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Adictos a la basura

Imagínense una casona vieja de 200 metros cuadrados, con techos de cuatro metros de altura, llena de basura. Trapos viejos, botellas, calefones y heladeras rotas, colchones vencidos y una gran cantidad de papeles, cartones y recipientes de plástico. Durante 13 años, el propietario de la casa ubicada en Enrique Martínez 1558, en el Reducto, se llevó a su casa todo tipo de cosas que encontraba tiradas en la basura. Esa fue la casa que hace pocos días se convirtió en noticia debido a que se incendió. El diagnóstico del propietario está claro, sufre el "síndrome de Diógenes", una patología psiquiátrica cada vez más común que lleva a las personas a coleccionar compulsivamente basura. Sólo en Montevideo, en el último año, personal de Salubridad de la Intendencia tuvo que limpiar cuatro viviendas llenas de basura. Informe de Lucía Massa

Lo peor es que los vecinos que sufren las consecuencias de vivir cerca de una casa llena de basura no tienen muchas alternativas. Los trámites burocráticos son eternos y el departamento de Salubridad de la Intendencia Municipal de Montevideo reconoce que, hasta ahora, tiene las manos atadas. Sólo puede cobrar una multa, pero eso no logra que las personas que padecen este síndrome vuelvan a recolectar basura después de los operativos de limpieza. Porque el problema es que están enfermos.

Pero, hasta ahora, la Justicia, que es la única que podría obligar a una persona a someterse a un tratamiento psiquiátrico, no responde al pedido de las autoridades de Salubridad. O sea que pagan la multa, vuelven a su casa y otra vez empiezan a coleccionar basura. Es lo que pasa en la gran mayoría de los casos, según informó Salubridad.

Un caso puntual
Una casa enorme, de 22 metros de largo por nueve de fachada, clásica casona de antes, con claraboya y techos altísimos. Cuando ya no le entraron más cosas a nivel del suelo, el propietario de esta casa aprovechó que los techos eran altos y construyó entrepisos con maderas sueltas para poder seguir acumulando más basura.   

El comisario Carlos Nicola, encargado del operativo que Bomberos tuvo que desplegar para apagar el incendio que empezó el 2 de enero de mañana, asegura que no fue una tarea sencilla. La cantidad de mugre acumulada era tan grande que casi no podían moverse y fue imposible abrir las ventanas.

"Nos encontramos con una gran carga de material combustible. (Había) todo lo que se puedan imaginar en elementos de dormitorio, cocina, colchones, frazadas, heladeras en desuso, tubos de luz, paraguas, papeles, cartones, plásticos, garrafas, cilindros de aire... Todo lo que él recolectaba lo iba acumulando en ese lugar. Tanto a nivel de piso, como a nivel de los entrepisos que con los años fue armando. Al ser habitaciones muy altas y, al no tener espacio, tuvo la necesidad de armar entrepisos. Era un gran depósito lo que no nos permitía abrir las ventanas. El único lugar de acceso para la entrada de bomberos era la entrada principal. En el fondo también había una gran acumulación de materiales y no sólo tenía depositado dentro, sino también en la azotea. Indudable que todo esto impedía una rápida extinción del foco", dijo Nicola.
 
Al final, lo que sí les sirvió de la casa fue la claraboya y por ahí los bomberos lograron controlar este incendio en el que, afortunadamente, no hubo heridos. Los bomberos estuvieron trabajando más de diez horas allí.

Nicola recuerda los detalles de ese día: "Hubo la necesidad de contar con apoyo de más personal. Se trabajó con dos autobombas tanque y con una cisterna. Osea que hubo que incrementar el personal para poder extinguir el incendio... El trabajo fue duro. La etapa inicial (fue desde) las 8:50 de la mañana hasta las 15:30. En la etapa de remoción y enfriamiento, una etapa muy delicada, porque el cansancio del personal aumenta y es ahí donde se pueden generar accidentes. Esa tarea se realizó hasta aproximadamente las 19:30 horas. Tuvimos el asesoramiento de Seguridad Edilicia de la Intendencia Municipal de Montevideo, se hizo presente en el lugar la arquitecta Margarita Echepare, que clausuró la vivienda. Porque se pueden imaginar que el lugar es inhabitable. Y alguien va a tener que retirar esa material para que esta persona no ingrese nuevamente y siga acumulando basura".

El comisario Nicola decía que a las 7:30 de la tarde terminaron de remover los escombros. Decía, además, que una arquitecta de la Intendencia Municipal de Montevideo clausuró esta vivienda. Con todos estos datos sobre la mesa, lo que pasó fue increíble. El propietario volvió a su casa media hora después de que se fueran los bomberos. Y volvió a juntar basura. Eso es lo que cuenta Alejandro Ibanoff, vecino de esa cuadra.

