Cuando la salud es frágil y se necesitan medidas urgentes
Una joven de 31 años con metástasis en la columna lumbar hace tres meses y medio espera que su mutualista le confirme que podrá acceder a la droga que le indicó su oncóloga. Roxana González de 34 años también aguarda que el Casmu le recete el fármaco necesario para tratar su cáncer de recto con metástasis pulmonar. ¿Es posible evitar estas demoras? ¿Cómo lo viven los pacientes a los que les toca padecer este periplo? ¿Qué responde el MSP ante esto? Informe de Lucía Massa sobre la lista de fármacos a los cuales es casi imposible llegar sin tener que enfrentar una larga cadena burocrática.
Aunque uno puede creer que su mutualista le brindará todos los fármacos que necesite al precio de un ticket, hay una larga lista de medicamentos costosos a los que es muy difícil acceder y por los que, además, hay que sortear una cadena burocrática demasiado larga para acceder a ellos. Tratamientos para enfermedades graves, como el cáncer, no están incluidos en el vademécum único de medicamentos y hay que esperar que una comisión técnica del Ministerio de Salud Pública (MSP) se expida para empezar a recibir esta lista de fármacos que pueden llegar a ser vitales para la recuperación de una persona.
Muchos nos enteramos de esto cuando salieron a la luz casos de pacientes oncológicos que no recibían la medicación que les indicaban sus médicos. Precisamente este tema tomó estado público cuando Roxana González salió a los medios a denunciar su situación.
A Roxana, que hoy tiene 34 años, en el 2002 le diagnosticaron un cáncer de recto con metástasis pulmonar. En ese momento la operaron pero al tiempo le volvieron a detectar un cáncer en la zona que se había operado. Su médico le recetó el fármaco Capecitabine, pero el Casmu se negó a dárselo. Porque aunque cuando uno se asocia nadie se lo deja claro, las mutualistas no están obligadas a suministrar cualquier medicamento.
Por decreto del año 2003 las instituciones de salud no le pueden negar a sus afiliados aquellos medicamentos que figuran en el vademécum de fármacos que actualiza el MSP. Este listado incluye alrededor de 300 drogas. Se trata de un listado de medicamentos de uso frecuentes y que ya están probados a nivel científico.
Pero las mutualistas no tienen la obligación de dar los medicamentos que figuran en el llamado Anexo II. Ese anexo incluye los fármacos más caros, alrededor de 30 drogas diferentes que suelen usarse para enfermedades graves, hemato oncológicas o neurológicas.
En el Anexo II se encuentra el fármaco al que debe acceder Roxana, el Capecitabine, que cuesta alrededor de 14.000 pesos por mes (según cifras publicadas por El Observador). Esta droga se suministra por vía oral y logra evitar los usuales tratamientos intravenosos, por eso mejora sensiblemente la calidad de vida de los pacientes. Pero no figura en el vademecun único sino en el llamado Anexo II.
Es en esos casos cuando aparece el largo periplo burocrático porque la mutualista puede negarle al paciente este medicamento y enviar la historia clínica a estudio de la Comisión de vademécum, integrada por tres representantes del MSP y tres de la salud privada. En caso de empate, uno de los integrantes de Salud Pública tiene voto doble. Por decreto, esta comisión cuenta con un plazo máximo de noventa días para expedirse, un plazo muy largo cuando hablamos de pacientes oncológicos. Esta comisión es la que estudia cada situación y decide si tiene razón el paciente o la mutualista. Es decir, determina si corresponde que la mutualista le suministre la droga.
Eloisa Barredas, presidenta de la Asociación de Usuarios del Sistema de Salud, ONG dedicada a defender los derechos de los pacientes, se queja de este sistema, al que califica de absolutamente burocrático.
"No hace una hora, vi que una resolución para un medicamento de un tratamiento oncológico había sido firmado el 5 de agosto. Recién el lunes (26 de setiembre) se lo aprobaron. Yo siempre digo que una cosa es tener un expediente adelante, y otra es tener a la gente, a las personas con todas sus angustias (...) Nosotros los acompañamos en todo ese proceso", explicó Barredas.
