Entrevistas

Paolillo: todo el mundo sabía dónde estaba Peirano

"La cacería del caballero" libro que reveló que Juan Peirano vivía en Estados Unidos, movió una causa que parecía perdida: juzgar en Uruguay al que se cree es el principal responsable de la estafa a los ahorristas de los bancos Montevideo y Caja Obrera. Ahora, Peirano fue detenido. El autor del libro, Claudio Paolillo, afirma que "todo el mundo sabía" esos datos pero "nadie movía un dedo".

(Emitido a las 9.10)

EMILIANO COTELO:
¿Habrá llegado a su fin "la cacería del caballero"?

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Tras 44 meses huyendo de la justicia uruguaya, Juan Peirano Basso fue arrestado el viernes en Estados Unidos.

El número uno del grupo Velox deberá declarar hoy en la Corte Federal del Distrito Sur de la Florida, donde se tramitará el pedido de extradición cursado desde Uruguay por la jueza en lo penal de séptimo turno, Graciela Gatti.

Desde marzo pasado, la doctora Gatti tiene a su cargo la investigación de la quiebra fraudulenta del Banco Montevideo-Caja Obrera, por la cual desde agosto de 2002 permanecen en prisión tres hermanos de Juan Peirano: Dante, Jorge y José.

¿Por qué se demoró tanto la captura de Juan Peirano? ¿Cuántas veces fue localizado en Estados Unidos? ¿Por qué fracasaron los pedidos de arresto librados por el anterior juez de la causa, el doctor Pablo Eguren? ¿Cómo se explica que, pese a estar requerido en Uruguay, Paraguay y Argentina, Juan Peirano haya conseguido este año la residencia permanente en Estados Unidos?

Sobre estos y otros temas vamos a charlar con Claudio Paolillo, director-editor general del semanario Búsqueda y autor del libro La cacería del caballero.

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EC - ¿Te sorprendió que Juan Peirano haya sido arrestado en Coral Gables, en el Estado de La Florida, cerca de Miami?

CLAUDIO PAOLILLO:
Me sorprendió la celeridad del trámite. No me sorprendió el hecho de que fuera arrestado porque en el libro que escribí lo dejo como final abierto, digo que esta historia puede no haber terminado allí y probablemente tenga otros avances en lo sucesivo. Y efectivamente, la historia no había terminado.

EC - El libro de Claudio termina diciendo: "Tal vez siga en Clarksville, en el centro de Manhattan o en algún suburbio de Chicago. Hasta que recibió su residencia legal, Juan Peirano tomaba todos los recaudos a su alcance para evitar ser aprehendido, pero recorría el país de un sitio a otro. Quizás después de recibir su green card sienta que ya no necesita tantas precauciones".

CP - Incluso el diario El País de ayer consulta a un policía que estuvo trabajando en el arresto que dice que estaba genuinamente sorprendido el doctor Juan Peirano Basso porque no esperaba ser arrestado nunca. Así que probablemente había dejado de lado todas las precauciones que había tomado en los años anteriores para no ser arrestado.

Tampoco me sorprendió que lo hayan arrestado en Coral Gables, porque una de las pistas que da la esposa de Juan Peirano, que es la guía que utilizan los detectives contratados por el Banco Central (BCU) en 2004 para ubicar el paradero de Juan Peirano, es precisamente seguirle el rastro en los viajes a Estados Unidos. Y en una de las informaciones que da la señora Leticia Vejo en un interrogatorio habla de que se queda en uno de esos viajes en una residencia en Coral Gables. Así que podía estar en Coral Gables, en Clarksville, en un suburbio de Chicago, en Manhattan, porque él había ido allí en el año 2003 a hablar con los liquidadores del Trade & Commerce Bank (TCB). Podía estar en cualquier lugar de Estados Unidos, tenía residencia legal y viajaba libremente dentro del país.

EC - Esta del viernes fue la tercera vez que Juan Peirano Basso es localizado en Estados Unidos. Primero se lo había localizado en agosto de 2002 en una residencia aparentemente en Nueva York, en la calle 60. Fue un episodio público que el juez Pablo Eguren libró el pedido de captura internacional a través de INTERPOL; lo que quizás no se supo en aquel momento fue la dirección.

