Así lo detalló  el curador de la muestra, Gerardo Silva Campanella, quien la define como "diversa", ya que está compuesta de elementos de "fotografía, vídeo, instalación, pintura e incluso también obras que se desarrollan en internet" hechas por un total de diez artistas, ocho españoles y dos uruguayos, los últimos invitados para esta ocasión.

La exposición adopta el nombre de Henry David Thoreau, filósofo estadounidense del siglo XIX que fue uno de los primeros en emplear el término de 'desobediencia civil', un concepto que se mantiene muy presente en el discurso de Silva Campanella.

"En esta exposición el concepto de desobediencia es amplio, la desobediencia civil es lo que hay tras esta exposición, es un concepto que existe desde el principio de la historia política (...) y pone en cuestión el status quo de temas actuales", detalló.

Luego de su estreno en Madrid en septiembre de 2016 y tras un periplo por América Latina que incluyó ciudades como Tegucigalpa, Asunción y Santo Domingo, la muestra llegó el pasado 5 de julio al Centro Cultural de España de la capital uruguaya, dónde se quedará por poco más de dos meses.

En ese sentido, Silva Campanella espera que Montevideo repita las experiencias vividas en estos lugares donde "la acogida fue buena".

"El contexto artístico y cultural es distinto en estos países, pero en todos ellos he encontrado interés por parte de las personas, (...) En ocasiones hemos hecho actividades paralelas, como unos talleres de cine desobediente", subrayó.

Además de gustar, este compendio de obras artísticas pretende enseñar las "problemáticas sociales y la forma de trabajar en España".

A pesar de que la gran parte de la obra está centrada en el país europeo, el público uruguayo podrá encontrar temas que le resulten cercanos y familiares.

"Son temáticas internacionales, forman parte de un contexto global, tanto la preocupación por la especulación inmobiliaria, la gentrificación, (...) como la preocupación por la identidad (...) es algo que preocupa por igual tanto en Uruguay como en España", relató.

Además, espera que la reacción del público en Uruguay sea positiva, un país donde, según sus palabras "la desobediencia y las reivindicaciones están muy vivas y en constante desarrollo".

Entre las obras expuestas, una de las que destaca el curador español es 'Enterrados', de Abel Arcona, que tiene como temática la memoria histórica, un tema muy recurrente en toda la muestra.

"España ya sabemos que es el segundo país del mundo, después de Camboya, con personas enterradas en cunetas y la ley de memoria histórica que hicimos nunca fue dotada de fondos por lo tanto las familias siguen estando desasistidas", ejemplificó.

Desde su punto de vista, Uruguay va "por un camino adecuado" en materia, y considera "necesario que se conserve la memoria para construir la historia del país".

Y es que a este artista, la memoria histórica le "toca muy de cerca", ya que sus padres, de origen uruguayo, fueron exiliados en España durante la dictadura cívico-militar vivida en el país austral (1973-1985).

Por eso, no esconde en ningún momento sus opiniones políticas, un concepto que va directamente ligado a su forma de entender el arte.

"Yo creo que tanto el arte como la cultura tienen un gran poder de transformación social, es un canal de expresión que es capaz de remover conciencias, de hacer reflexionar, de hacer pensar", sostuvo.

En gran parte, la idea de esta exposición "surge del movimiento conocido como 15M", que se inició en marzo de 2011 cuando miles de personas en España tomaron las plazas públicas como protesta a la crisis económica que azotaba al país.

Una de las obras, elaborada por el artista Marco Godoy, "alude directamente al 15M", y consta de un vídeo en el que muestra "un coro que surgió durante las protestas (...) y que cantaba partituras reivindicativas en las manifestaciones".

Tras cerrar su paso por la capital más austral de América el próximo 15 de septiembre, 'Esperando a Thoreau' volverá a Madrid para poner fin a su itinerancia.