"Los bomberos se fueron 7:30 de la tarde y a las 8:00 ya estaba metiendo todo lo que los bomberos habían dejado afuera. Y "taponió" de vuelta la ventana- Y ahí anda de vuelta. Vecinos contiguos y otras personas más, por consejo del oficial de bomberos, hicieron la denuncia a la comisaría porque es una casa que no está habilitada para vivir en ella. Porque ya con los incendios que ha tenido, es una casa vieja y se va a venir abajo... Por otra parte, se hizo la denuncia policial y eso ahora seguirá el curso. El tema es que ha habido tantas denuncias que esta, quizá, sea una más", afirmó Ibanoff.

A los vecinos nos los sorprendió el incendio del otro día, porque no es la primera vez que pasa. Hace cuatro años, también apareció esa casa en los informativos por otro incendio. "Hace cuatro años pasó algo similar... Y ahora alrededor de 6:30 de la mañana mi suegro justo salió para la calle y sintió un olor a goma quemada y junto a otro vecino llamaron a los bomberos... Y esto demoró un calvario de casi cuatro horas, porque era muy difícil entrar por toda la mugre y todo lo que había ahí adentro. Hasta que lograron romper un muro que da contra la casa de uno de los vecinos y por ahí empezaron a echar agua y empezó a ir bajando el fuego", señaló Ibanoff.

Otros casos increíbles
Hace un año y medio hacíamos un informe a raíz de un apartamento en Arenal Grande del que la Intendencia tuco que sacar 24 camiones de basura orgánica, no papeles, ni cartones. Estamos hablando de una persona que vivía rodeada de 96 toneladas de residuos. El 30 de abril de 2004, Salubridad le tuvo que pedir ayuda a Policía de Tránsito para cortar la calle. Los inspectores de Salubridad contaron que no podían entrar al apartamento porque la basura trancaba la puerta. Y que cuando empezaron a fumigar salían pulgas, piojos, cucarachas y ratones.

En otro operativo, en el año 2003, en este caso en el barrio de Colón, tuvieron que sacar 16 toneladas de excremento de un hombre que no sólo juntaba sus necesidades sino que salía a recolectar por la calle las necesidades de los perros y se las llevaba para su casa.

Estamos hablando de una patología psiquiátrica ya reconocida a nivel internacional. Después de detectar varios casos similares de personas mayores que vivían aisladas y rodeadas de basura, en 1975 un grupo de científicos calificó a esta patología como "síndrome de Diógenes". En referencia a Diógenes de Sínope, un filósofo de la época de Aristóteles famoso porque defendía un modo de vida austero, renunciando a todo tipo de comodidades. Para ejemplificarlo se fue a vivir a la calle, adentro de un barril, para aislarse del mundo externo.

Esta es una enfermedad que se da, por lo general, entre personas que viven solas y que son mayores de 65 años. Pero no tiene nada que ver con clases sociales. Desde Salubridad nos contaban que en muchos casos se trata de personas solventes, incluso con título universitario.

Los vecinos de estas personas denuncian que nadie le pone punto final a este problema. En el caso del incendio en el Reducto, los vecinos denunciaron durante años esta situación, pero el mecanismo no es sencillo. El tema es que Salubridad necesita una orden de allanamiento para entrar a limpiar. Primero llega la denuncia al Centro Comunal, este la ingresa en Salubridad, que a la vez la pasa a Servicios Jurídicos de la Intendencia y, recién ahí, llega a la justicia. Es un proceso largo que, en casi todos los casos, demora años. Pero lo peor es que no tiene una solución definitiva.

En el informe anterior el director de Salubridad de ese momento, el doctor Lillo nos decía que iba a dar una charla en la Cátedra de Medicina Legal, a la que iba a invitar a jueces, para sacar a la luz la importancia de obligar a estas personas a someterse a un tratamiento psiquiátrico. El resultado: ni uno sólo de los jueces que habían invitado a esa charla concurrió a ella.

Silvia Lavaggi, funcionaria de Salubridad, remarca que siguen con las manos atadas: "Por ejemplo, (en el caso) de Arenal Grande, él es propietario. Hay otro caso en el Palacio Salvo que también es propietaria, no de uno, sino de varias propiedades. En el Palacio Salvo, lo que consiguieron los vecinos fue que ella, a pesar de ser propietaria, no pueda entrar, no pueda hacer uso. Después de años te estoy hablando, por cuestiones legales. Igual esta propietaria se fue para otro lugar y empezó a juntar mugre de vuelta. Y con el propietario de la casa en Arenal Grande nos está pasando lo mismo, al otro día de vaciar el departamento él volvió a juntar mugre. Porque él no está curado, tiene una patología y sigue igual. Es evidente que va a juntar mugre de vuelta... Hemos intentado pedir pericias psiquiátricas al Ministerio de Salud Pública y no hemos tenido respuesta".