No se limitarán a manifestar y harán una vigilia en los alrededores del Congreso, en momentos en que el Senado retomó la discusión de la reforma migratoria - estancada desde hace más de un mes - y que definirá si pueden ser legalizados los 12 millones de extranjeros sin documentos que hay en Estados Unidos.

Las organizaciones empezaron una campaña para convencer a los ciudadanos hispanos que se registren para votar en las elecciones legislativas de noviembre. La idea es hacer escuchar sus reclamos a través de legisladores que los representen directamente.
Esto no será un detalle menor, porque hay 42 millones de hispanos. Son la minoría más grande del país.

La presión de estas agrupaciones tiene como "telón de fondo" el discurso que dio ayer el presidente Bush sobre su plan para reformar el sistema migratorio. Por un lado, dijo que quiere enviar soldados a la frontera con México (lo que se concertaría más allá del marco de esta reforma, pues se fundamenta en razones de seguridad). Por otro, propone legalizar sólo a una parte de los indocumentados y dar visados de trabajo temporarios a otros.

Bush está pidiendo a los senadores que apoyen esa propuesta. De todas formas, la discusión seguirá por lo menos hasta fin de mes.
Una encuesta señala hoy que la confianza en el presidente Bush alcanzó el nivel más bajo que haya tenido un presidente en Estados Unidos. Según la encuesta del Washington Post y la cadena ABC News, la aprobación de su gestión cayó hasta 33%, mientras que la desaprobación subió hasta el 65%.

Cualquiera de estas cifras son resultados demoledores para Bush, teniendo en cuenta que es año de elecciones: en seis meses habrá legislativas.

Son los índices más bajos de los últimos 25 años, período en que estos medios llevan haciendo sondeos sobre la gestión de los presidentes. Según los resultados, el tema que genera más disconformidad es la guerra de Irak.