Es mentira el olvido
Murió Luisa Cuesta. Otra madre que se va sin saber qué pasó con su hijo al que buscaba desde hacía 42 años.
Con sus 98 años, Luisa fue un símbolo en la lucha por conocer cuál fue el destino de los desaparecidos.
Ninguneada y relegada por todos los gobiernos, jamás mostró una pizca de odio. Sólo quería saber la verdad acerca de lo que pasó con su hijo Nebio Melo Cuesta desaparecido desde el 8 de febrero de 1976 y presuntamente trasladado a Uruguay en uno de los denominados "vuelos de la muerte".
"Tengo su retrato en mi dormitorio. Dos por tres aparece. En todas mis historias siempre está. Empiezo a hacer cuentos y siempre interviene por alguna razón. Llega un momento en que ya no pensás que está vivo. ( ) Quisiera saber la verdad porque para mí es la mayor de las justicias. Y lo digo siempre. No me voy a poner triste porque hayan puesto presos a los milicos, pero tampoco me causa alegría. Ningún preso me da alegría. Sea el que sea. Un preso me parece una vida perdida". (Luisa Cuesta en el libro "Viejos son los trapos", de Raúl Ronzoni y Mauricio Rodríguez, 2009).
Aquellos que han llegado a dónde están hoy, sobre los muertos, y por eso debieron tener un mayor compromiso con la búsqueda, van a saber que es mentira el olvido.