La Academia Nacional de Letras, el lenguaje inclusivo y un "mamarracho" que no prosperará
Adolfo Elizaincín, académico de número de la institución, cuestionó duramente la propuesta, a la que asimiló al "Ministerio de la Verdad" planteado en la obra de George Orwell. Además de ridícula, sostuvo que no prosperará. "El lenguaje es como un edificio, no se puede modificar por decreto" dijo, entrevistado en Rompkbzas
"Todes". "Xadres". "Cuerpas". A favor en contra, en serio o en burla, el uso del lenguaje inclusivo viene dando mucho que hablar en las últimas semanas.
Nacido como una propuesta para "erradicar el androcentrismo en el habla" y la "discriminación, el sexismo y el racismo", ha generado una intensa polémica que alcanza todos los ámbitos.
El lenguaje inclusivo nació como una propuesta para erradicar el androcentrismo en el habla, en el entendido de que la lengua invisibiliza la figura femenina y que, como construcción cultural en permanente transformación, recoge también la discriminación, el sexismo o el racismo que se vive en la sociedad.
Lo cierto es que esta forma de de lenguaje fue incorporado en algunos liceos, en los diálogos entre docentes y alumnos. También en los Centros CAIF, con caciones elaboradas para ser cantadas por los niños que allí asisten.
El debate llegó incluso al Parlamento. Un planteo del Movimiento de Participación Popular propuso modificar el Reglamento del Senado para que esa Cámara "tenga lenguaje inclusivo, en honor a nuestra vicepresidenta y a las compañeras senadoras".
Una movida vista en forma muy crítica por parte de la Academia de Letras del Uruguay.
"El lenguaje es como un edificio. Está estructurado y tiene su razón de ser", dijo uno de sus integrantes, Adolfo Elizaincín, que ocupa el sillón "Delmira Agustini".
Licenciado en Literatura Española, especializado en Lingüística Hispánica, fue decano de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación.
Entrevistado en Rompkbzas, advirtió que en el lenguaje todo tiene un origen y se da por una razón. "Que no la sepamos no quiere decir que no la tenga", sostuvo.
Elizaincín remarcó que "otras" disciplinas ven a ese "edificio" en función de otras variables, como la sociedad o la política. Es desde esos ámbitos, dijo, que nace la postura favorable al lenguaje inclusivo.
"No sé si se tiene poca idea o cierta ingenuidad sobre cómo se modifica el lenguaje", explicó. Una posibilidad que existe pero que "no puede hacerse por decreto".
El académico admitió que determinadas palabras puedan tener connotaciones, por ejemplo, racistas o patriarcales. "Pero el lenguaje no es racista o patriarcal, , en todo caso ese es un problema de la sociedad", sostuvo.
En su opinión, la idea de imponer el lenguaje inclusivo "es un mamarracho total y una idea totalmente ridícula. No va a ser posible", aseguró.
Elizaincín trazó un paralelismo entre esta movida y lo planteado en "1984", la famosa obra de George Orwell.
"Cuando se le quiere imponer algo al lenguaje, me suena como un Ministerio de la Verdad para cambiar la historia", dijo.
Consultado, explicó que un eventual cambio en el idioma solo sería posible y la mayoría de hablantes, escritores y periodistas comienzan a usarlo de forma espontánea. En todo caso, señaló que cualquier modificación, desde el punto de vista lingüistico, llevaría para la Academia un período mínimo de 100 años.
Elizaincín dijo creer que lo del lenguaje incluso es una moda, que parte de una militancia propagandística de grupos feministas. "No prosperará".