Carriquiry: el Papa sigue en las cuestiones fundamentales
El Vía Crucis de este Viernes Santo está marcado por la ausencia del Papa. Enfermo, Juan Pablo II sigue por televisión las actividades de Semana Santa. Pero según sus allegados, gobierna la Iglesia en los temas trascendentes. "Sigue lúcidamente las cuestiones fundamentales", aseguró el uruguayo Guzmán Carriquiry, subsecretario del Consejo Pontificio para los Laicos.
Emitida a las 9.09
EMILIANO COTELO: Tradicionalmente, los jueves y viernes santos, filas y más filas de fieles se agolpaban en Roma para ver al Papa Juan Pablo II. Este año, debido a su débil estado de salud, que obligó incluso a practicarle una traqueotomía hace un mes, Karol Wojtila restringió al máximo sus apariciones públicas.
El miércoles bendijo a los fieles desde una ventana. Ayer no presidió la misa crismal y hoy tampoco participa del Vía Crucis en el Coliseo Romano. Se ha anunciado que lo seguirá por televisión.
De esta Semana Santa sin el Papa, de cómo se vive esta instancia en Italia y en el Vaticano vamos a ocuparnos en contacto con Roma, para dialogar con el doctor Guzmán Carriquiry, uruguayo, subsecretario del Consejo Pontificio para los Laicos.
Ya hemos conversado con usted en otras oportunidades, pero sería bueno recordar que usted se desempeña en la Santa Sede desde 1971, hace ya 34 años.
GUZMÁN CARRIQUIRY: Es verdad, hace más de 30 años que estoy trabajando en la Santa Sede.
EC - Recordemos en qué consiste su tarea, cuál es la función del Consejo Pontificio para los Laicos, del que usted es subsecretario.
GC - El Consejo Pontificio para los Laicos es uno de los ministerios al servicio del gobierno universal del Papa en la Iglesia Católica. Están la Congregación de la Doctrina de la Fe, la Congregación para los Obispos, para el Clero, para los Institutos de Vida Consagrada, y muchos otros ministerios.
En uno de ellos, Consejo Pontificio para los Laicos, se sigue, se atiende, se promueve todo lo que es la participación de los laicos. Es decir por decirlo de una forma descriptiva inmediata de aquellos que siendo bautizados, no son clérigos ni religiosos en la vida de la Iglesia. En este dicasterio soy subsecretario; que es un cargo de confianza, de designación directa del Santo Padre.
EC - Usted trabaja muy cerca del Papa.
GC - Trabajo cerca del Santo Padre, ciertamente. Trabajo a su servicio. Él me ha nombrado personalmente para el cargo en el que me desempeño actualmente.
EC - Vamos a lo que quería preguntarle específicamente en esta charla. Lo primero es cómo se está viviendo en Italia, específicamente en Roma, donde usted se encuentra, esta Semana Santa sin el Papa, por primera vez en sus 26 años de pontificado.
GC Exactamente. Es la primera vez que el Santo Padre no preside todos los oficios de la Semana Santa. Porque ciertamente no estará presente hoy, ni en la misa pascual mañana, ni en la bendición "urbi et orbe" el domingo. Es la primera vez en su largo pontificado. Esto se vive con un mixto de aprehensión, ansiedad...Pero también con una intensidad, una densidad singular de Semana Santa. Es decir, como con un llamamiento a sostener y acompañar especialmente al Santo Padre con la oración de los fieles en esta Semana Santa.
EC - Esta circunstancia especial, ¿ha aumentado o disminuido la presencia de fieles en Roma?
GC - Hay una multitud de fieles, romanos, italianos, peregrinos de muy diversos países. Hay una multitud actualmente en Roma. Así que no pienso que haya disminución de los fieles. Por otra parte, los fieles están tratando de manifestar de las más diversas formas su cercanía a la persona del Papa. En estos momentos de prueba, de sufrimiento, de agravamiento de la salud del Santo Padre se lo ve ciertamente muy disminuido de algún modo la gente percibe que está asociado a la cruz de Cristo. A uno le vienen las referencias del apóstol Pablo cuando dice "completo en mi cuerpo los sufrimientos de la pasión de Cristo". Esta asociación se intuye a veces muy lúcidamente y eso suscita no sólo una adhesión, una conmoción afectiva, sino una adhesión efectiva a través de la oración. Es muy impresionante pensar que en todas las latitudes, en todos los pueblos, en todas las naciones, esa compañía misteriosa pero muy real, muy efectiva, se está dando a través de la comunión de los católicos.
