Entrevistas

Cárceles: no hay recuerdo de un asesinato tan brutal como el de Libertad

Al menos en la memoria, en las cárceles uruguayas no hay registro de un homicidio tan feroz como el ocurrido en el Penal de Libertad esta Navidad. Aparentemente con la intención de acallar el "alardeo" de una violación, "El Sapo" y "El Cosita" mataron y descuartizaron a su compañero de celda: "El Caramelero". "Incluso le quitaron el corazón", recordó el inspector Juan Carlos Duré, de la Dirección Nacional de Cárceles.

Emitido a las 7.37

EMILIANO COTELO: Vamos a detenernos en la noticia terrible con la que nos encontramos en el correr del día de ayer, en medio del descanso, el silencio, la tranquilidad que suelen caracterizar al 25 de diciembre, el día de Navidad.

Este fin de semana, mientras en todo el territorio nacional los uruguayos celebraban la Nochebuena, en el Penal de Libertad se escribía una de las páginas más macabras que conoce el sistema carcelario del país. En la madrugada del 25 de diciembre, dos reclusos asesinaron a su compañero de celda y luego lo descuartizaron.

Los hechos ocurrieron en la celda 106 del sector E del Penal de Libertad. Allí estaba recluida la víctima de este crimen, Ruben Julio Domínguez da Luz, alias "el Caramelero" y también quienes finalmente cometieron el homicidio, con los ribetes dantescos que tuvo: Rafael García Rodríguez, alias "El Sapo", y Diego de León Conde, alias "El Cosita".

Domínguez, la víctima, había sido procesado en marzo del año pasado por coautoría de homicidio especialmente agravado. Domínguez fue uno de los tres hombres que participaron en la violación y muerte, en noviembre de 2003, de una liceal de 14 años en el monte de la Francesa, en la zona de Colón.

Los dos matadores, en tanto, habían sido encarcelados hace 20 días por múltiples violaciones, atentado violento al pudor y dos homicidios de jóvenes mujeres en la zona del barrio Borro.

El Sapo y El Cosita explicaron a las autoridades del Penal que estaban molestos con Domínguez porque últimamente alardeaba de la forma como violó y mató a su víctima hace dos años. Por eso habrían decidido esta medida tan drástica, para ponerle fin a la situación.

Según el relato de los autores, primero le pusieron un buzo en la cabeza con el objetivo de asfixiarlo y así evitar que Domínguez pudiera gritar y pedir ayuda. Y a continuación lo apuñalaron, con un corte casero, hasta matarlo. Pocas horas después de cometido el homicidio, un guardia pasó frente a la celda y comenzó a encontrarse con el horror. Lo primero que vio fue los antebrazos de Domínguez, que habían sido cortados y arrojados al pasillo por la rendija por donde se provee comida a los presos. Pero la escena más brutal esperaba para ser descubierta en el interior de la celda: allí yacía el cuerpo decapitado de Domínguez, al que, además, le habían cortado el vientre y extraído varios órganos. Los dos asesinos se hallaban en silencio,  en medio de un gigantesco charco de sangre.

***

EC – Cuesta el simple hecho de resumir la información, ni pensar en imaginarse lo que vieron esos guardias cuando llegaron a la celda del Penal de Libertad. Vamos a conversar con el inspector Juan Carlos Duré, director de Relaciones Públicas de la Dirección Nacional de Cárceles. ¿Hay antecedentes de un crimen de estas características dentro de una cárcel uruguaya?

JUAN CARLOS DURÉ: Son muy frecuentes las acciones entre los internos, entre éstos y los policías, con algún tipo de lesiones de cierta entidad. Diría que ocurren casi a diario. También se registran varios homicidios entre presos por año:  dos, tres, en forma promedial (es imposible hacer una secuencia). Pero que las personas más viejas del sistema penitenciario recuerden de los últimos tiempos, 30, 40 años, una situación de esta naturaleza no se había registrado.

EC – De esta gravedad, llegando a estos extremos, no se recuerdan antecedentes.

JCD – No. Como le decía, hay problemas que son de público conocimiento. Hay autoagresiones por distintos motivos, especialmente para manifestar algún sentimiento, por ejemplo presos que no reciben familia, que se quejan de la demora de los procedimientos judiciales o de alguna otra cosa de la cárcel, suelen autoagredirse, profiriéndose cortes a veces de cierta entidad. También por ajustes de cuentas o problemas que se suscitan en el momento ha habido altercados, algunos muy grandes en cuanto a la cantidad de partícipes, como una incidencia entre dos módulos que ocurrió hace tres o cuatro meses en el Compen, con casi 500 presos peleándose entre sí, lo que causa lesiones y demás. Y cada tanto aparece algún preso muerto por otro. Pero de casos en los que luego se haya procedido a un descuartizamiento tan feroz –a éste incluso le quitaron el corazón– no hay registro, al menos en la memoria.

