El sentido religioso de la política
A lo largo de la historia todas las sociedades han construido sus mitos, leyendas y dioses. Nuestra sociedad fue durante mucho tiempo básicamente atea. De hecho Uruguay es de los pocos países latinoamericanos que siempre tuvo una clara separación entre estado e iglesia.
Nuestra sociedad fue durante mucho tiempo básicamente atea. De hecho Uruguay es de los pocos países latinoamericanos que siempre tuvo una clara separación entre estado e iglesia.
Pero con el tiempo hemos ido cambiando, Sólo que ahora los nuevos dioses son seres humanos de carne y hueso pero con responsabilidades políticas. José Mujica es un buen ejemplo. Para mucha gente, aquí y en el exterior, tiene carácter mítico.
Pero no es el único. Porque ante quién considera su líder, el ciudadano lo eleva a la categoría de dios. Y por lo tanto no le importa demasiado saber porque ya decidió creer.
Y así como hay "dioses" también debe haber "demonios" para que esa batalla eterna entre lo bueno y lo malo, mantenga su sentido. Y si no hay demonios, hay que construirlos.
En nuestra opinión eso es peligroso y en esta columna explicamos por qué.