Entrevistas

Nuevo reto entusiasma a Enrique Iglesias

Nuevo reto entusiasma a Enrique Iglesias

Con 74 años, "un buen conjunto de proyectos y buena salud", Enrique Iglesias se dejó entusiasmar por la Secretaría General Iberoamericana. "Se pueden hacer cosas haciendo pie en la buena voluntad de los gobiernos de trabajar juntos", asegura, y habla de humanizar las condiciones de la emigración, propiciar alianzas entre empresas y generar turismo e inversiones.

Emitido a las 9.08


EMILIANO COTELO: El contador Enrique Iglesias es, quizás, uno de los pocos uruguayos que están, como suele decirse, "más allá del bien y del mal". No hay cuestionamientos políticos o partidarios a la hora de juzgar su gestión en los cargos que ha desempeñado en las últimas tres décadas: director de la CEPAL primero, luego canciller de la República y finalmente presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID),  durante los últimos 17 años.

Y aunque nos cueste imaginar un BID sin Enrique Iglesias, lo cierto es que este asturiano de nacimiento y "uruguayo por adopción" –como prefiere definirse– ya se encuentra transitando otros caminos.

Con 74 años encara un nuevo desafío: la titularidad de la Secretaría General Iberoamericana; órgano creado para potenciar las cumbres de jefes de Estado de América Latina, España y Portugal.

Para conocer algo de su balance de su última década en el BID y, sobre todo, repasar sus proyectos de futuro, conversamos con el contador Enrique Iglesias.

***

EC – Contador Enrique Iglesias, lo hemos ubicado en su nuevo país de residencia, España. Concretamente, lo encontramos hoy en Asturias, donde pasó la Navidad junto a su familia.
 
EI – Así es, estoy aquí por el norte de España, visitando a la familia y acudiendo mañana a Madrid (...).

EC – Cuéntenos, en primer lugar, a propósito de este pueblo, Arancedo, donde está ubicado. ¿Suele regresar allí con frecuencia?

EI – Bastante. Por lo menos un par de veces al año. Es un pueblo muy tranquilo. Son 240 personas, de manera que es un pueblo pequeño. Son casas esparcidas en unas colinas muy verdes y bonitas y está a unos 20 kilómetros de Navia, que es la ciudad más conocida, y La Caridad. De manera que estamos aquí, en medio de la campiña asturiana. Pero siempre con la mente y el corazón puestos por ahí, por supuesto.

EC – Para terminar el repaso del fin de semana, ¿con qué familiares estuvo en esta Navidad?

EI – Tengo todavía tíos. Tengo unas tías bastante mayores –si yo soy mayor, imagínese cómo serán mis tíos–, muchos primos, hijos de los primos, hijos de los hijos de los primos. Ahí se nota la edad, cuando vienen los críos más chiquitos uno se da cuenta de cómo pasan los años para todos. Pero muy lindo, muy tranquilo. Además, en un clima muy agradable: frío pero muy soleado, hay mucha luminosidad. Un poco más frío que ahí, por lo que veo, 2 o 3 grados bajo cero, pero muy bien.

EC – Yo decía que por primera vez en 18 años usted pasa la Navidad sin el BID.

EI – Eso es verdad.

EC - Entonces, ¿fue una Navidad más aliviada?

EI – Más aliviado en algún sentido y preocupado en otro, porque ya tenemos casi tres meses en esta nueva Secretaría. Estamos armando todo el programa de lo que nos proponemos hacer. Por supuesto, recordando siempre los viejos tiempos, que me han servido de mucho, porque no partimos de cero. Esto es una continuidad -a otro nivel- de las cosas que venimos haciendo desde hace tantos años. No solamente en el BID, sino también en la CEPAL, donde estuve 13 años. De manera que hay muchas décadas atrás que me sirven para encarar esta nueva tarea.

EC - ¿Cómo quedó configurada su relación –digamos– profesional con nuestro país? Porque antes era más fácil imaginar los puntos de contacto entre su gestión en el BID y la actualidad de Uruguay: los créditos, los asesoramientos, los planes de apoyo. ¿Por dónde viene ahora su vínculo con nuestro país en cuanto a su trabajo?