EC - Este punto es bien interesante porque para muchos observadores, quizás ajenos a la Iglesia, sobre todo para quienes no integran la Iglesia Católica, resulta chocante que el Papa Juan Pablo II no renuncie, pese al deterioro tan fuerte que ha tenido su salud. Sin embargo, el Papa está muy firme en su decisión. Ha dicho que aguantará en sus tareas, en sus responsabilidades, hasta el final. ¿Por qué? ¿Cuál es el motivo de fondo?
GC - De alguna manera, hay que pensar que la Iglesia no se mueve meramente por cálculos y medidas humanas, sino que está en su razón de ser confiarse a la providencia de Dios, que opera para nuestro bien. Opera muchas veces en forma zigzagueante, pero escribe derecho con líneas torcidas. Entonces, no se trata simplemente de asimilar la marcha de la Iglesia, la marcha de un pontificado según los cálculos políticos, que son propios de la conducción de un Estado. En ese sentido, nos atenemos a lo que el Santo Padre ha ido declarando en su largo tiempo de enfermedad, de prueba...Porque hace unos cuantos años que el Santo Padre ha vivido en forma estacionaria, con recuperaciones periódicas, ha vivido un tiempo ciertamente de enfermedad. Si nos atenemos a cuanto ha dicho, tenemos que repetir lo que ha afirmado en diversas oportunidades: que tiene que cumplir su misión hasta cuando la Providencia lo decida.
En línea teórica, en línea hipotética, la renuncia está prevista en la disciplina jurídica de la Iglesia.
EC - La renuncia es una posibilidad...
GC - Y sabemos que el secretario de Estado del Santo Padre habló de ello hace poco más de un mes. Y digo en línea hipotética porque no creo que actualmente el problema se plantee concretamente.
EC - ¿Cómo se observa en el Vaticano ese camino que ha decidido seguir este Papa?
GC - De alguna manera, el Papa ha ido madurando durante años, en la oración, en el ejercicio de su Ministerio, que tiene que entregar su vida hasta la última gota de sangre, hasta el último esfuerzo posible para la misión que le ha sido encomendada. Y que esto está en las manos de la Providencia de Dios y no en sus cálculos o sus medidas.
EC - En estas condiciones y ante esa determinación tan firme de Juan Pablo II, ¿cómo cambia el gobierno de la Iglesia Católica? El diario italiano La Reppublica decía esta semana que se están manejando formas alternativas para que el Papa continúe al frente de la Iglesia, como por ejemplo crear un "Consejo de Ministros" de la Iglesia u otorgar mayor poder a órganos colegiados. ¿Cómo se va a manejar esto desde el punto de vista práctico?
GC - Hay que decir que no obstante su enfermedad, su sufrimiento, la disminución de su estado de salud, primero de todo el Papa sigue presente. Sigue siendo consultado en las cuestiones fundamentales de toma de decisiones de la Iglesia. En segundo lugar, funciona en modo extraordinario la administración ordinaria de la Santa Sede. El Papa cuenta con la Secretaría de Estado, que es su secretaría, con todos sus colaboradores de siempre, de alguna manera los colaboradores más cercanos, que en este momento asumen una responsabilidad de especial delicadeza, de colaboración con el Papa.
EC - ¿A quiénes destaca en particular en esa tarea?
GC - No es que estén previstos organismos nuevos o estructuras nuevas para este momento, sino simplemente que los colaboradores inmediatos del Papa tienen que estar muy cerca de él y seguir paso a paso, inmediatamente, con un plus de responsabilidad en esa tarea de gobierno de la Iglesia universal.
EC - Entre los colaboradores más cercanos que han ido asumiendo este tipo de decisiones...
