"Somos viejos, somos pocos y seremos menos". Esa es la conclusión que parece desprenderse de los estudios demográficos realizados en los últimos años en Uruguay. Diversas proyecciones, tanto oficiales como privadas, concluyen que no es esperable que este país tenga más de 4,5 millones de habitantes en ningún momento a largo plazo.

En paralelo, Uruguay parece haber vuelto a ser un país receptor de inmigración. Las estimaciones indican que llegaron unos 30 mil en los últimos tres años, la mayoría procedentes de naciones latinoamericanas.

Un fenómeno que supone oportunidades, pero también desafíos. A eso se refirió el experto en demografía y colaborador de Rompkbzas, Juan José Calvo, en la entrevista de este martes.

Calvo se expresó en particular sobre el fenómeno de la emigración de venezolanos, a la que definió como la mayor crisis humanitaria que se está generando en la región.

En ese marco citó les estimaciones realizadas por diversas agencias de Naciones Unidas, que sostiene que se puede transformar en algo similar a lo que se viene observando en el mar Mediterráneo.

Es que son más de tres millones los venezolanos que se fueron en los últimos tiempos, el 10% de la población de ese país. El grueso emigró en los últimos tres años.

Calvo lo comparó, en términos relativos, a lo que sucedió con la emigración de uruguayos durante la última dictadura cívico-militar.

El demógrafo advirtió que la región se enfrenta a un flujo migratorio muy fuerte, en países que ya comienzan a mostrar síntomas de rechazo y aplicar mecanismos para frenar la entrada de migrantes, que su vez sufren las típicas situaciones de abuso y vulnerabilidad.

Calvo llamó a mirar a la migración como un fenómeno muy positivo, con consecuencias que normalmente superan con creces los desafíos que plantean.

Se debe sí, dijo, crear el clima adecuado y las condiciones necesarias para que eso suceda.