CP - Sí, esa fue la primera vez, no sé si se publicó la dirección. Se hizo público el pedido de captura, pero no sé si la dirección exacta, que era un lugar en Nueva York, donde no estaba.

EC - Nunca quedó claro por qué no surtió efecto ese pedido.

CP - Porque no estaba.

EC - ¿Se lo buscó efectivamente?

CP - Quiero suponer que sí, él da una dirección concreta y no lo atrapan. Salvo que no se lo haya buscado, es una posibilidad también.

EC - La segunda localización se conoció también ahora, el mes pasado, con tu libro, La cacería del caballero. Fue en octubre de 2004, en ese momento una empresa estadounidense contratada por el Estado uruguayo para ubicar activos del grupo Peirano en el exterior logra verificar que Juan Peirano Basso reside en la ciudad de Clarksville, en el estado de Tennessee. Fue un trabajo relativamente rápido el que hizo esta empresa, IFPC.

CP - Sí, International Fraud Protection Consultants –que quiere decir "consultores para la protección de fraudes internacional"–, que está dirigida por un ex agente del FBI e integrada por ex agentes también del FBI y funcionarios que tienen conocimiento de cómo trabajar en estos casos.

EC - Por el libro fue que nos enteramos de que había existido este trabajo de investigación, que entre el BCU y el Ministerio de Economía de la época habían decidido, después de darle bastantes vueltas al asunto, que convenía contratar "detectives", aunque el objetivo inicial era ubicar activos.

CP - Ubicar activos, pero los directivos del IFPC les dicen en una de las conversaciones que tienen en la sucursal de Buenos Aires tanto al ex ministro de Economía Isaac Alfie como al entonces vicepresidente del BCU, Miguel Vieytes, que para localizar activos era necesario localizar a la persona que los administraba, que o era Juan Peirano o alguien que Juan Peirano conocía, entonces decidieron localizar primero a Juan Peirano para luego rastrear los activos. Esa fue la razón por la cual se dispusieron, con la anuencia del BCU, con la anuencia del Estado uruguayo, a proceder a esa investigación para la cual fueron contratados por el Estado uruguayo.

EC - Logran ubicar a Juan Peirano Basso en Clarksville, Tennessee, en la casa de un amigo argentino radicado en Estados Unidos, Edward Rufo, un hombre que, según la descripción que aparece en tu libro, es alguien bastante influyente en Estados Unidos.

CP - No sé si en Estados Unidos, pero ahí en Clarksville claramente sí: integra la Cámara de Comercio, es el presidente o el CO de una fundación civil de apoyo a la 101 División Aerotransportada de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, que está basada en Port Campbell, que es un lugar muy importante de las Fuerzas Armadas estadounidenses, tanto que fue esa fuerza la que disparó el primer tiro en la guerra de Irak, y además en los últimos años miembros de esa división, que es muy prestigiosa dentro de Estados Unidos en términos militares, andaban cazando talibanes en Afganistán. Este hombre presidía hasta hace muy poco –no sé si continúa en este momento– la fundación civil encargada de recaudar fondos para los soldados y las familias de esa división y por tanto tenía contactos políticos a alto nivel, como está contado allí.

EC - ¿A ti te quedó claro, pudiste sacar en limpio por qué en aquel momento, octubre de 2004, fin de 2004-principio de 2005, no pudo concretarse el arresto provisional de Juan Peirano?

CP - Me quedó claro que hay dos versiones, la del gobierno de Estados Unidos, del Departamento de Justicia de Estados Unidos, según la cual los pedidos que salían de Uruguay –ni el enviado para pedir el arresto provisional de Peirano ni el proyecto de pedido de extradición que era necesario adjuntar para que el mismo se produjera– no satisfacían lo que los estadounidenses entendían necesario para compatibilizar una decisión de arrestar a esta persona con las leyes de Estados Unidos.

EC - En el libro se aclara que el Departamento de Justicia de Estados Unidos es muy estricto en el examen de los pedidos de prisión provisional y de extradición, parece que ha tenido algunas malas experiencias.

CP - Sí, de gente poderosa que ha tenido pedidos de arresto y luego de extradición, que ha contratado buenos abogados, los pedidos de extradición no han encajado con las leyes estadounidenses, han pasado los 45 días en que legalmente se puede mantener arrestada a la persona, la persona ha salido en libertad y le ha iniciado juicio al gobierno de Estados Unidos por haberla arrestado ilegítimamente.

