Entrevistas

Según la Unott, "valió la pena" la reunión con los presos

Ante el creciente número de rapiñas y el aumento de la inseguridad en el transporte, la Unión de Trabajadores del sector decidió apostar al diálogo con los presos para terminar de entender el fenómeno. "(Ellos) en algún momento cometieron delitos, conocen las lógicas con las que se funciona, van a estar en libertad en el futuro, van a volver a convivir en nuestra sociedad y por lo tanto, son actores a escuchar", dijo Eduardo Pereira, secretario general de la Unott.

Emitido a las 9.08

EMILIANO COTELO: Las rapiñas en el transporte colectivo dejaron cuatro muertos el año pasado y otro más hace apenas un mes, cuando un guarda de Cutcsa fue asesinado de un balazo por un menor. Pero el balance va mucho más allá de esos desenlaces trágicos y agrega cada día decenas de episodios de violencia, por ejemplo rapiñas, pedreas y hasta copamientos. Esa situación de inseguridad sigue preocupando a taxistas, guardas y conductores de ómnibus.

En busca de respuestas, dirigentes de la Unión de trabajadores del Transporte (Unott) ensayan ahora un camino novedoso, sorprendente: reunirse con reclusos, con presos de varias cárceles para intercambiar ideas.

Ayer tuvo lugar el segundo de estos encuentros, que fue con presos alojados en el Comcar.

¿De qué conversaron? ¿Qué soluciones pueden salir de este tipo de intercambios? ¿Cuáles son las expectativas del sindicato en este tipo de reuniones?

El diálogo es con Eduardo Pereira, secretario general de la Unott. Antes de concentrarnos en la reunión de ayer, me gustaría que situara con algunos datos esta problemática de la violencia en el transporte. Yo recién mencionaba números de muertes (cuatro el año pasado y una en lo que va de éste). Pero ¿cuántas rapiñas por día hay en el sector?

EDUARDO PEREIRA: Hay un promedio de 20 rapiñas diarias, a veces un poco más, en todo el sector, en todo lo que se contabiliza como transporte (taxis y ómnibus). Es una cifra bastante alarmante y - en muchos casos- significa pérdida de valores personales, una sensación de inseguridad permanente y riesgo de vida siempre.

EC – Estos números no están en general en conocimiento de la gente, no se termina informando de cada uno de estos episodios. Sí, en cambio, la situación se vuelve de debate público cuando ocurren las muertes, los asesinatos que cada tanto se dan.

¿Todas esas muertes están aclaradas ya, o todavía faltan datos de algunas de ellas?

EP – No. Las últimas –salvo la del compañero de Cutcsa– no han sido aclaradas. Hay un par de asesinatos que no han sido aclarados todavía. Una de las cuestiones fundamentales que nos preocupa es ésta: tener una denuncia permanente, que estos temas no aparezcan sólo cuando hieren gravemente a un compañero o lo matan, sino tratar de tener una vigilancia y una denuncia permanentes de esta problemática, y fundamentalmente una preocupación.

EC - Cada vez que ocurre uno de estos hechos trágicos, en los medios de comunicación y a nivel político estalla la discusión sobre cuáles son las soluciones y se habla de mayores medidas de tipo policial, como incrementar los peajes de control o colocar más policías en los ómnibus. También se vuelve a hablar de la necesidad de instalar los sistemas de boleto electrónico que permitan eliminar el manejo de dinero en los ómnibus. Pero ustedes, por lo visto, además de esos dos ángulos, han elegido explorar otros, ¿no?

EP – Sí. Porque la vigilancia policial da resultado en general después de que suceden los hechos. Después la vigilancia va mermando y volvemos a la misma realidad. Pero además, somos conscientes de que estamos ante un problema de crisis social que no se resuelve solamente con mayor presencia policial. Hay un problema de descomposición, de ausencia fuerte de trabajo, de juventud excluida, en la calle, en manos de la droga en algún caso. Hay una situación un poco más compleja de lo que a veces puede parecer y sabemos que las medidas para solucionar este tema no van a surgir de un día para el otro. Presuponen un cambio de modelo en el país. Por lo tanto, no creemos en soluciones fáciles.

EC - Sin duda, la instalación de los sistemas de boleto electrónico ayudaría de manera importante, ¿no?

EP - Sí. Pero hay que decir las cosas como son: en ese tema nosotros tenemos una preocupación vinculada a los puestos de trabajo, a tratar de que no exista eliminación de puestos de trabajo. Pero estamos abiertos a discutir y no es por nosotros que esto no se ha discutido. Acá ha habido - y hay -otros actores. Nosotros estamos afines a participar en una discusión y reclamar determinadas garantías. En general, se nos atribuye la razón de que esto no haya avanzado y no es así.

