Cumbre Euromediterránea enfrentará el desafío de la inmigración
La cumbre Euromediterránea, que se celebrará el próximo 27 y 28 de noviembre en Barcelona, intentará concluir una política coordinada en la lucha contra la inmigración clandestina, desafío colectivo de la región, propiciando un control de las fronteras y la ayuda al desarrollo de los países de mayor emigración.
La situación frente a la inmigración cambió desde 1995, fecha del lanzamiento del proceso de Barcelona para la integración de la región Euromediterránea, cuyos dirigentes volverán a reunirse el próximo 27 y 28 de noviembre, informó AFP.
Antiguamente "los países del Magreb se convirtieron en países de tránsito de la emigración subsahariana", explica Juan Prat, embajador español para Asuntos del Mediterráneo. Ahora, estos países desempeñan un papel de custodios de las fronteras de Europa que no quieren ni pueden asumir en solitario.
Los últimos hechos acontecidos en Marruecos sensibilizaron a España sobre la necesidad de que la Unión Europea se implique por completo en la regulación del fenómeno.
España fue la primera línea del frente de los dramas humanitarios (Ceuta y Melilla) se empeñó en convencer a sus socios europeos. Rápidamente apoyada por Francia, España ganó al resto de los europeos para la causa en favor de una ayuda al desarrollo de los países que generan emigración. Al menos de palabra.
Además de posibles compromisos financieros para los próximos cinco años, la conferencia euromediterránea de Barcelona convocará un foro euroafricano, prevista para principios de 2006 en Marruecos, según fuentes diplomáticas españolas.
Más concretamente Barcelona creará "unidades marítimas de patrulla y de vigilancia conjuntas", según el ministro español de Asuntos Exteriores, Miguel Angel Moratinos.
"Hay un aspecto positivo de la inmigración, que se debe regular, y un aspecto negativo, con las mafias, el tráfico de seres humanos, el terrorismo, contra el cual es necesario luchar", resumió Juan Prat.
Para organizaciones como Amnistía Internacional, la Unión Europea "respeta cada vez menos sus propias obligaciones internacionales en su respuesta al terrorismo y a la inmigración irregular", lo que la desacredita para dar lecciones en materia de derechos humanos.
Según Amnistía "la presión de la Unión Europea sobre los países socios (para) que controlen la inmigración irregular, generó nuevos abusos", como las repatriaciones forzadas de africanos que habían llegado a Ceuta y Melilla por parte de las fuerzas marroquíes.
Lejos del objetivo de 1995 de crear una zona de desarrollo conjunto "duradero y equilibrado", la frontera de estos enclaves con Marruecos registra las más elevadas diferencias de renta per cápita del mundo.
Sin embargo, la Unión Europea debe ser capaz de absorber a los inmigrantes que necesita y también de responder a una "lógica: por un lado (en el sur) hay jóvenes que no tienen trabajo y por otro (en el norte) hay ancianos que no pueden trabajar más", resumió una fuente diplomática española.