EI – Lo primero de todo es que a fines de este año que se inicia, 2006, tendrá lugar en Montevideo la XVI Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno, de esta larga lista de reuniones. Eso va a llevar a que todo este año haya en Uruguay varias actividades, reuniones ministeriales, reuniones técnicas...Todas ellas enfocando las cuatro grandes áreas de esta Secretaría: la colaboración en el plano político, en el plano económico, en el plano social y en el plano cultural. Son cuatro áreas que promueve la cooperación entre estos países. Y esto nos vincula, por supuesto, con todos los temas económicos y sobre todo con los temas políticos. En lo político, este año vamos a tener un gran tema que es la inmigración. Eso nos lleva directamente a la inmigración de nuestro país, porque aquí hay muchos uruguayos. Pero también hay uruguayos en Argentina y en Brasil, y hay nicaragüenses en Costa Rica. Hay todo un tránsito de migración muy importante y nos proponemos discutir ese tema y ver cómo podemos humanizarlo. Tiene muchas facetas, muchas complicaciones, tanto por parte de los países emisores como de los países receptores. Este es un caso muy claro. Entonces, discutir el tema y levantarle el perfil en la consideración política es muy importante. Es un tema político que nos está uniendo y ahí ciertamente se va a sentir la presencia de nuestros intereses, porque hay muchos compatriotas por esta tierra.

EC – Ya que usted menciona ese ejemplo de uno de los temas que están en la agenda de los países iberoamericanos, para usted, como titular de la Secretaría General, estas discusiones que se están propiciando, que procuran -entre otras cosas- humanizar el problema, ¿a qué pueden conducir, a qué tipo de resultados?

EI – Lo primero de todo es que estos países desarrollados van a requerir un número creciente de mano de obra y de personal calificado. Por otra parte, América Latina, por lo menos por un tiempo, va a seguir siendo una zona de emigración. Tenemos que ver cómo conciliamos las dos partes y cómo se comienza por percibir la inmigración como un factor muy positivo para estos países; sobre todo para países como España, con el que compartimos todas las tradiciones, los valores, una historia en común...Debería ser más fácil el tema. Pero se está generando un sentimiento de xenofobia respecto de la inmigración. Y eso es grave, porque pone en una situación difícil a los inmigrantes por aquí. Entonces, hacer entender que la inmigración es un factor positivo para estos países es un tema muy importante. Y hacer entender también que nuestro destino no es mandar gente afuera sino recuperar alguna de la que se fue y tratar de evitar que se vayan, creando oportunidades, que es otro tema que hay que pensar.

En conjunto, hay temas que tienen que ver con la forma como la gente es recibida en estos países, qué se hace con la salud, con la educación, con la revalidación de títulos, con los problemas del retorno, que es algo que me preocupa, cómo buscar formas de estímulo. El tema tiene muchas variables y el hecho de que se discuta es un aporte significativo a muchos miles de personas. Uruguay es un país de muy alta emigración, que tiene que tratar el tema y ponerlo arriba de la mesa en España, América y Estados Unidos.

EC – De hecho, ya nos sumergimos en las tareas que implica la Secretaría General Iberoamericana, pero no la hemos definido. Me gustaría que usted contara qué implica este nuevo desafío que ha asumido. Este cargo no existía hasta ahora. Fue creado por los jefes de Estado y de gobierno iberoamericanos en la XV Cumbre Iberoamericana, que tuvo lugar en octubre en Salamanca. ¿Qué es exactamente? ¿En qué consiste?

