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Hambre y pobreza en el mundo

Hambre y pobreza en el mundo

En el año 2003 como producto de la crisis bancaria del 2002 nuestro país llegó a tener 333.458 niños menores de 12 años por debajo de la línea de pobreza. Desde ese momento y en virtud de diferentes políticas sociales la cifra se redujo a 96.469 en el 2016, según un informe de "Economía política.uy"Aún así el que todavía tengamos 100.000 niños en tal condición debería preocuparnos mucho a todos. Sin embargo nuestro problema ni se compara con el que viven otras regiones del mundo, según lo establece el informe anual de la FAO sobre "El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo 2017".

INFORME DE FAO

¿Cuánto nos falta para alcanzar el #HambreCero?

 En el mundo se producen alimentos más que suficientes para todos, sin embargo, 815 millones de personas padecen hambre. Uno de los mayores desafíos que enfrentamos es cómo asegurar que una población mundial creciente -que se prevé que ascienda a unos 10 mil millones para 2050- tenga suficientes alimentos para satisfacer sus necesidades nutricionales. Para alimentar a otros 2 mil millones de personas en 2050, la producción de alimentos tendrá que aumentar en un 50% a nivel mundial. La seguridad alimentaria es una condición compleja que requiere un enfoque holístico de todas las formas de malnutrición, la productividad y los ingresos de los pequeños productores de alimentos, la resiliencia de los sistemas de producción de alimentos y el uso sostenible de la biodiversidad y los recursos genéticos.

Tras un descenso prolongado durante más de una década, el hambre en el mundo parece estar aumentando de nuevo, afectando a un 11% de la población mundial.

Junto con el aumento de la proporción de la población mundial que padece hambre crónica (prevalencia de la subalimentación), el número de personas subalimentadas en el mundo también aumentó hasta los 815 millones con respecto a los 777 millones de 2015.

Estas noticias tan graves llegan en un año en el que la hambruna ha golpeado partes de Sudán del Sur durante varios meses y se han identificado varias situaciones de inseguridad alimentaria que corren el riesgo de convertirse en hambrunas en varios países, como Nigeria, Somalia y Yemen.

La situación de la seguridad alimentaria ha empeorado visiblemente en varias zonas del África subsahariana y el Asia sudoriental y occidental. Se ha observado un empeoramiento sobre todo en las situaciones de conflicto, a menudo agravadas por la sequía o las inundaciones vinculadas en parte al fenómeno El Niño y a perturbaciones relacionadas con el clima.

A lo largo del último decenio, el número de conflictos violentos en todo el mundo ha aumentado considerablemente, en particular en países que ya sufrían inseguridad alimentaria, afectando en mayor medida a las comunidades rurales y con un impacto negativo en la producción y la disponibilidad de alimentos

La situación también ha empeorado en algunos entornos pacíficos, sobre todo aquellos afectados por la desaceleración económica. Una serie de países que dependen en gran medida de las exportaciones de productos básicos ha sufrido una drástica disminución de sus ingresos fiscales y de las exportaciones en los últimos años. Como consecuencia, la disponibilidad de alimentos se ha visto afectada por la menor capacidad de importación, y el acceso a los alimentos se ha visto deteriorado debido en parte a la reducción de las posibilidades que ofrecen las políticas fiscales para proteger a los hogares pobres frente al alza de los precios internos de los alimentos.

Las múltiples cargas de la malnutrición

La preocupante tendencia de los indicadores de la subalimentación no se refleja, sin embargo, en los resultados nutricionales. Los datos sobre diversas formas de malnutrición apuntan a que la prevalencia del retraso del crecimiento en niños disminuye de forma constante, tal como se evidencia en los promedios mundiales y regionales.

No obstante, el retraso del crecimiento sigue afectando a casi uno de cada cuatro niños menores de cinco años, lo que aumenta el riesgo de disminución de la capacidad cognitiva, de un menor rendimiento en la escuela y el trabajo y de muerte por infecciones.

