"Un barrio sitiado". "Los vecinos viven con angustia y miedo". Titulares como estos se pudieron leer en varios medios de comunicación en las últimas semanas acerca de la situación que vive el barrio Casavalle.

El 14 de marzo un niño estaba en la puerta de la escuela de la zona. Recibió un disparo en el cuello que no era para él. A partir de allí, la Policía desató una serie de allanamientos y una virtual ocupación, situación a la que el barrio, por otra parte, se viene acostumbrando.

Como trasfondo, una guerra entre dos bandas que mantiene de rehenes a los vecinos.

¿Cómo es ser la "representante del Estado" en una zona que, en cierto sentido, el propio Estado parece haber abandonado?

Lo conversamos este lunes en la Zona Central de Rompkbzas con Sandra Nedov, alcaldesa del Municipio D.

"Tenemos clara la situación, que no es nueva", dijo. "Hay una situación de derechos vulnerados en una zona que tiene problemas estructurales de larga data".

De todas, formas, señaló, se observa una violencia que "pega" diferente. Marcó que, a mediados del año pasado, hubo un quiebre en el prolongado enfrentamiento entre dos familias vinculadas al narcotráfico que afecta al barrio.

Sin ir más lejos, recordó, el espacio donde hoy está construida la Plaza de Convivencia de Casavalle, era el lugar en el que esas familias se enfrentaban.

En infraestructura se ha mejorado y mucho, dijo. De todas formas, marcó que se debería ir "un poco más allá" en las políticas públicas que se han venido desarrollando en los últimos años.

"Debemos ponernos en el lugar de los que viven allí y preguntarnos qué perspectiva tienen los niños que crecen en esas familias que están enfrentadas", afirmó. "Si pensamos en excluir y que se maten entre ellos….. ", reflexionó.

Nedov apuntó algunas falencias de la zona. Por ejemplo, un centro de segundo ciclo de educación secundaria. Una necesidad que ha sido marcada constantemente por los vecinos.

"Yo puedo pensar que sé lo que piensa la gente que vive en Casavalle, pero en realidad no lo sé", admitió la alcaldesa, que vive en un barrio vecino.

La alcaldesa, que dijo no tener ningún tipo de vínculo institucional con los integrantes de estas bandas, señaló que en un principio la población del barrio se quejaba de la Policía hostigaba, aspecto que se fue solucionado.

"Hoy, la gente nos dice que se siente más tranquila que la Policía esté. Hubo un cambio en cómo se vinculan", afirmó.

De todas formas, dijo que le gustaría pensar en el día en que no sea necesaria la presencia de las fuerzas de seguridad en las calles del barrio.