EI – Se trata de 22 países, es decir España, Portugal y Andorra –que está también en la familia iberoamericana– y los 19 países hispano y lusoparlantes. O sea toda América, menos la América del Caribe, que va a estar asociada. En el mundo de hoy, junto con los factores de globalización, están también los intereses del vecindario. Esos países comparten tradiciones, valores, historia y, sobre todo, crecientes intereses, porque España es el segundo inversor en estos países. Poner todos esos puntos hace que haya que compartir cosas para hacer cosas juntos. Y esas cosas que se proyectan en los cuatro campos que le mencioné anteriormente: hay un quehacer político conjunto, un quehacer económico, un quehacer social y un quehacer cultural. Y la idea de una secretaría es potenciar todo eso, darle sustancia, darle proyectos y promover cosas que nos puedan llevar al desarrollo económico y social de nuestros países. Ese es el sentido de esta secretaría: potenciar el conjunto de relaciones en esos planos, que es importante para todos, no sólo para nosotros, sino también para España y Portugal. Es ahí que aparece el grupo de proyectos en los cuatro campos que estamos tratando de armar como el programa de esta secretaría a futuro. Creo que tiene sentido en el mundo en que vivimos potenciar el vecindario, potenciar esas relaciones culturales e históricas que existen para mejorar un poco la forma como se hacen las cosas.

EC – En los días previos de la cumbre de Salamanca, el presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, decía que se iba a pasar de un sistema de cumbres a un sistema de instituciones: "Hasta ahora Iberoamérica como comunidad se citaba una vez al año. Ahora se cita para trabajar todos los días con la Secretaría General Iberoamericana". ¿Cuánto se ha institucionalizado esta Comunidad Iberoamericana? Por ejemplo, ¿cuántas personas trabajan con usted?

EI – En este momento nuestro equipo está conformado por unas 40 personas. Tenemos al mismo tiempo instituciones que están funcionando. Ya hay una institución para la cooperación en materia de educación y cultura, otra para cooperación en materia de juventud, otra para la cooperación en materia de seguridad social. Espero que este año la institución haga un gran convenio de seguridad social. Hay toda una red de instituciones que son una inmensa cantidad. Yo me he quedado sorprendido al ver la cantidad de instituciones de colaboración en todo el ámbito iberoamericano. Esta Secretaría va a ser el punto focal, el centro de todo esto. Nuestra tarea es hacer cosas y también impulsar que las hagan otros, otras instituciones. Este año vamos a ver en Uruguay muchas actividades. Por ejemplo en el campo del turismo, en el campo de las energías renovables, en el campo de la profundización de la democratización del crédito, en el campo de la cultura, de la educación...Va a haber un conjunto de actividades que esperamos hacer no sólo en Montevideo. Vamos a tratar de ir al interior. Yo quisiera que esta actividad se proyectara a todo el país. Es un regalo que me ha hecho la historia de estas cumbres, porque esto fue apoyado hace tres o cuatro años, así que yo no tenía ni idea, cuando se decidió ir a Uruguay en 2006, de que me iba a tocar a mí colaborar con la misma. Vamos a tener oportunidad de ver varias cosas. Estamos en el buen camino. El área económica es muy importante, en ella me muevo un poco mejor. Y en la social. De manera que vamos a hacer cositas, en eso estamos.

EC - ¿Lo tiene entusiasmado esta tarea a los 74 años de edad? ¿Cómo juega el factor edad en este reto?

EI – Edad, como se ha dicho, es tener más recuerdos que proyectos. Por ahora tengo un buen conjunto de proyectos y buena salud, algo que también es muy importante en todo esto. Me tiene entusiasmado –porque soy uruguayo pero nací en esta tierra– poder ayudar un poco a fortalecer cosas que nos hagan bien a todos. Es una cosa noble por la que vale la pena luchar y hacer cosas juntos. Me están ayudando mucho los gobiernos. Me está ayudando mucho el gobierno de aquí, por supuesto el gobierno de Uruguay también está muy entusiasmado con esas actividades. Vamos a hacer cosas en el campo económico desde luego. Ahí (está) toda la gran asociación con las empresas pequeñas y medianas, que ha sido un tema de toda mi vida; vamos a impulsarlo desde aquí. Y actividades en el campo del turismo, por ejemplo. España tiene mucho que hablar de este tema y Portugal lo mismo. Se pueden sacar inversiones, promoción de actividades y, sobre todo, defender ciertos principios. Acabamos de entrar como observadores de Naciones Unidas. Es decir que la secretaría ya ha tenido el reconocimiento del Sistema de Naciones Unidas para ser miembro observador del mismo. De manera que hay para hacer cosas, estamos en la fase de diseño, con un pequeño grupo muy entusiasta y activo. Espero que podamos contribuir un poco, a partir de esta plataforma, a seguir ayudando al país a hacer más cosas en el futuro.

