Una vez mas la naturaleza
(Mensaje enviado el miércoles 24 de agosto)
Lo que estaba por caer cayó, cayó lo débil, y lo que no parecía tanto, también cayó.
Gajos, ramas, árboles enteros, ayer erguidos, sin ningún viento que empujara, nadie hubiese pensado en que se iban a bolear contra el suelo.
Cristales, vidrieras una y otra vez pulidas, tan transparentes, ayer estallaron en pedazos,... tal vez golpeadas por uno de esos gajos, que no quisieron caer solos.
Carteles colgando, carteles y anuncios, hasta los grandes y vistosos, se vinieron abajo.
Ante tanto desorden y tanta cosa caída, esos árboles torcidos, los que no cayeron, hoy no me parecían tan torcidos.
El viento los fue llevando desde que nacieron, y cualquiera creería que por estar así, como agachados, listos para caer, caerían. Pero no, están forjados por eso mismo que ayer los golpeó. Están listos para resistir el temporal.
Me sorprendieron hoy, esos techos que todos los días esquivo, como quien evita las escaleras, no se si por evitar mala suerte o para que no se le caiga a uno algo encima, que en definitiva es lo mismo.
Me sorprendieron porque siguen ahí, como si nada, inmutables.
Yo los veo y para mi que esos techos en cualquier momento se vienen abajo, no puedo dejar de verlos con desconfianza, que le voy a hacer; y en cuanto a los árboles torcidos, siguen torcidos.
Los temporales sirven, pero son temporales.
Salute, y que nunca falte.
Eduardo Yannuzzi