EC – Bien. Pero me interesa concentrarnos en este camino nuevo, muy original por cierto, que tomó estado público en estas horas. Ayer representantes de la Unott –entre ellos usted mismo– se reunieron con 50 reclusos del Comcar. Y ésta no fue la primera reunión; fue la segunda.

EP - La segunda. Y el lunes que viene estaríamos yendo al Penal de Libertad también.

EC - ¿De quién fue la iniciativa? ¿Cómo apareció esta idea?

EP - La Comisión de Apoyo al Sistema Carcelario, que es una comisión honoraria que funciona en la órbita de la Junta Departamental de Montevideo, en la que participan el Ministerio del Interior, la Asociación de Defensores de Oficio, legisladores, la Iglesia, y a la que ha sido invitado a participar el propio PIT-CNT, nos extendió una invitación a participar para tratar de colaborar con esta problemática y fomentar este debate.

EC - Así que la iniciativa fue del grupo de apoyo del sistema penitenciario.

EP - Exactamente.

EC - Tendríamos que hablar con ellos para preguntarles cómo pergeñaron este mecanismo. ¿A ustedes cómo les cayó?, ¿No los sorprendió? ¿No los descolocó?

EP – No. Nosotros hemos participado en reuniones con los vecinos. Vamos a los barrios. Hemos estado en asamblea en los lugares conflictivos. Por ejemplo, (estuvimos) en el Borro, en el Cerro, en lugares donde ha habido situaciones complejas, por las cuales muchas veces los compañeros plantean no circular más.

EC – Claro. Pero acá implica ir a hablar directamente con los delincuentes.

EP – Sí. Fuimos directamente a hablar en un caso a los barrios y en este caso con quienes en algún momento habían cometido delitos. No nos parecía algo alejado de lo que ya venimos haciendo. Sí inédito, porque nunca se nos había ocurrido.

EC - ¿Hay que entender que los presos con los cuales ustedes dialogan actúan como representantes de los delincuentes que los atacan?

EP - No, no. Hay que entender que son personas que en algún momento cometieron delitos, que conocen las lógicas con las que se funciona en esa órbita, que van a estar en libertad en el futuro, van a volver a convivir en nuestra sociedad y por lo tanto, en este tema son actores a escuchar.

EC - ¿Los reclusos que concurren a estas reuniones son elegidos con algún criterio?

EP - No, no, son de varios módulos.

EC - ¿Van voluntariamente?

EP – Sí. Voluntariamente.

EC - Cuéntenos cómo fue el comienzo mismo de la reunión. ¿Cómo describe el ambiente del momento en el que se encuentran cara a cara con esta otra gente?

EP - En realidad ellos no manifiestan ningún vínculo con los hechos. Pero hay allí un cierto desamparo y una zona de agresión a los derechos humanos. Por lo tanto, una llegada de alguien externo, que se acerca con preocupación y con voluntad de intercambio, apareció bien. Por lo menos ésa fue nuestra impresión.

EC - ¿Fue fácil romper el hielo? ¿Hubo apertura del otro lado para dialogar?

EP - Sí, hubo apertura. El tema fue colocado rápidamente en discusión y ellos aportaron sus puntos de vista en general, remarcando que no tenían ninguna vinculación y que este tipo de delitos funciona en forma organizada. Por lo tanto, eran conversaciones absolutamente informales, que solamente podían apuntar a esclarecernos y a que sacáramos las conclusiones que cada uno entendiera.

EC - Por lo que comentaron a la producción de En Perspectiva algunos participantes del encuentro, hubo dos grandes temas, por lo menos en la reunión de ayer: uno fue el apoyo que los sindicatos pueden otorgar a los reclusos en su rehabilitación; ¿cómo es esto?

EP - La Comisión de Apoyo al Sistema Carcelario está preocupada por que haya efectivamente un sistema carcelario que se aboque a la rehabilitación de los reclusos, para que aquellos que cometan un delito tengan la oportunidad de pagar su pena y rehabilitarse para la sociedad.
Es una política que hoy no existe. Hoy existe una política carcelaria que está muy lejos de apuntar a cualquier tipo de rehabilitación. Por el contrario, diríamos que quienes pasan por las cárceles salen en peores condiciones que cuando ingresaron, desde el punto de vista general.

EC - Ese tema está en el centro del debate en estos días. Ayer lo conversábamos con el ministro del Interior y hace pocos días con el director de Cárceles. Hay un diagnóstico bastante compartido en ese sentido.