Al mismo tiempo, las distintas formas de malnutrición siguen siendo un motivo de reocupación e todo el mundo. El sobrepeso en niños menores de cinco años se está convirtiendo en un problema creciente en la mayor parte de las regiones, y la obesidad en adultos sigue incrementándose en todas ellas. Coexisten, por tanto, distintas formas de malnutrición en países que experimentan al mismo tiempo elevadas tasas de desnutrición infantil y de obesidad en adultos.

La desnutrición, el sobrepeso y las enfermedades no transmisibles asociadas coexisten ahora en muchas regiones, países e incluso en los hogares. En este informe se describen seis indicadores nutricionales —tres que forman parte del marco de seguimiento de los ODS y tres que se refieren a las metas mundiales de nutrición acordadas por la Asamblea Mundial de la Salud (WHA) — para comprender mejor la carga múltiple de la malnutrición, que afecta a todas las regiones del mundo.

Desnutrición crónica en niños menores de cinco años

A pesar de que la prevalencia de desnutrición infantil crónica parece disminuir tanto en los promedios mundiales como en los regionales, en 2016 155 millones de niños menores de cinco años en todo el mundo padecían desnutrición crónica, lo que aumenta el riesgo de disminución de la capacidad cognitiva, de un menor rendimiento en la escuela y el trabajo y de muerte por infecciones. A nivel mundial, la prevalencia de desnutrición infantil crónica bajó del 29,5% al 22,9% entre 2005 y 2016 

La desnutrición aguda en niños menores de cinco años

En 2016 la desnutrición aguda afectaba al 7,7% de niños menores de cinco años en todo el mundo. Alrededor de 17 millones de niños sufren de desnutrición aguda. El Asia meridional destaca por una elevada prevalencia del 15,4%. Con un porcentaje cercano al 9%, el Asia sudoriental también está lejos de la meta fijada. Aunque la prevalencia es algo más baja en África, todavía está por encima de la meta mundial de la nutrición.

 Hambre, malnutrición y conflictos: una relación compleja

La gran mayoría de los 815 millones de personas que padecen inseguridad alimentaria y malnutrición crónicas —489 millones de personas— viven en países afectados por conflictos.

La proporción es incluso más pronunciada en relación con la desnutrición infantil. Casi 122 millones de niños menores de cinco años con retraso del crecimiento —es decir, el 75%— viven en países afectados por conflictos, y la diferencia en cuanto al promedio de la prevalencia entre los países afectados y no afectados por conflictos es del 9% .

Las correlaciones simples muestran un mayor grado de inseguridad alimentaria y de desnutrición crónicas y agudas en países afectados por conflictos. En 2016, el promedio no ponderado de la prevalencia de subalimentación en países afectados por los conflictos fue casi ocho puntos porcentuales superior al de los países que no estaban afectados por conflictos.

A pesar de que la frecuencia de las guerras ha disminuido en los últimos decenios hasta alcanzar un mínimo histórico en 2005, recientemente se ha producido un repunte del número de conflictos violentos y de muertes relacionadas con ellos. Los conflictos violentos han aumentado drásticamente desde 2010 y en la actualidad han alcanzado su máximo histórico, un signo preocupante de que probablemente las tendencias actuales se mantendrán en los próximos años.

 José Graziano da Silva, FAO Director-General

"La paz es, por supuesto, la clave para poner fin a estas crisis, pero no podemos esperar a la paz para actuar. Es sumamente importante asegurar que estas personas tengan las condiciones para seguir produciendo sus propios alimentos. Las personas rurales vulnerables, especialmente los jóvenes y las mujeres, no pueden dejarse atrás"

En este link se accede al informe completo de la FAO

http://www.fao.org/state-of-food-security-nutrition/es/?utm_source=faohomepage&utm_medium=web&utm_campaign=featurebar