EC - ¿Cuál creen ustedes que es la explicación de algo tan espantoso? ¿La justificación que han dado los dos homicidas (que la víctima alardeaba de la forma como llevó adelante la violación con homicidio de una menor) puede ser la causa real?

JCD – Eso va a permanecer con los propios reclusos. Lo que usted dice ha trascendido en la prensa, que ese alardeo, ese comentario sobre cómo habría procedido a la violación y el posterior homicidio de la liceal habría crispado el ánimo de estos otros reclusos.

EC – Todos conocemos las historias de códigos en las cárceles, por ejemplo que alguien que ingresa a la cárcel a partir de haber cometido una violación se expone a ser maltratado por sus compañeros y eventualmente asesinado. Pero acá estamos hablando de un hecho protagonizado a su vez por violadores. Es decir, violadores asesinan y descuartizan a otro violador.

JCD – Sí. Las declaraciones ante la Policía a veces sufren algún tipo de cambio en el juzgado. Dentro de una hora y cuarto van a estar ante el juez. El juez de la ciudad de San José dispuso que comparezcan ante él a las 9.00 exactamente, para tomar la declaración. Ahí vamos a estar en condiciones de poder desarrollar los móviles, al menos los que declaren ante la justicia.

EC – Circula hoy otra explicación en la prensa, que aporta el diario El País. Dice que guardiacárceles con más de 20 años de experiencia en el trato con reclusos explicaron que el móvil real de este crimen fue que, tanto El Cosita como El Sapo, pretendían enviar un mensaje a los demás reclusos. Los dos homicidas se encontraban en el último escalafón del ranking carcelario, porque habían sido remitidos por violaciones, lo cual en función de las costumbres los hacía pasibles de ataques sexuales por parte de otros reclusos y –según esta interpretación– el asesinato de El Caramelero, con el ensañamiento con que se desarrolló, habría sido perpetrado para "ganarse el respeto y amedrentar" a los otros presos. ¿Cómo lo ve usted? ¿Es posible algo así?

JCD – Ahí se está entrando en el plano de las conjeturas. Ustedes los periodistas suelen moverse muy bien y deben haber recabado información de algún guardiacárceles de experiencia, con años en esto. Toda la explicación puede valer, pero entramos en el plano de las ideas, de las hipótesis y podemos dejar volar la imaginación.

EC - ¿Es correcto que los dos asesinos estaban en el Penal de Libertad desde hacía pocos días?

JCD – En este momento no tengo la fecha exacta. Me da la impresión de que no. Al menos De León Conde. Porque ante el departamento al frente del cual me encuentro, que es Prensa y Relaciones Públicas, hace por lo menos uno o dos meses se hicieron gestiones por parte de medios prensa para hacerle una entrevista. No le sabría decir exactamente cuánto hacía que estaba en el Penal de Libertad.

EC – Ese factor podía estar incidiendo para que fuera correcta la interpretación que yo estaba leyendo.

JCD – Sí. Usted dice que, si hacía poco, de repente querían asentarse, marcar su presencia. Lamentablemente le debo la explicación. Puedo averiguarla rápidamente. Con la ficha de los reclusos a la vista podría saber cuándo ingresaron al Penal de Libertad, pero en este momento es imposible. De todas maneras, me da la impresión de que no hace tan poco.

EC – Más allá de las especulaciones a propósito de por qué se da algo tan serio, por qué ocurre algo tan grave –supongo que puede haber otros componentes de por medio, por ejemplo la adicción a las drogas de uno de los homicidas–, la pregunta siguiente es cómo fue posible que esto ocurriera sin que la guardia del penal se enterara.

