, pero es buena. Pero, si es así, ¿cuál sería el problema? ¿No significa que las normas están funcionando bien?
-Ahí es donde el tema se complica. Básicamente lo que dice Kahn es que Amazon se ha escapado de los controles de antitrust porque, si bien ya cuenta con una suerte de monopolio de hecho de las ventas retail online, el retail no es un mercado relevante (ese concepto tan importante en materia de defensa de la competencia). Los mecados relevantes se definen por los bienes que circulan, es decir, hay un mercado de libros, uno de ropa, uno de artículos electrónicos, uno de comida, etc. Pero no existe tal cosa como un mercado retail, eso más bien es un sector, como dice la autora.
Otro punto interesante es el siguiente: ¿qué pasa si la idea de Amazon no es subir los precios, sino eliminar competidores? Y ¿cómo sería posible esto? Porque Amazon vende los productos de sus competidores, además de los propios. Entonces, si les sube los costos para publicar sus artículos, reduce el margen de ganancia y por lo tanto hace peligrar la ecuación económica del competidor. Esto en la medida que todos los vendedores de ropa, libros y electrónicos quieren estar en Amazon.
Finalmente, ¿qué podemos sacar de conclusión de este tema? Como yo lo leo, la conclusión es algo que parece una obviedad, pero vale la pena recordarlo, sobre todo para no quedarse en las complejidades técnicas sino ver el tema en su real dimensión.
Cuando las empresas son demasiado grandes, presentan una potencial amenaza al mercado y a los consumidores; ahí es cuando el Estado debe intervenir (según dictan las normas de defensa de la competencia, incluso en nuestro país) Y como bien dice la autora, tal vez en el caso de Amazon haya estado bien no intervenir hasta ahora, pero en algún momento, si sigue creciendo, habrá que hacerlo y si no sabemos qué parámetros usar para determinar cuando el Estado tiene que intervenir, alguien tiene que inventarlos.