GC - Entre los colaboradores más cercanos está el cardenal secretario de Estado, Angelo Sodano, está el sustituto de la Secretaría de Estado, su excelencia monseñor Leonardo Sangri, un obispo argentino, están los inmediatos colaboradores del secretario de Estado y el sustituto, está su eminencia el cardenal Battista Re, prefecto de la Congregación para los Obispos (porque mientras tanto hay que seguir designando obispos). Está el cardenal Joseph Ratzinger, que es el prefecto de la Congregación de la Doctrina de la Fe, que va a presidir mañana la misa pascual. Por supuesto, el Papa cuenta con la ayuda y la asistencia inmediata de su secretario privado, don Stanislao Dziwisz. Estoy hablando de las personas que asumen el máximo nivel de responsabilidad, que cuentan con sus propios colaboradores. Es, en general, toda la curia romana la que vive con aprehensión y - al mismo tiempo- asumiendo una responsabilidad de especial delicadeza. Efectivamente, esto implica concentrarse en lo esencial. Porque lo fundamental es referir el gobierno siempre a la figura del Santo Padre. Y el Santo Padre, disminuido físicamente, sigue lúcidamente las cuestiones fundamentales que se le plantean.
EC - ¿Qué ocurre si finalmente el Papa no puede continuar ejerciendo sus funciones?
GC - Es una hipótesis. Resulta difícil responder. Por otra parte, no me compete responder. El Papa en este momento sigue ejerciendo sus funciones con sus colaboradores. La Providencia dirá.
EC - ¿Se discute, se comenta a propósito de la sucesión del Papa?
GC - No me gusta hablar de la sucesión del Papa cuando el actual Papa vive y ejerce su ministerio. No me gusta porque no me parece muy digno. Siempre tengo aquella imagen bíblica de los hijos que se distribuían los platos de lenteja cuando el padre estaba en situación de particular fallecimiento. Por eso me parece que hay que ser discretos en ese sentido. Por otra parte, es lógico, es humano que en estas condiciones y -fundamentalmente a través de la prensa- en la información mundial, el tema se plantee, a veces en los diarios abundantemente, a veces se usa y se abusa. Del tema se ha hablado desde hace más de 10 años, cuando el Papa empezó a manifestar los primeros signos de enfermedad, y han aparecido listas de papables. El secretario del Papa alguna vez decía jocosamente que el Papa había ido presidiendo los funerales de muchísimos de los que estaban en estas listas de papables. Así que dejemos ese asunto para los cardenales que se van a reunir en la en la casa Santa Marta y después en la Capilla Sixtina (que van a estar asistidos por el Espíritu Santo, según la fe de la Iglesia) para lo que va a ser una decisión de capital importancia para el futuro de la Iglesia y de la humanidad.
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EC - Para finalizar, quería volver al hoy, a este Viernes Santo en Roma. Ya es mediodía allí; ¿cómo está el tiempo?
GC - Es una linda primavera romana. Un poquito inestable, pero después de los fríos helados que tuvimos en este largo invierno, ahora se está más confortablemente, por más que anuncien chubascos para Pascuas.
EC - ¿Y usted, en particular, cómo está participando en los ritos de este día?
GC - Ciertamente en los ritos de Semana Santa, en la Basílica de San Pedro, hoy es tiempo de adoración de la cruz. Repito, de alguna manera a uno le viene natural la asociación entre la cruz de Cristo y todas las cruces que ha ido cargando en 26 años de su vida este pontificado, cruces de sufrimiento físico, pero también cruces de sufrimiento moral, cruces de responsabilidad. Ser Papa es cargar sobre las propias espaldas pesos impresionantes. No sólo la vida de la Iglesia, sino las tristezas, las angustias, las esperanzas de los hombres. Esto ha sido un desgaste impresionante. En todo caso, cuando uno piensa al Papa tan disminuido, también le viene a la memoria lo del apóstol Pablo cuando dice: "en mi debilidad se testimonia tu potencia", la potencia de Dios que se manifiesta en la fragilidad de cada uno.
EC - ¿Usted va a participar en el Vía Crucis hoy?
GC - Voy a participar en el Vía Crucis, ciertamente. Porque es un gesto enormemente significativo. Fundamentalmente, en la misa de mañana a medianoche, la misa pascual, que va a ser presidida por una grandísima figura entre los colaboradores del Papa, que es su eminencia el cardenal Joseph Ratzinger. Y estaremos el domingo de mañana en la Plaza de San Pedro, donde se da la bendición "urbi et orbe". Es una forma de estar cerca del Papa, porque él estará siguiendo desde sus habitaciones privadas todos los oficios de Semana Santa. Su ausencia es, de todas maneras, una presencia viva, una presencia que se siente, una presencia real en la comunión de todos los católicos.
Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: María Eugenia Martínez