Francia: proyecto de inmigración llega al Parlamento
Este martes, la Asamblea Nacional de Francia comenzó a debatir el proyecto que regula la inmigración de manera más rígida, rechazado por numerosas entidades sociales y que obliga a los partidos a pronunciarse sobre un asunto sensible, cuando sólo falta un año para los comicios presidenciales. El promotor del proyecto fue el ministro del Interior, Nicolas Sarkozy, quien presentó el contenido de la ley en un acto que le sitúa de nuevo en el primer plano de la actualidad política.
La discusión del proyecto de ley sobre inmigración adquiere un tinte electoral y el titular de Interior, candidato no confeso a la presidencia de Francia, ha hecho bandera de esa norma y de otra que se tramitará en las próximas semanas.
Sarkozy, consciente del impacto popular del tema de la inmigración, presentó este martes una norma que obligará a los inmigrantes a firmar un "contrato de acogida e integración" por el cual se comprometerán a aprender francés y respetar las "leyes y valores" del país.
El proyecto combate los llamados "matrimonios de connivencia", al no otorgar automáticamente el permiso de residencia al inmigrante casado con un nacional francés, que tendrá que justificar al menos cuatro años de vida en común para acceder a la nacionalidad, según informó Univision.com.
El nuevo proyecto dificulta el reagrupamiento familiar al plantear la exigencia de que el inmigrante que quiera traer a sus familiares lo pueda hacer sólo transcurridos dieciocho meses de residencia legal en el país y siempre que justifique ingresos y alojamiento adecuados para mantenerlos.
Además, deroga la regularización automática de un extranjero cuando haya estado diez años de inmigrante ilegal, lo que para el ministro es un "premio a la clandestinidad" y pone énfasis en que la condición imprescindible para los inmigrantes es contar con un visado de larga duración que los consulados concederán ya de manera más restrictiva.
El proyecto Sarkozy es criticado por sindicatos, organizaciones humanitarias, confesiones religiosa y, hoy también, por la oposición en el Parlamento.