EP - Exacto. Una problemática que surgió en forma permanente fue el tema del trabajo. Si alguien sale y no puede conseguir trabajo, además se lo incluye en un clearing que le imposibilita que lo tomen y si pasó algunos años en la cárcel su oficio o su forma de trabajar quizás hayan cambiado, parece una cuestión importante el tema de la capacitación profesional para acercar oficios que estén vigentes en la actualidad a los reclusos, el apoyo a emprendimientos productivos concretos, ideas que pudieran surgir para cuando estén en libertad de trabajo, y apoyo a emprendimientos productivos dentro de la cárcel.

EC - ¿Qué pueden aportar el PIT-CNT o el sindicato del transporte en este sentido?

EP - El PIT-CNT participa en la Junta Nacional de Empleo y puede acercarle proyectos de capacitación profesional para que los ponga en práctica, los contrate y los lleve a dictar en las cárceles del departamento.

EC - Deduzco que esto hasta ahora no se ha hecho.

EP - No se ha hecho. Más allá de que hay dos experiencias que conozco particularmente, una en la cárcel de Soriano y otra en la Cárcel de Mujeres, donde ha habido cursos de capacitación para presos y presas. Fue una experiencia interesante que dejó saldos positivos en las dos oportunidades. Esto sería la contrapartida, el planteo que podríamos estar apoyando en el marco de la Comisión de Apoyo.

EC - Por otro lado, también estuvo presente, como no podía ser de otra manera, lo que a ustedes más los inquieta, la violencia en el transporte. ¿Con qué idea fue la Unott a tratar este tema con los presos?

EP - La Unott fue con la idea de mantener una actitud de tratamiento permanente del tema. Fuimos sin ninguna perspectiva de que se pudiera solucionar desde allí. Porque no sería justo plantearlo en esos términos.

EC - O sea, ustedes no iban a decirles "muchachos, pídanle a sus conocidos o compañeros que están en libertad que aflojen con la violencia en el transporte", no era ése el mensaje.

EP – No. No fue en ese parámetro que decidimos participar allí. Fuimos con una actitud de mantener el tema en el debate, de generar el debate también en esa esfera de la sociedad, de manifestarnos comprensivos de una realidad grave como la que ellos están viviendo y reclamando que se comprenda, se difunda y se ayude a que se debata el tema de la violencia en el transporte y de que quienes están en los ómnibus son trabajadores y es medio bravo correr riesgo de vida. Ése fue el espíritu, pero más que nada tratar de tener un tratamiento permanente del tema, ya que, como decías, aparece cuando hay agresiones, muertes. No sabíamos si este camino conducía a algún lado, pero quisimos recorrerlo igual.

EC - Y cuando trataron esto específicamente, ¿qué comentarios surgieron?

EP - Surgen comentarios de todo tipo: preservar la vida. El valor fundamental es el de la vida. Es una conclusión que ellos trasladan y que nosotros fomentamos permanentemente.

EC - ¿Qué quiere decir eso?

EP - No resistirse. Se viene en busca de valores y no debiéramos nunca poner en riesgo nuestra vida.

EC - ¿Qué quiere decir? ¿Los presos les hicieron notar a ustedes que veían en algunos guardas, conductores o taxistas actitudes de resistencia que terminaban siendo un error fatal?

EP - Sí, sí, que había resistencia en algunos casos y que eso no debía suceder. Si alguien se resiste, corre riesgo de vida, hasta por el estado en el que está quien va a delinquir, como que no debía haber resistencia y había que entregar los valores. Es una cuestión que nosotros remarcamos casi permanentemente: tener cuidado en ese sentido; más allá de que son situaciones violentas. Uno a veces no sabe cómo reaccionar frente a un arma que lo está apuntando e instintivamente trata de que lo dejen de apuntar.

EC - Suena un poco obvio esto. Pero de todos modos hemos visto casos en los que - lamentablemente - el trabajador del transporte intentó resistir y terminó produciéndose su muerte.

EP - Sí. Hay que ver que a veces no solamente nos hurtan, nos roban el dinero de la recaudación (que en definitiva es de las empresas) sino que nos roban anillos, relojes, pertenencias personales, que es otra cosa. Porque a veces el valor no es tanto monetario sino sentimental, son valores afectivos que a nadie le gusta perder.

EC - En esta reunión con los presos, ¿ellos aportaron elementos nuevos para entender el comportamiento del delincuente que intenta robar en un ómnibus o un taxi? Por ejemplo, ¿cómo estuvo presente la droga?, ¿de qué manera se detuvieron en el factor droga y cómo juega en estos casos?

EP - En primer lugar, el planteo de que en general hay una pérdida de valores, que allí está jugando fuertemente todo el tema de la droga...

EC - ¿Hay una pérdida de valores de los delincuentes?

