Rosario Castellanos y En Perspectiva:

Como en todas partes del mundo, aquí también nos estamos dando cuenta que la parte más antigua y estrecha de la ciudad, que a la vez es el centro cultural y turístico, no puede ser al mismo tiempo una terminal de ómnibus, con o sin gente adentro.

Lamentablemente recién ahora lo admitimos, luego de haberse ido miles de residentes y comerciantes de esa zona, debido al ruido y a la contaminación insoportables.

Por este mismo motivo, me llama poderosamente la atención, que habiendo finalmente identificado el problema, se haya diseñado una reforma del transporte que, a pesar de reducir el número de ómnibus (lo que se podría haber hecho antes sin cambiar el recorrido), va a provocar una mayor concentración de los mismos en la Plaza Independencia, al punto de llegar a tener que ¡poner semáforos en la Puerta de la Ciudadela! como se ha anunciado.

Creo que la solución, tarde o temprano, va a ser que el cambio de ómnibus se haga lo más lejos del eje central, es decir, lo más cerca de la rambla sur y de la rambla portuaria. Además, la gente tendría que poder hacer el trasbordo en varias paradas y no sólo en la última, y de esa manera no todos los ómnibus tendrían que llegar hasta Ciudadela sino que algunos doblarían a la altura de Río Branco y otros a la altura de Andes, para descongestionar aún mas el último tramo del centro.

Este es el tipo de soluciones que todos esperamos de las nuevas autoridades de la Intendencia.

Gracias
Sergio