JCD – Según la información que tenemos, fue una acción muy rápida. No hubo una lucha, una pelea en la cual pudiera haber existido un grito de auxilio. Quiero explicitarle que lo que le voy a narrar ahora puede sufrir alguna variante a partir del estudio la Dirección Nacional de Policía Técnica y eventualmente de la comparecencia ante la justicia. Yo decía que suele haber una variación entre lo que declaran los presos ante la Policía y lo que declaran en el juzgado. Pero la información que se ha podido recabar –que en este punto puede ser verdad en el sentido de que nada se escuchó por parte de nadie– dice que fue algo tremendamente rápido. Los dos presos se abalanzaron contra el otro, que estaría acostado, le pusieron un buzo y eventualmente un trapo en la boca –hay que imaginarse esto que estoy contando en una fracción de segundo–, lo apuñalaron en forma inmediata, en primer lugar en el pecho –puñalada que, más allá del informe forense, que no tengo, podría haber sido fulminante– y enseguida le siguieron aplicando otras puñadas, cuyo número es imposible determinar por el estado de todo el cuerpo, lo que no habría dado lugar a ningún ruido, a ningún grito, a ningún hecho que pudiera haber llevado a advertir algo.

EC - ¿Cuánto tiempo después de ocurrido el hecho lo descubrieron los guardias?

JCD – El guardia estaba haciendo la recorrida a las dos de la mañana cuando hizo el hallazgo. Hay que ponerse en el lugar del guardia que encontró dos brazos descuartizados. Lo comunicó al oficial y luego se detectó de qué celda provenía. Estaba en el patio central y pudo haber sido de distintas celdas, pero se llega rápidamente a la conclusión de dónde provenían, se ingresa y se encuentra la escena. Fue sobre esa hora. Un poco antes, los reclusos lo mataron y lo descuartizaron, unas dos horas antes del hallazgo.

EC - ¿Qué se ha previsto con respecto al lugar de reclusión de los dos homicidas de ahora en adelante?

JCD – La celda en la cual esto se produjo ayer quedó aislada como escena del crimen, por tanto sus habitantes fueron trasladados a otro lugar. Además, de la misma manera que si esto hubiera ocurrido en cualquier otra parte del país, los presos están aislados hasta que el juez disponga lo contrario. Están alojados en el sector de máxima seguridad, en celdas individuales.

EC – Pablo, de Pocitos, pregunta: "¿Cómo se entiende que El Sapo y El Cosita estuvieran juntos en una misma celda después de haber sido cómplices en homicidios y violaciones?".

JCD – Que hayan sido cómplices en otros delitos no me consta a mí personalmente.

EC – La información de prensa dice eso.

JCD – Puede haber algún mal entendido. Nosotros damos información que a veces es mal interpretada. Hemos expresado que el fallecido, Domínguez da Luz, cuando fue detenido, procesado y posteriormente preso, tenía otros dos compañeros de causa, que eran Juan Carlos Besanelli y Wilder Ariel Páez. Entre estas tres personas cometieron la violación y posteriormente dieron muerte a la liceal en el Monte de la Francesa. Estos tres estaban separados entre sí. Ahora hay que olvidarse de Besanelli y Páez. Es una información para ponernos en órbita sobre cuál había sido el hecho.  Domínguez da Luz estaba alojado con El Sapo y El Cosita, pero no es que los tres hubieran sido compañeros de causa. Compañeros de causa se les llama a quienes cometieron el delito, a quienes van presos por uno o varios mismos hechos.

EC – Está bien, pero la información de prensa dice que El Cosita y El Sapo eran cómplices en homicidios y violaciones, o sea, los dos asesinos habrían sido a su vez cómplices en el pasado.

JCD – No me consta que sea así. Podría corroborar esa información. Quizás algún medio de prensa la haya obtenido buscando los antecedentes. Recordemos que tenemos el problema de la superpoblación, se trata de ubicar a los presos de la mejor forma posible e incluso se van haciendo cambios. No obstante, le reitero: no me consta que esos dos reclusos hayan tenido algún tipo de participación delictiva en común.

EC – Hay varias versiones de prensa coincidentes. Estoy mirando El País y El Observador que señalan eso.

JCD – Le solicito disculpas porque no tengo la información. De ser así, de todas formas, el tema de la administración, de dónde están alojados los presos, es un hecho muy complejo debido a las actuales características, por demás conocidas por todo el mundo. A veces es muy difícil alojar los presos porque uno los separa pero, por otras dificultades, por otras riñas, por otros problemas, no hay más remedio que volverlos a juntar. Es un constante cambio. Los presos no permanecen en un statu quo. Hay que entender que los presos de Libertad son todos de máxima peligrosidad. Lo ideal sería tenerlos alojados en celdas individuales, pero hoy por hoy estamos muy lejos de ese ideal.

--------------------

Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: María Eugenia Martínez