Miel: una inversión rentable y con buenas perspectivas
Un curso de un año, un pequeño capital y gusto por la tarea. Con esas tres cosas, cualquier persona podría convertirse en apicultor y empezar una producción que, además de sana y natural, tiene buena rentabilidad y mejores perspectivas. Dulce y beneficiosa para la salud, la miel se consolida como un buen sector para invertir en Uruguay; país que está entre los primeros exportadores del mundo y que vende al exterior entre el 80% y el 90% de lo que produce.
"El número de productores apícolas ha venido aumentando consistentemente en el correr de la presente década. El proceso se aceleró particularmente a partir del año 2003, como consecuencia de las expectativas favorables que presentó el rubro", dice un informe que escribieron los ingenieros Eduardo Errea y Marcelo Ilundain, publicado en el portal del Ministerio de Ganadería.
Según cifras de Junagra, en 2005 había unos 4.900 propietarios de colmenas en el país. De todos modos, desde la Sociedad Apícola del Uruguay (SAU) informaron que esa cifra se está afinando, a través de un nuevo relevamiento.
"Para ser apicultor, a la persona debe gustarle la actividad. No lo puede hacer por lucro solamente. La persona que quiere introducirse en la actividad tiene que capacitarse y además le tiene que gustar", advirtió Walter Fierro, presidente de la Sociedad Apícola del Uruguay.
Esa asociación brinda un curso que dura un año, tiene una carga semanal de tres horas y un costo que ronda los 10.000 pesos.
"Se recomienda comenzar con cinco o 10 colmenas el primer año, pues se necesita adquirir experiencia, si bien en el curso se dan las bases", comentó Fierro, que tiene colmenas en Rincón de Melilla y en San José.
El apicultor informó que el Banco República (BROU) tiene líneas de créditos para pequeños productores y comentó que, para calcular la inversión inicial, hay que tener en cuenta que una colmena poblada cuesta entre 50 y 80 dólares.
La apicultura puede ser orgánica o tradicional. Fierro explicó que eso se determina en función del lugar. "En Canelones, Florida, Soriano o San José es imposible hacer apicultura orgánica, porque el ambiente no lo permite. Sí se puede en Durazno o Tacuarembó, por ejemplo", sostiene. Y explica que la producción orgánica exige un área que no esté vinculada a la producción con agroquímicos. "En Canelones, por ejemplo, donde hay muchas chacras, estamos rodeados de un ambiente muy tratado con agroquímicos", comenta.
Aunque en 2004 se llegó a niveles récords de exportaciones y se vendió miel por 29 millones de dólares, el 2005 no fue un buen año: mermó la producción y bajaron los precios internacionales. De todas formas, los precios mejoraron en 2006 y se estima que este año se va a pagar entre 1.10 y 1.20 dólares el kilo.
La miel se vende en tambores de 300 kilos. "Exportamos a granel", precisó Fierro, e informó que Alemania y Estados Unidos se mantienen entre los principales países compradores.
En 2005, las exportaciones de miel natural rondaron los 10 millones de dólares.
Un buen complemento
"La mayoría de los apicultores vivimos en la ciudad, pero la producción contribuye a que la gente permanezca en el medio rural", destacó Fierro. Puso como ejemplo un convenio que hizo Conaprole con pequeños tamberos, para que complementen su producción con la apicultura. Con 50 o 100 colmenas se puede sacar de apuros a un tambero que tenga problemas de subsistencia, resaltó.
Para vivir exclusivamente de la miel, es necesario tener entre 300 y 400 colmenas, aunque ese número es relativo, pues depende de dónde vive el apicultor y también de su habilidad.
Un productor que tenga 1000 colmenas, necesita uno o dos empleados todo el año y contratar más personal en época de cosecha, que va desde noviembre hasta abril, señaló.
La SAU tiene hoy unos 1200 socios a nivel nacional, que reciben capacitación y actualización permanente, resalta Fierro.
Velar por la calidad del producto, aumentar su consumo y fomentar (a través del Ministerio de Salud Pública) el uso de propóleos para tratar distintas afecciones son algunos de los objetivos a corto plazo de los productores.
"La apicultura tiene una rentabilidad buena a nivel agropecuario", asegura Fierro.
Inversión cruzada
El presidente de la SAU resaltó que últimamente se han visto empresas de otros rubros que comienzan a invertir en apicultura. "Apicultores con experiencia se asocian, por ejemplo, con empresas agropecuarias. Hay varias empresas agropecuarias que están invirtiendo en apicultura", aseguró. Además de la rentabilidad que se puede obtener, la tendencia se consolida en la medida que se fortalece la idea de que la abeja mejora la actividad agropecuaria a través de la polinización, agregó.