Cómo es estudiar una carrera universitaria en prisión
La periodista Natalia Rodríguez analizó en La Mañana de El Espectador las condiciones en las que las personas privadas de libertad estudian carreras universitarias.
Unas 52 personas privadas de libertad reciben a docentes de distintos centros universitarios periódicamente para cursan estudios universitarios. Sin embargo, las condiciones en las que toman sus clases dentro de las unidades de reclusión están lejos de ser dignas.
Más de cien reclusos manifestaron en 2017 su intención de iniciar sus estudios universitarios. Esta cifra surgió de un relevamiento realizado por la Comisión Central para la Inserción de Estudiantes Privados de Libertad de la Universidad de la República.
La docente del Área de Derechos Humanos del Servicio Central de Extensión y Actividades en el Medio, Gabriela Pasturino, contó a La Mañana de El Espectador cómo se da el acompañamiento a los estudiantes privados de libertad.
Son pocos los servicios que brindan apoyo docente regular en los centros de reclusión. Los internos reciben a docentes de Ciencias Sociales, Psicología y Derecho, pero estas facultades todavía no establecieron una lógica de trabajo.
Particularmente, la Facultad de Ciencias Económicas y de Administración (FCEA) de la Udelar presentó un dossier digital en el que se explica el trabajo realizado hasta el momento en contextos de encierro. Entre otros elementos incluyen la creación de un protocolo de acción y el acompañamiento a los estudiantes que están cursando carreras de su servicio.
Analía Rivero, coordinadora de la Unidad de Extensión y Relacionamiento con el Medio de FCEA, explicó a La Mañana de El Espectador cómo se trabaja en este servicio universitario.
En todas las unidades existen espacios reservados para actividades educativas, pero con características muy variadas.
El Comisionado Parlamentario Penitenciario, Juan Miguel Petit, planteaba en su Informe Anual sobre la situación carcelaria que "los pocos espacios disponibles en el diseño de los centros, hacen que las aulas tengan importantes limitaciones de espacio, iluminación y materiales.
Tampoco suelen existir espacios de estudio o lectura, por lo que la instancia de educación formal suele limitarse al tiempo de clase. Tampoco ayudan a la actividad educativa y sus tareas complementarias (estudio, trabajo, análisis) las condiciones habituales de las celdas (superpobladas, mala luz, pobre infraestructura)".
Rivero, habló acerca de la experiencia de FCEA con respecto a las condiciones de estudio de las distintas unidades de reclusión.
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