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España: primer país de la Unión Europea que pide asistencia en fronteras

España es el primer país de la Unión Europea que solicitó ayuda a la agencia europea de control de fronteras exteriores (Frontex) que analizará la demanda para ver cómo puede colaborar en el control de la situación en Mauritania, donde decenas de miles de inmigrantes esperan para llegar a Canarias.

"La petición se concretó durante el viaje realizado el pasado viernes a Mauritania por los secretarios de Estado de Asuntos Exteriores y de Seguridad y en el que participó un alto funcionario de la Comisión Europea", indicó el portavoz de Seguridad, Libertad y Justicia, Friso Roscam.

La ayuda que Frontex puede ofrecer es más de carácter técnico y, sobre todo, de coordinación en el control de las fronteras marítimas, así como sobre cuestiones jurídicas bastante complejas, como es determinar a qué autoridad compete el control del mar en aguas internacionales, según informó Univision.com.
 
El portavoz de Seguridad, Libertad y Justicia explicó que aunque el control de la inmigración ilegal es competencia de las autoridades nacionales, la agencia de fronteras puede jugar un papel importante en la coordinación de esas tareas. La agencia, con sede en Varsovia y operativa desde el 1 de mayo de 2005, dará su respuesta "lo más pronto posible", indicó.

También Europol, la oficina europea de Policía, está realizando un análisis de riesgo con la información recibida para señalar las posibles áreas de actuación de la Unión Europea, precisó el portavoz. Ese análisis se centra en saber de dónde proceden los flujos migratorios, cómo se desplazan esas personas o las diversas rutas elegidas.

Definir una política global en materia de inmigración, a corto, medio y largo plazo es el objetivo, lo que pasa necesariamente por aumentar el diálogo con los países de origen y de tránsito de la inmigración. Porque, insistió el portavoz, "no se trata de un problema de España, si no de un problema europeo".

Además, Roscam destacó que la actuación de la Unión Europea debe centrarse en ayudar a solucionar los problemas que originan esos flujos migratorios, es decir, la situación de pobreza y de violación de los derechos humanos que sufren los países de los que salen esos inmigrantes.