¿Ensañamiento con los hermanos Peirano?
(Mensaje enviado el 30 de marzo)
Estimado Sr. Cotelo:
Escuchando hoy de mañana la tertulia, y las distintas afirmaciones de los allí presentes he quedado con la convicción de que existe, en el Insp. Navas y en sus superiores (léase Ministro del Interior y Presidente de la República) un especial interés en tratar mal a los hermanos Peirano Basso.
Ante todo debo aclarar que no soy perjudicado por el Banco de Montevideo o el Trade Commerce Bank de triste memoria, pero no lo soy, porque, entre otras cosas, siempre pensé que cuando depositaba mis ahorros en un banco debía considerar, cuanto riesgo estaba involucrado en el ofrecimiento de intereses que se me hacía, y además, siempre leí la letra chica para estar seguro de donde depositaba el dinero. Eso me salvó, porque dos meses antes de la debacle se me ofreció colocar el dinero en las Islas Cayman, y, viendo que la rentabilidad ofrecida era muy grande en relación al mercado, pensé que el riesgo no valía la renta a obtener.
Además no conozco ni tengo relación alguna con la familia Peirano.
Aclarado esto, según entiendo, hasta que no haya pronunciamiento judicial, los hermanos Peirano Basso están procesados y sobre sus personas, en esta sociedad civilizada y democrática en la que presumiblemente vivimos, rige el principio de que se es inocente hasta que se pruebe lo contrario. Y no es el Presidente de la República, ni el Ministro del Interior, ni el Inspector Navas, ni la prensa, ni la Esc. Barbani, ni los ahorristas perjudicados los encargados del proceso. Para eso está el Poder Judicial, independiente y presumiblemente ajeno a presiones indebidas.
No obstante lo anterior, es evidente que para el Presidente, el Ministro del Interior, el Inspector Navas y las masas, azuzadas por la Esc. Barbani, ellos son culpables. Y por ello, deben endurecerse las condiciones de reclusión, debe sancionárseles por haber enviado a sus familiares las páginas de un diario que incluía un plano del lugar donde están presos, debe trasladárseles esposados y, dicen que engrillados (no lo puedo asegurar), a declarar a un Juzgado Civil. Y además, difundir el hecho para alertar a la prensa, y así azuzar un poco más a los ahorristas. En la época del lejano oeste, esto no hubiera sido necesario: hubiera correspondido, lisa y llanamente, un linchamiento.
Ahora bien, Pablo Gonçalvez, entiendo, ya fue juzgado y encontrado culpable de tres asesinatos deleznables: de él no hay por qué preocuparse ya que, según dijeron los contertulios, sigue en la Cárcel Central. Este hecho, ¿no le causa escozor al Presidente, al Ministro del Interior, al Inspector Navas, a algunos de los contertulios de hoy de mañana? ¿O será que las muertas residían en Carrasco y no en otras zonas de Montevideo?
El comienzo de esta administración, al decir del Vicepresidente, ha demostrado algunas impericias. A mi criterio, algunas de ésas y este escarnio público de ayer, es más que impericia: es una demostración de un espíritu no democrático, populista, dirigido a "la tribuna". OJALÁ ME EQUIVOQUE, porque de lo contrario nos esperan tiempos muy amargos.
Julio A. Esposto