La situación de la red cloacal de Montevideo
El colector de Punta Carretas está en problemas. Se encontraron averías en los doce caños que se estudiaron y hay pérdidas importantes en tres de ellos. Además, una investigación concluyó que existe "fatiga" de los materiales, es decir, que hay partes del emisario subacuático que están soportando una fuerza mayor de la que calcularon los técnicos que realizaron la obra, que se terminó de construir en 1990 y costó 17 millones de dólares. Informe En Perspectiva.
Aunque el intendente de Montevideo, Ricardo Ehrlich, descartó que exista alarma respecto al tema, decidió reforzar los controles que se realizan sobre las playas de la capital para descartar que las fugas en el colector estén contaminando las aguas con coliformes fecales. Por otro lado, análisis recientes realizados por el edil colorado Anibal Gloodtdofsky, arrojaron un nivel de contaminación elevado en la playa Kibon. Este es un problema que lleva varios años en la agenda de la Intendencia Municipal de Montevideo (IMM). A fines de 2003, técnicos de la Intendencia detectaron las primeras pérdidas en el colector. La Fuerza Aérea realizó un vuelo especial y confirmó que existían varias manchas a la salida del colector de Punta Carretas, encargado de llevar las aguas de la red de saneamiento de Montevideo, mar adentro. En ese momento, la Intendencia decidió contratar a la misma empresa alemana (Ecogesa) que construyó la obra para que realizara un relevamiento en el emisor subacuático. Un año y medio más tarde, gracias a tres tornillos rotos, la hipótesis que se empieza a manejar es que pueden haber existido errores cuando se calculó la estructura del colector de Punta Carretas o durante su construcción. Esas primeras hipótesis tomaron fuerza cuando llegaron los resultados del análisis de tres tornillos rotos, de seis centímetros de diámetro, que encontraron en el colector los buzos que realizaron el relevamiento. El análisis del laboratorio alemán concluye que existe "fatiga" de los materiales. En Ingeniería se denomina "fatiga" cuando determinado material sobrepasa el límite de fuerza que puede soportar. Fuentes de la Facultad de Ingeniería explicaron que el problema de la "fatiga" es que puede llevar a la rotura de los materiales, como pasó con estos tornillos. Además, explicaban que cuando se realiza el cálculo de una obra se toma un coeficiente de seguridad sobrado, de por lo menos un 30% más del que necesitaría esa obra en condiciones normales. Coeficiente de seguridad que, con estos datos a la vista, podría no haber tenido en cuenta la empresa alemana Ecogesa. Ahora la Intendencia va a firmar un convenio con la Facultad de Ingeniería para que empiecen una segunda etapa de relevamiento. El arquitecto Américo Rocco, director de la División Saneamiento de la IMM, deja claro que las responsabilidades pueden haber sido de la empresa constructora. Y sostiene que hasta que no termine el estudio de Ingeniería no se van a poder estimar los costos de estas reparaciones. "Ya tenemos los elementos para pasar a una segunda etapa (...) Nos parece que es conveniente que sea la Facultad de Ingeniería la que encare eso. Como apunta la nueva situación, el diagnóstico, queremos hacer intervenir una institución que de total garantía respecto a su independencia de las causas generadas", dijo Rocco. El edil colorado Anibal Gloodtdofsky cree que existieron errores desde el inicio de la obra, y le parece bien que la Intendencia haya decidido contratar a un organismo más independiente a la hora de evaluar qué fue lo que pasó con el colector. "Como la empresa que está analizando el desgaste y el problema del colector viene desde el momento mismo de su construcción, se entendió que si aquel que lo construyó no previó estos problemas que se están dando hoy, mal tampoco podría repararlos", explicó Anibal Gloodtdofsky. Más luces de alarma aparecen sobre la construcción del colector. Fuentes de la Facultad de Ciencias señalan que el colector se construyó sin un estudio previo que tomara en cuenta factores climáticos importantes, como