EC – Uno de los puntos críticos del desafío que usted enfrenta es demostrarle a la gente que estas cumbres no son sólo declarativas, que los acuerdos se traducen después en hechos, en resultados palpables para la población.

EI – Claro. Estas cumbres producían grandes declaraciones muy interesantes, los presidentes apoyaban muchas declaraciones, pero el tema es qué se hace entre cumbre y cumbre. La responsabilidad es entender que estas cumbres, para tener respetabilidad y no convertirse en tareas retóricas, tienen que hacer cosas. Entonces, nuestra responsabilidad ahora es que se pueden hacer cosas haciendo pie en la buena voluntad de los gobiernos de trabajar juntos. Ese es el tema. Por eso es desafiante la actividad. Algo se puede hacer y espero sacar muy buenas cosas para el país, de manera que estamos bastante motivados en este sentido.

EC – Usted mencionó al pasar el tema de pequeñas y medianas empresas, ¿en qué están pensando concretamente en ese sector de la actividad en el caso de Uruguay?

EI – Estamos pensando fundamentalmente en alianzas estratégicas entre empresas españolas y portuguesas y las empresas uruguayas y de otros países. Hay un fenómeno en el mundo que son las alianzas entre las pequeñas y medianas empresas y las empresas grandes. Ayudar a potenciar unas y otras, abrir las puertas a la exportación de nuestras empresas, ayudarlas a modificar y mejorar su tecnología y su organización y, por supuesto, el crédito. Todo eso forma parte de los programas que tenemos en el área económica. Ahí la movilización del sistema bancario es muy importante. Hoy en día España y Portugal tienen una presencia importante en ese sentido. De manera que con un poco de imaginación y buena voluntad se pueden hacer cosas. Es un campo que me interesa mucho promover.

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EC – A partir del punteo que usted iba trazando y del entusiasmo con el que lo comenta y resume, todo indica que lo vamos a tener con frecuencia por aquí, ¿no?

EI – Este año particularmente sí. Porque muchas de las reuniones preparatorias y vinculadas con la cumbre se van a hacer en Uruguay, de manera que confío en poder estar ahí. Aparte de que voy a estar ahí esta semana. En febrero, marzo vamos a estar por ahí. Lo cual me da mucha alegría porque yo quería empezar a volver un poco más al país.

EC – Seguiremos charlando sobre la Secretaría General Iberoamericana en esos encuentros. Permítame en el final preguntarle algo sobre la etapa que acaba de cerrar, la etapa en el BID: cuatro períodos consecutivos. Un lapso durante el cual el organismo triplicó su volumen de operaciones –si mis datos están bien, la cartera es hoy de 101.000 millones de dólares–, un período en el que además sumó nuevos miembros en Europa, fortaleció su participación institucional en el área social, con préstamos en áreas muy diversas, como vivienda, salud, educación y medio ambiente. Mi pregunta es: ¿por qué cree que esa tendencia, e incluso el aumento de la cooperación destinada a América Latina, ha estado acompañada, ha coexistido con un deterioro de buena parte de los indicadores de bienestar social? La pobreza, el hambre, la marginación, la violencia, la inseguridad han aumentado en estos años en nuestro continente y llegado a niveles en muchos casos inaceptables. ¿Cómo analiza esto?, ¿qué mecanismos de trasmisión fallaron? ¿Cómo reflexiona sobre estas dos realidades?

EI – Antes de contestarle directamente, lo siguiente: en su pregunta está implícita la convicción, o por lo menos el punto de partida, de que se pueden resolver todos esos temas desde afuera.

EC – No quise decir eso, pero es bueno aclararlo.

EI – En el fondo, todo eso que usted dice es verdad. Pero se resuelve con una agenda doméstica y con una agenda internacional. La agenda doméstica es fundamental. Cuando uno se pregunta por esas cosas tiene que comenzar por preguntarse qué falló en las políticas internas, primera cosa. Segunda cosa, eso que usted dice no pasó en todas partes. Hay países que han mejorado y lo han hecho sustancialmente, como es el caso de Chile. Esas dos cosas importantes de entrada.