Roxana González después de meses de trámites y peleas con su mutualista, logró que le empezaran a suministrar lo que le había indicado su médico. Ella explicaba que no quiere volver a contar su historia en detalle porque está cansada, que realmente todas estas trabas hicieron que le avanzara el cáncer más de lo previsto y que necesita un poco de tranquilidad. De todas maneras sí quiso darle un mensaje a todos los que estén pasando por una situación parecida a la de ella.
"Hay que luchar, y no es sólo luchar contra una enfermedad en la que vos tenés que estar sumamente positiva. Sino luchar contra un montón de burocracias que te salen al paso y tenés que saber cómo enfrentarlas. Y no sé si desconfiar de los médicos en sí, los que te dicen un diagnóstico, sino desconfiar de los médicos empresarios. A mi en todas estas vueltas me han dicho cosas que no todas son reales", sostuvo González.
Desde la Asociación de Usuarios del Sistema de Salud (Aduss), Barredas habla también del caso de Carolina Ubal, otros de los casos que tomó estado público en los últimos días. En diciembre de 2003 a Ubal, que tiene 31 años, le detectaron carcinoma mamario, según informó El País. Ella durante el 2004 recibió series de quimioterapia, radioterapia y también una mastectomía radical. El problema con los medicamentos en su caso apareció en marzo de 2005, cuando le diagnosticaron una metástasis incipiente en la columna lumbar.
La oncóloga de Ubal consideró que el mejor tratamiento para elevar su pronóstico de sobrevida, era una combinación de quimioterapia con Trastuzumab (nombre comercial: Herceptin), una droga de investigación y fabricación exclusiva de laboratorios Roche. Cada ampolla tiene un costo de 49.600 pesos. Ubal necesita un tratamiento de un año, a razón de una ampolla mensual, por lo cual debería desembolsar al cabo de doce meses casi 600.000 pesos.
"Hay que remarcar que mi caso ingresó al MSP por dos lados, por Aduss -en abril- y por el propio Casmu -en junio-. Pero ya voy en tres meses y medio de una lucha permanente, peregrinando por pasillos, para tratar de conseguir que alguien me de una respuesta positiva", dijo Ubal a el diario El País.
Su médica le indicó este medicamento el 13 de abril y recién esta semana Ubal logró que el ministerio y su mutualista le dieran el medicamento. "A Carolina en este momento se le está dando el tratamiento y lo va llevando bien, pero cuanto tiempo pasamos por Carolina. Cuanto lloramos junto a ella. Por favor... Con Carolina, con Roxana González que también recién se le dio el medicamento", afirmó Barredas.
La Asociación de Usuarios del Sistema de Salud (Aduss) plantea otras quejas. A todas las trabas típicas de este sistema, hace poco se le agregó otra, las nuevas autoridades desintegraron la Comisión de vademécum y demoraron en designar a los nuevos integrantes por parte del MSP. Esa es otra de las denuncias que plantea Barredas.
"Hubo mucho tiempo en la que no existió la comisión. Ahora esta marchando, no con el ritmo que uno quisiera, porque esos medicamentos son para ayer, no para hacer un trámite tan burocrático. Esas son cosas que uno no se explica, que se gaste tanto (dinero) en un acto médico y no se acelere el proceso para poder responder rápidamente", afirma Barredas.
Barredas explicaba que deberían pasar como máximo tres días entre que la comisión toma la decisión y la mutualista empieza a administrar el medicamento. Pero en la mayoría de los casos los tiempos superan por mucho los 20 días.
