Kin Tin Tan: una apuesta a la solidaridad
Desde 1998 en un rinconcito de Montevideo, en el barrio Lavalleja, nació el Centro Comunitario de Educación Inicial Kin Tin Tan, donde pasan el día 70 niños carenciados de entre dos y cuatro años. Allí la prioridad de los docentes es que el niño asista y socialice, pero muchas veces no tienen los elementos para llevarlo a cabo.
"La guardería atiende niños muy pequeños con grandes carencias a nivel económico y social. En un barrio donde el dolor es cosa diaria. Cada `gurí´ de Kin Tin Tan podría ser uno de mis hijos o de los tuyos, y ellos nacen ya con tantas dificultades que cualquier mano que podamos darles será más que bienvenida. Todo el equipo de la guardería deja todo en la cancha, pone un montón de amor y todo su compromiso para ayudar, para que esos niños crezcan mejor", reflexiona el padrino del Centro Comunitario, Jorge Schellemberg.
Kin Tin Tan es uno de los 18 centros comunitarios dirigidos por la Intendencia Municipal de Montevideo (IMM) que "aporta el lugar físico, la alimentación que está supervisada por una dietista y el sueldo de los 10 docentes que trabajan en dos turnos", explica Oscar Díaz, secretario de Kin Tin Tan.
El nombre del centro, Kin Tin Tan, fue tomado de una canción que escribió Eduardo Mateo y que actualmente canta el padrino de la institución.
El Centro, ubicado en el barrio Lavalleja, atiende por día a 70 niños de entre dos y cuatro años procedentes de familias muy carenciadas. Los pequeños trabajan con los docentes que, fundamentalmente, hacen hincapié en la socialización del niño y la familia. "Con la familia comparten los trabajos dentro del Centro, por ejemplo, a través de la cocina... Pero muchas veces necesitan una estimulación que no la tienen en la casa y es ahí donde interviene el docente", comenta Díaz.
Los uruguayos en Italia, sensibles a la realidad de Kin Tin Tan, llevan adelante un proyecto de ayuda y colaboración. Con los primeros fondos que obtuvieron hicieron un surtido de materiales escolares, pero eso no es suficiente, afirman los mail que intercambian miembros de la organización. "Son muchas las cosas que estos niños necesitan y que nosotros con nuestro apoyo y solidaridad podemos hacer", sostienen.
La forma que tienen de colaborar los compatriotas en Italia es muy simple: consultar a los integrantes de la comisión de fomento y docentes de Kin Tin Tan acerca de lo que necesitan y ellos hacen una lista con los materiales que precisan en ese momento. "Se trata de cosas elementales como cuadernos, lápices, gomas, cartulinas, pañales para los más pequeños...", señala Díaz.
Luego, los uruguayos en el país europeo, juntan el dinero y compran los materiales a través de internet. Y, en otras ocasiones, les envían el dinero a miembros del centro en Uruguay para que hagan las compras en comercios mayoristas.
Para los uruguayos en Italia el proyecto en su país natal es una apuesta a la solidaridad, un pequeño grano de arena que "si se junta con la ayuda de los demás podrá conformar una duna", sostienen sus miembros.
"La ayuda desde el exterior se está ampliando. Hace algunas semanas los uruguayos en Bélgica enviaron 200 euros para contribuir con el centro", dijo Díaz.
Las personas que deseen colaborar con Kin Tin Tan, no importa en que parte del mundo estén, pueden escribir a kintintan@adinet.com.uy, comunicarse al teléfono 355 64 24 o al 355 10 04 con la presidenta del centro, María del Carmen González.
Servicio especial para Espectador.com de: Marialaura Ibarra.
Ilustraciones: Oscar Scotellaro.
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