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Los países pobres se quedan sin médicos por la emigración

Un estudio demográfico realizado por la Universidad George Washington reveló que Estados Unidos, Gran Bretaña, Canadá y Australia son los grandes beneficiados de la "fuga de cerebros" que se está produciendo en el Caribe y África. Jamaica, Haití, Ghana, Sudáfrica, Etiopía y Uganda salen perdiendo. El nivel económico bajo es el común denominador de los "exportadores" de médicos.

El nuevo estudio documenta que se está produciendo un éxodo de médicos de África y el Caribe a cuatro países ricos de habla inglesa: Estados Unidos, Gran Bretaña, Canadá y Australia, donde ahora la cuarta parte de los médicos son extranjeros, informó El País de Madrid.

Además de ser una preocupación sociocultural que conlleva el tema, la constatación de este fenómeno enciende la discusión sobre el papel de los países ricos en la salud del Tercer Mundo, donde escasea el personal especializado.

En Ghana, por ejemplo, sólo hay seis médicos por cada 100.000 habitantes, y tres de cada diez facultativos educados en el país se han ido a ejercer a uno de los cuatro países citados, donde la media es de 220 profesionales por cada 100.000 habitantes.

El grupo de la Universidad George Washington que realizó el estudio indagó en las bases de datos de los países receptores para saber de dónde proceden sus médicos extranjeros. Además, también consultaron los datos disponibles de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

El director del trabajo, Fitzhugh Mullan, atribuye el éxodo a la incompetencia de los países ricos a la hora de satisfacer sus propias necesidades de profesionales de la medicina. En Estados Unidos se gradúan cada año unos 17.000 médicos, mientras que hay plazas para 22.000 residentes de primer año. "Los países que más médicos pierden son Jamaica (41%), Haití (35%), Ghana (30%), Sudáfrica, Etiopía y Uganda (entre el 14% y el 19%).

En el mismo sentido, Lincoln C. Chen, director del Centro de Igualdad Global de la Universidad de Harvard, y Jo Ivey Boufford, profesora de Salud Pública de la
Universidad de Nueva York, consideran que abandonar a su suerte los sistemas
sanitarios de estos países constituye una amenaza para las propias naciones ricas, cuyo bienestar peligra por potenciales brotes de enfermedades a escala internacional, como acaba de verse con la gripe aviaria.