Estados Unidos: futuro incierto para los inmigrantes en 2006
En Estados Unidos más de diez millones de inmigrantes indocumentados comienzan el 2006 con la esperanza de que el Congreso emprenderá una reforma de las leyes de inmigración y la incertidumbre de lo que será su destino en los meses siguientes.
Al menos cinco proyectos que niegan la posibilidad de la salida fácil de una amnistía e incluso la residencia legal, como se facilitó en la reforma de hace 20 años, están ya sobre la mesa del Congreso estadounidense. Todos tienen en común el fin de aprovechar la mano de obra barata que representa un trabajador extranjero no calificado, informó Terra.es.
Los inmigrantes en Estados Unidos están a la espera de vivir en una mejor situación. México, el país que tiene más interés en el cambio, expresó su preocupación por la poca apertura hacia la solución definitiva de los casos de, por lo menos, cuatro millones de compatriotas que viven y trabajan ilegalmente en ese país y encuentra incluso trampas de deportación en algunas propuestas.
Los proyectos de ley parecen estar destinados a satisfacer a aquellos que resistiéndose a la presencia de los inmigrantes no dejan de admitir que su trabajo es necesario para cubrir labores que los estadounidenses no desean hacer. Sobre esa base, la mayoría de los proyectos plantea dar a los inmigrantes una permanencia con autorización laboral, mayormente de tres años, y salida de Estados Unidos hasta que sea llamado por otro periodo más. Cumplido el segundo turno, se tendrán que ir.
El presidente estadounidense, George W. Bush, a fines de noviembre promovió un plan de trabajadores temporales en visitas a varios estados de la frontera con México. Pero, más que a esos trabajadores, su tiempo estuvo más bien dedicado a estrategias de fortificación de la frontera y a evitar que desesperados residentes tomen la justicia en sus propias manos con la detención y, a veces, maltrato de los indocumentados.
En 2000, Bush, que era todavía gobernador republicano y estaba en campaña presidencial tratando de atraer votantes hispanos que históricamente han simpatizado por el Partido Demócrata, habló de unión familiar y padres y madres trabajadores. "Los valores de familia no se detienen en el río Grande", dijo refiriéndose al río fronterizo con México. "La gente viene a Estados Unidos porque madres y padres tratan de alimentar a sus hijos. Estos nuevos estadounidenses deben ser tratados con respeto por el gobierno en Washington. Algunas veces, sin embargo, la policía transmite un mensaje diferente. Mi gobierno reformará el sistema haciéndola meritoria de una nación de inmigrantes".
No obstante, el 28 de noviembre de 2005, promoviendo su plan de temporalidad en el trabajo para los inmigrantes y controles fronterizos más severos, Bush cambió y dijo: "Bajo las actuales leyes, el gobierno federal está obligado a liberar a quienes cruzan ilegalmente nuestra frontera si sus países de origen no los reclaman en un determinado tiempo. La ley es inconsecuente cuando se trata de poner orden en la frontera. Y debe ser cambiada. Entre los que estamos obligados a liberar figuran asesinos, violadores, pederastas y otros criminales".
Una encuesta del diario The Washington Post y la cadena de televisión ABC, el 54% desaprobó la forma en que Bush estaba manejando el tema de la inmigración. Mientras que el 61% dijo que los inmigrantes deberían tener una oportunidad para conservar sus empleos y solicitar su residencia legal.