EP - Sí, sí. En algún momento manifestaron que a un ladrón en otras épocas nunca se le hubiera ocurrido robar a otro trabajador, o ir a robarle un televisor blanco y negro a un vecino. Hoy roban a un vecino, a un trabajador. Como que hay cambios en los comportamientos que obedecen a un tema clave. Y los que suben están jugados y por lo tanto tampoco les importa matar a alguien.

EC - Incluso matar por 300 pesos.

EP - Sí, sí.

EC - Claro, hubo una época en que el transporte colectivo, el ómnibus, no era el destinatario de las rapiñas, en todo caso se buscaba acciones delictivas que reportaran más dinero o bienes más valiosos. Ese cambio, entre otras cosas, se debe al tema de la pasta base, por ejemplo. Para un consumidor ya desbordado, conseguir 200 pesos puede ser la solución ese día. ¿Estamos hablando de eso?

EP – Sí. Fue un tema recurrente el daño que está ocasionando este tipo de droga. Muchas veces suben a buscar esos 200 pesos y el ómnibus aparece como un dinero accesible y cercano en todos lados. Eso por un lado: el tema de la droga, la pérdida de valores, el tema fundamental de la falta de trabajo y posibilidades. Se encontraba entre nosotros mucha gente joven y la manifestación de algunos más veteranos era que había muchos que nacieron sin posibilidad ninguna. Antes de nacer ya no tenían posibilidades, eran la segunda o tercera generación de excluidos y eso también explica mucho los comportamientos y lo jugados que están algunos delincuentes cuando suben a robar.

EC - ¿Hay que entender que esto que ocurrió ayer (y la semana pasada en la primera reunión y que va a continuar ocurriendo en el Penal de Libertad la semana que viene) es algo así como una negociación? ¿Ustedes ofrecen los buenos oficios del PIT-CNT para obtener cursos de capacitación o rehabilitación de los presos a cambio de una especie de compromiso o un mensaje que pueda salir desde las cárceles a los que están en libertad de que la violencia en el transporte por lo menos se encauce de otra manera?

EP - No, no. No fue en esos términos. No es así. El PIT-CNT está participando en esta comisión porque cree realmente que hay problemas con los derechos humanos en las cárceles, es por eso que se está discutiendo todo el tema de la capacitación profesional, medidas y apoyos concretos. O sea, sólo con la propia participación y denuncia de la realidad que se vive allí, porque - de última-  la mayoría de ellos fueron en algún momento trabajadores o van a ser trabajadores en el futuro. Lo otro es mantener un debate y un tratamiento de una problemática en la cual muchos de los allí presentes habían sido participantes.

EC - La negociación podía haber sido en todo caso esta otra: nosotros –por ustedes– mostramos sensibilidad ante los problemas que ustedes tienen en las cárceles, sobre todo los problemas que enfrentan cuando salen, pero nos gustaría que ustedes mostraran sensibilidad ante la tarea que nosotros desarrollamos y cómo la afecta este problema de la delincuencia y la inseguridad. ¿Es algo de eso?, ¿en esos términos sí? ¿un intercambio de sensibilidades?

EP – No, no sé si intercambio. Pero sí señales de recuperar ciertos códigos que algunos de ellos nombraban, que en otras épocas nadie iba a robar a un trabajador, y mucho menos a agredirlo. Yo estaba poniendo un ejemplo, con el tema de las pedreas y las rapiñas permanentes que se daban en algunas arterias del departamento fuimos a los barrios, hablamos casi cara a cara con los directamente involucrados y en esos casos obtuvimos una buena respuesta. No digo que esto sea lo mismo.   Pero no lo queríamos dejar de hacer porque lo que está en juego es muy preciado para nosotros: es la vida de los compañeros. Si había alguna pizca de posibilidad de que esto ayudara en algo valía la pena. Y creemos que valió la pena.

EC - Tengo entendido que hubo algún planteo concreto de algunos reclusos de que cuando un recluso salga en libertad anticipada y tenga que hacer trabajos comunitarios se ocupe de cuidar los ómnibus para que no los roben. ¿Algo de eso se llegó a hablar?

EP - No, no. No recuerdo, no. Sí de trabajos comunitarios porque obviamente ellos salen sin ninguna posibilidad y seguramente en su mayoría serán beneficiarios del Plan de Emergencia, porque realmente es gente que atraviesa una situación muy difícil personal y familiarmente.

EC - ¿Pero ése podría ser un instrumento, que un ex preso oficiara de custodia en ómnibus teniendo en cuenta que puede conocer a quienes puedan tener interés en ir a robar ese ómnibus?

EP - No, no. Lo descartamos.

EC - No es eso lo que se está buscando.

EP - No, para nada.

Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: María Eugenia Martínez