ñor ejemplo las tormentas. Eso podría explicar el movimiento permanente que descubrieron ahora en el colector. Además, señalan que se hizo un cálculo errado de las corrientes. Se las calculó como si fueran vientos, aunque las corrientes funcionan al revés. Los vientos se calculan de dónde vienen y no hacia dónde van. El colector, que tiene 2.300 metros de largo y un metro ochenta de diámetro, es una sucesión de caños de 50 metros unidos por juntas, esas 32 juntas están sostenidas sobre pilares de hormigón, un fleje de acero y una suerte de goma que amortigua los movimientos que pueda haber. Cuando se detectaron las primeras pérdidas, se contrató a la misma empresa alemana que construyó el colector para que nspeccionaran 12 juntas de las 32. El resultado fue que en las 12 juntas había averías, y en tres directamente había pérdidas. El edil colorado Gloodtdofsky sostiene que con esos resultados a la vista, es muy probable que existan problemas en las 32 juntas. "Esto es importante desde el punto de vista de las causas por las cuales estamos enfrentando este problema. Dado que si de 12 (que se revisaron) en todas hay pérdidas, debemos suponer que probablemente en la totalidad de las 32 juntas puede haber pérdida. Y que el costo de la reparación va a ser muy importante, aunque no hay cifra aún", explicó. Aunque Ehrlich aseguró que el tema no da para generar alarma, el director de la división Saneamiento quiere dejar en claro que, hasta el momento, estas pérdidas no contaminaron las playas de Montevideo con coliformes fecales. Y asegura que sólo tres de las doce juntas tienen pérdidas. De todas formas, fuentes vinculadas a la construcción del colector de Punta Carretas sostienen que esas averías en las nueve juntas en las que hoy no hay pérdida, pueden terminar generando nuevas aberturas en el colector porque, en definitiva, lo que sí se detectó es que esas juntas se movieron de lugar. Aunque la Intendencia niega que las pérdidas del colector estén afectando las playas montevideanas, el edil colorado Gloodtdofsky extrajo dos muestras, una a la altura de Kibon y otra por la zona donde desemboca la calle Juan María Pérez que, y según él, indican lo contrario. En Kibon el resultado dio una cifra de 3.000 coliformes fecales por centímetro cúbico. Esta es una cifra que sobrepasa el límite establecido por la Dirección Nacional de Medio Ambiente, que establece el máximo en 2.000 coliformes fecales cada cien centímetros cúbicos. La IMM envió esos estudios al Laboratorio de Higiene Ambiental, y según informaron, los valores que obtienen en los monitoreos siguen dando normales, por debajo de 2.000 coliformes por centímetro cúbico. Rocco cree que el estudio que hizo Gloodtdofsky no es correcto, aunque ya mandó a analizar esos estudios. Rocco reconoce que para realizar estudios en el emisor subacuático, algunas veces se corta el bombeo del colector y se descargan las aguas servidas en pleno faro de Punta Carretas. Y asegura que ni siquiera cuando hacen esos trabajos obtienen niveles de contaminación en la playa. De todas formas la Intendencia reconoce que en este momento hay zonas en la costa montevideana con problemas de contaminación por coliformes fecales. El tema es que están arreglando la Red Arteaga, una red muy antigua que se construyó entre 1854 y 1916, que cubre el casco más céntrico de la ciudad. Para esos arreglos se corta el desagüe por el colector de Punta Carretas y se desagotan las aguas servidas por las cloacas antiguas que terminan en la calle Barrios Amorín y Minas. Al edil colorado Gloodtdofsky le preocupa este tema, teniendo en cuenta que las obras de remodelación de la Red Arteaga van a terminar en mayo de 2006, después de la temporada de verano. Ante lo cual el director de la División de Saneamiento de la IMM asegura que no habrá problemas durante el verano. Un dato para tener en cuenta, aunque el colector funcionara correctamente, es que cuando llueve, el nivel de contaminación de nuestra costa es muy alto. La Intendencia prohibe que se tomen baños hasta 24 horas después de un día de lluvia.