Otro tema que denuncia Aduss es que las mutualistas deberían dejar claro a cada socio que hay determinados servicios o medicamentos que no están incluidos. Esa es la pelea actual de la asociación
Para el MSP el problema de las trabas burocráticas aparece porque nunca se cumplió con lo que estipulaba el decreto del año 2003. El decreto establecía un anexo II en el que había que incluir todos los nombres de los medicamentos genéricos pero, además de esa lista, había que especificar un protocolo de uso claro para cada caso. Eso quería decir que cada medicamento del anexo dos debía incluir protocolos claros, recomendaciones sobre el uso de cada uno de esos medicamentos precisas y detalladas. Incluso se debe incluir en qué etapa de cada enfermedad se debían empezar a suministrar cada droga. Eso nunca se hizo y, según Jorge Basso, director general de Salud, por eso existen las trabas burocráticas que escuchábamos antes.
"La discusión es que sobre todo los medicamentos de alto costo en la medida que no han sido protocolizados, cosa que justamente el decreto de 2003 establecía. Este disponía que los formularios del anexo II tenían que estar protocolizados. Justamente se recurre, aún en estos días, a la Comisión de vademécum para que determine si tal o cual paciente tiene las indicaciones adecuadas para recibir tal o cual fármaco. Procedimiento que obviamente se tiene que resolver de otra manera, definiendo ese protocolo que tiene que existir. De manera tal que ante cualquier situación se pueda dar el procedimiento de hacer esa solicitud a una comisión que después tiene un plazo para dictaminar", dijo Basso.
Basso dice que en el ministerio ya están trabajando en este protocolo y explica en detalle, qué cosas tienen que quedar claras en el momento que se termina de hacer este protocolo.
"En realidad son en general enfermedades complejas, graves la mayoría. El protocolo estable en qué fase del desarrollo de la enfermedad es conveniente darlo o está probado que es eficaz. Es decir, que no solamente está vinculado al diagnóstico de la enfermedad, sino que también el protocolo avanza en la indicación precisa del desarrollo de determinadas enfermedades. Justamente lo que hace es establecer con precisión y claridad cual es la indicación que se recomienda, aquella que está basada en los estudios, y no se generó una indicación genérica para todo tipo de enfermedades, aunque sea el mismo tipo de diagnóstico", sostiene Basso.
El ministerio ya empezó a trabajar en este protocolo con distintos asesores técnicos. "En la medicación oncológica con la creación del programa Nacional de Control del Cáncer (Pronacan)", dijo Basso.
Las nuevas autoridades del MSP no sólo ven problemas con este llamado anexo II sino también en los vademécum de los medicamentos más comunes. La nueva administración quiere cambiar la existencia de dos vademécums, uno para la salud pública y otro para la privada. Quieren crear uno sólo. Crearon una comisión que, según dijo Basso, en 60 días va a presentar un vademécum único, tanto para la salud pública como para la privada.
Al ministerio le preocupa que el vademécum de la atención médica privada es del 2003, pero el de Salud Pública tiene más de diez años. Quiere decir que son listados viejos los dos, que quedaron desactualizados, pero sobre todo el de Salud Pública. Estos vademécum tienen unos 300 principios activos. Pero además, hasta ahora los antirretrovirales, los que se utilizan para los pacientes con sida, no estaban incluidos en ninguno de estos vademécum. Por eso, según Basso, se necesita una actualización urgente.
"No están incluidos, desconocemos las razones por las cuales no se incorporaron a ninguno de estos dos vademécum, por ejemplo los antirretrovirales, cosa que lo vamos a incorporar ahora. Por razones de funcionamiento esos medicamentos quedaron fuera de esos vademécum, se compran a través de los mecanismos que tiene el MSP y las instituciones privadas también. Pero por razones administrativas o funcionales no están incorporadas. Nosotros las vamos a incorporar en el sentido de que ese formulario sea ese listado de genéricos de principios activos que necesariamente deben estar en todas las instituciones para garantizar el tratamiento farmacológico indicado en las patologías del país, que son aquellos medicamentos que sí o sí tienen que estar. Este formulario garantiza que contiene la lista de esos medicamentos que basados en evidencia científica logran los resultados para la salud más convenientes", explicó Basso.