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Hun Sen hacia la cuarta década de mandato en Camboya con muchos "me gusta"

Hun Sen hacia la cuarta década de mandato en Camboya con muchos "me gusta"

El primer ministro de Camboya, Hun Sen, alargará cinco años más su mandato en unas elecciones en las que sin la ilegalizada oposición busca el apoyo popular para reforzar su legitimidad en el poder que ostenta desde 1985.

La popularidad y la adhesión a su figura son una de las obsesiones del mandatario, entre los cinco con más tiempo en el cargo en el mundo, que vio de cerca la derrota en los comicios de 2013.

Sus cualidades como orador y la capacidad de crear empatía con amplias capas de la población, sobre todo en zonas rurales, apenas lograron hace cinco años contener la ola de descontento con la corrupción y falta de oportunidades de la numerosa joven población urbana.

Tampoco le sirvieron la pacificación del país y el progreso económico, éxitos que el mandatario reivindica para su gestión, ni la manipulación de las instituciones o el control de la mayoría de medios de comunicación.

Hun Sen, quien cumplirá 66 años el 5 de agosto, y el gobernante Partido del Pueblo de Camboya (PPC) descubrieron entonces un boquete a su control del país en Facebook, el medio que alimentó de información a millones de jóvenes que dieron su voto a la oposición a grito de "¡cambio!".

La respuesta del mandatario una vez reelegido fue abrir su propia cuenta de Facebook en la que comenzó a difundir no solo su actividad política sino también aspectos de su vida privada, incluidas fotos en la cama con pijama y rodeado de nietos.

La página cuenta hoy con más de 10 millones de seguidores, pese a las acusaciones de compra de "me gusta" en India y otros países por parte del exiliado líder opositor, Sam Rainsy, lo que le costó una demanda del dirigente.

Más allá de las redes sociales, Hun Sen ha cultivado su imagen como garante de la prosperidad del país, dando su nombre a centenares de escuelas y puentes, hasta el punto de que sus críticos le acusan de intentar crear un culto a la personalidad.

"Samdech Akka Moha Sena Padei Techo", algo así como "Señor Supremo Gran Comandante de Gloriosas Tropas", son los títulos que preceden a su nombre y que una directiva gubernamental en 2016 ordenó a la prensa incluir siempre que se nombrara al mandatario.

En los últimos años se ha popularizado la figura de Sdech Kan, un comandante de origen humilde que en el siglo XVI derrocó y sustituyó a un rey injusto antes de propiciar la prosperidad del reino, según la leyenda que el propio Hun Sen difunde en sus largos discursos.

Los paralelismos con la biografía del primer ministro son tan fáciles de trazar como la similitud entre el rostro del mandatario y el de las estatuas del legendario personaje que han aparecido en varios puntos del país pagadas por personajes influyentes.

Nacido en 1952, a los 18 años abandonó los estudios en un templo budista e ingresó en las filas del Jemer Rojo de Pol Pot tras la llamada del rey Norodom Sihanuk, recién depuesto en un golpe liderado por el general Lon Nol.

Perdió el ojo izquierdo el día antes de la caída de Phnom Penh en 1975 y poco después recibió un puesto como comandante de batallón en la zona este del país.

En 1977, Hun Sen y miembros de su batallón huyeron de la purgas internas hacia Vietnam, donde un año más tarde se unió al Frente Camboyano Unido para la Salvación Nacional que, con el apoyo del ejército vietnamita, derrocó al Jemer Rojo el 7 de enero de 1979.

"La narrativa de Sdech Kan pone a Hun Sen como legítimo líder de la nación", asegura la profesora de la Universidad de Lund (Suecia), Astrid Norén-Nilsson, en un estudio sobre Kan.

Su largo mandato comenzó el 14 de enero de 1985 cuando con 33 años se puso al frente del gobierno del comunista provietnamita Partido Revolucionario del Pueblo de Kampuchea, la simiente del PPC.

Apasionado del golf -antes de saltar a Facebook su página web oficial incluía una relación de estadísticas, campos en los que ha jugado y sus palos preferidos- Hun Sen se ha consolidado como hombre fuerte de Camboya a base de autoritarismo, clientelismo y astucia política.

Una vez en el poder pacificó gran parte del país, consiguió que Vietnam replegase su ejército de Camboya y apostó por las negociaciones de paz que auspiciaba la ONU y que dieron como fruto los acuerdos de paz de París, en 1991.

Perdió por poca diferencia las primeras elecciones democráticas en 1993 ante el príncipe Norodom Ranaridh, candidato del monárquico Funcinpec, pero esgrimió su control del Ejército y el Estado para forzar una coalición con la jefatura de gobierno compartida.

Hun Sen rompió la asociación de forma violenta en 1997, un año antes de volver a convocar de nuevo elecciones que ganó al igual que las tres convocatorias siguientes.

Con la reelección garantizada y a falta de vestirla de la legitimidad que ansia, el reto que le queda a Hun Sen es gestionar su sucesión y garantizar que el cargo queda en manos de confianza, las de su hijo Hun Many.EFE