Lo otro es que en los últimos años hemos pasado coyunturas internacionales bastante poco favorables. Hoy en día estamos casualmente viviendo, desde hace tres años, un período de bonanza externa, que siempre es un factor muy importante en la solución de estos problemas.

Dicho todo esto, efectivamente no estamos satisfechos con la forma como se están resolviendo los temas sociales; aunque han mejorado un poco. Ha caído la pobreza y, según dice la CEPAL en su último informe, aumenta el crecimiento. Uno podría imaginar que las cosas deberían tender a mejorar a partir de una coyuntura externa mejor y buenas políticas, que forman parte del aprendizaje penoso que hemos hecho en los últimos 15 años.

EC – Pero, justamente, citando el informe de CEPAL de la semana pasada, que acaba de mencionar, allí se destaca que la pobreza afecta hoy a 213 millones de personas que representan el 40 por ciento de la población total; un porcentaje demasiado elevado, a juicio de este organismo que usted supo encabezar.

EI – No solamente comparto plenamente eso, sino que lo hemos venido diciendo sistemáticamente. Es inaceptable que la región tenga en este momento esos niveles de pobreza. Pero repito: en todo eso hay un juicio que hay que hacer a las políticas domésticas y a la política de las instituciones internacionales, entre las cuales están, ciertamente, los bancos, que son siempre una parcela de la solución del tema, pero no el punto de apoyo de la solución total. El banco ha hecho inversiones que -miradas individualmente- no se puede negar que son muy importantes. En Uruguay hemos estado prácticamente en todos los campos imaginables; sobre todo en el tema social, en la ayuda a los programas de pobreza, pasando por la educación, la salud, la vivienda, en fin... Todo eso en sí mismo es bueno, pero no es suficiente para resolver los temas agudos de la pobreza. Hoy en día están bajando los índices. Lentamente empezaron a bajar. Eso quiere decir que - de alguna forma- se ha aprovechado la experiencia cumplida, que hoy en día nos hace ser un poco más eficientes en las políticas económicas, y al mismo tiempo la coyuntura internacional nos está ayudando. De manera que no se puede imaginar que desde el banco se pueden resolver los temas sociales y económicos. El banco puede ayudar en ese sentido, pero no es, ciertamente, la solución exclusiva para esos problemas.

EC – Eso está entendido. Pero en cuanto a la forma como juegan los organismos internacionales, en particular el BID y el Banco Mundial, la forma como manejan sus préstamos a los países en desarrollo, en particular a los latinoamericanos, ¿no se puede aumentar la eficiencia social de ese dinero? Más de una vez se han escuchado críticas a propósito de todo lo que se pierde en el camino hasta que efectivamente el dinero llega a sus destinatarios reales, en lo que puede ser burocracia, gastos excesivos en consultorías... ¿Qué dice usted de ese tipo de razonamiento?

EI – Es posible. No voy a decir que todas las actividades son perfectas ni mucho menos. Ciertamente están sometidas a todo tipo de evaluaciones. Tengo la percepción –y lo podríamos ver caso por caso– de que las cosas están un poco mejor gracias a esas intervenciones. ¿Podrían estar mucho mejor? Es posible. Ciertamente todos estamos aprendiendo. Incluso ha habido equivocaciones y errores porque son instituciones dirigidas por personas, y por tanto hay posibilidad de errores. Pero tengo la impresión y la convicción total de que las cosas están un poco mejor, y cuando uno mira individualmente lo que se ha venido haciendo tiene que reconocer que en esos campos, aunque podría haberse hecho mejor, se ayudó un poco en los problemas sociales y, sobre todo, en el quehacer económico. Esa es mi evaluación.

La pregunta que usted hace es permanentemente hecha a los organismos, y se hace también desde adentro: cómo lograr que las cosas funcionen mejor a partir de una buena evaluación de lo que se viene haciendo. No crea que es algo que se pregunta desde afuera. Los organismos todo el tiempo se están interrogando desde adentro y han hecho cambios importantes. Se han creado oficinas de evaluación interna...Todo eso forma parte de una reflexión en la que todos estamos aprendiendo. Le repito: el mundo está un poquito mejor de lo que podría haber estado si no existiera este tipo de instituciones. Cuando usted me dice que hay 210.000 millones de pobres, es exactamente así; ¿pero cuántos habría si no hubiera habido intervenciones o ayudas internacionales? Esa es la otra pregunta que habría que hacerse. ¿cómo estarían si las cosas no hubieran ocurrido en función de la ayuda que han prestado estas organizaciones?. Ciertamente, es un acto de fe. Yo se lo digo tras una evaluación serena de cómo han sido las cosas. Creo que se han hecho cosas importantes que han ayudado a que las cosas estén un poco mejor.

EC – En ese plano que yo le mencionaba, el de la mejora de la eficiencia social del dinero que destina el BID a los programas en América Latina, me imagino que hay dos grandes líneas. Por un lado, la mejora dentro del propio BID. Y por otro, la mejora en el control de cómo se llevan a la práctica después en los países, en cómo los llevan adelante los gobiernos. En esos dos planos, ¿qué logros puede mencionar que se hayan obtenido durante el tiempo en que usted estuvo al frente del BID?

EI – ¿En general, dice usted?

EC – Sí, en lo que tiene que ver con el BID y su manejo de esos préstamos.

EI – Lo primero de todo es que el 50 por ciento de las operaciones fue directamente a temas sociales. Es el banco que tiene mayor sensibilidad o respuesta a la temática social. En segundo lugar, hemos tenido un impacto fuerte en la creación de instituciones, que es muy importante. Porque por último significa crear buenas instituciones para la administración de la agenda doméstica del desarrollo y de la agenda internacional. En tercer lugar, se ha hecho un avance importante en todo el tema de infraestructura. La infraestructura es muy importante, las carreteras, los puentes, la infraestructura social, los gasoductos, los oleoductos, los ductos de agua...todo eso forma parte de una contribución neta. Y por último todo lo que ha sido apoyar a los países en la apertura internacional, al resto del mundo. En esos campos ha habido una contribución importante que yo califico como un apoyo que ciertamente ha sido útil y beneficioso para los países. Como usted dice, las cosas se pueden hacer mejor y es posible que haya exceso de cierto tipo de consultorías. Puede ser que todo eso exista, no quiero decir que nada sea perfecto, pero en el balance final en mi opinión tanto en el campo social, como en el institucional, como en la infraestructura y la apertura externa, el banco ha hecho una contribución significativa.

EC - ¿Y en cuanto a la transformación del banco en sí mismo, en estos aspectos?

EI – Es un proceso permanente. Me tocó trabajar en dos reorganizaciones y ciertamente el nuevo presidente hará la suya, como corresponde, y ahí también estamos aprendiendo. Por ejemplo, cuando llegué, en el banco no había ninguna tarea de evaluación clara. La evaluación de qué pasó con los proyectos se está haciendo ahora de manera mucho más sistemática. Se entró en una línea de tratar de ver cómo se aumenta la eficiencia de los proyectos, la forma como se ejecutan, su impacto social y su parte institucional. Es un proceso de avance. En el balance final mi opinión es que las cosas están un poco mejor. Usted podrá decir "éste es interesado, era el presidente". Yo entiendo eso. Pero le soy sincero: cuando miro las cosas reconozco los problemas, los defectos, las insuficiencias y el balance final- a mi juicio- es positivo. Esa es mi opinión. Me he ido muy satisfecho de esa labor, porque he podido, sobre todo, priorizar el tema social y el tema institucional, que son temas cruciales para el desarrollo de nuestros países. Si entráramos derecho al caso de Uruguay, Uruguay ha sido el país que ha tenido una presencia masiva en todos los sectores, económicos, sociales, culturales, hemos tratado de avanzar en las cosas micro, el ejemplo de la cantidad de sectores que se ha apoyado es para mí muy gratificante. Y es un caso lindo, porque el país ha podido aprovechar este banco con una inmensa cantidad de intervenciones que, miradas a la distancia, me dejan realmente satisfecho.

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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: María Eugenia Martínez