EC - Entonces se procura que esas solicitudes, cuando vengan del Estado que fuere, ya vengan con todo asegurado.

CP - Completas.

EC - Lo curioso es que el juez Pablo Eguren llegó a viajar a Estados Unidos para tener reuniones con autoridades, con representantes del Departamento de Justicia a efectos de afinar esa redacción, fue autorizado por la Suprema Corte de Justicia a esos efectos, y sin embargo, pese a que existieron esas reuniones y esos intercambios, tampoco se logró dar con la tecla del texto. ¿Es esa la conclusión?

CP - Sí, claramente, si no, no habría pasado todo el tiempo que pasó hasta ahora. El doctor Pablo Eguren, que fue quien encarceló a los hermanos y al padre, pidió la captura internacional y mandó proyectos de pedidos de extradición. Cuando en octubre de 2004 se conoce el paradero concreto, los detectives informan al BCU que Peirano está en tal lugar concreto, en tal dirección de la ciudad de Clarksville, se pone en marcha por parte de los entonces integrantes del Poder Ejecutivo un operativo rápido y secreto para contactarse tanto con el presidente de la Corte, con el juez Eguren, con el entonces director de INTERPOL Uruguay, el comisario Rafael Peña, como con el embajador de Estados Unidos en Uruguay, que era todavía Martin Silverstein, a efectos de poder concretar el arresto, para que encajaran los requerimientos jurídicos, legales, de forma, de Estados Unidos con los pedidos que iban de Uruguay. Y a raíz de ese impulso que cobra el caso a partir de la ubicación de Peirano, el doctor Eguren y el comisario Peña, los dos, viajan a Washington a comienzos de 2005 y tienen entrevistas, están siete días allí en entrevistas con autoridades estadounidenses, pero después no ocurre absolutamente más nada.

EC - Ese es el punto al que quería ir ahora. Ese viaje a Estados Unidos es a principios de 2005, en enero de 2005, y en tu libro después de ese episodio hay como una gran laguna, en una frase se salta a febrero de 2006, un año y un mes después, cuando el juez Eguren decide dejar la causa al aceptar la recusación que seis días antes habían presentado contra él los abogados de los hermanos Peirano que permanecían presos en Uruguay. No está dicho qué pasó ese año, durante todo ese año. De todos modos, el texto de ese capítulo termina siendo crítico, hay un juicio tuyo negativo sobrevolando a propósito del manejo del juez. ¿Es correcta mi interpretación?

CP - Es una interpretación que podés hacer pero no hay un juicio mío. Vamos por partes. En el tema de por qué no hay nada entre el viaje y su renuncia al caso, es porque no tengo información sobre lo que pasó allí, la única información es que todo siguió igual, la justicia uruguaya –en este caso el juez Eguren– seguía manteniendo que había mandado todo lo que tenía que mandar y el Departamento de Justicia de Estados Unidos decía "falta, con esto no alcanza". No tengo información de lo que pasó ahí, la única que tengo es esta; puede que haya otra.

EC - Después de la publicación del libro fuentes cercanas al doctor Eguren dijeron en Búsqueda el 20 de abril que los funcionarios del Departamento de Justicia siempre pedían algo más, que era algo de nunca acabar.

CP - Por eso, seguía el contencioso entre Eguren y el Departamento de Justicia, no había cambios sustanciales. Y lo que tú leés como un juicio crítico mío puede leerse así pero no es un juicio crítico mío sino una constatación que yo hago. En febrero de este año 2006 el doctor Eguren decide abandonar el caso; lo había tenido desde el comienzo, había procesado con prisión a los tres hermanos de Juan y al padre, que murió sin recuperar la libertad en el año 2003, había pedido la captura de Juan, que era el jefe de todo, porque el padre ya había delegado toda la operativa de los negocios en él, y por tanto le faltaba, para decirlo en términos populares, el pez gordo de todo el asunto. Y renuncia en febrero de este año, yo digo que sorpresivamente porque por lo menos a mí me sorprendió, porque faltaba todavía este temita, que no era de tercera, era de primera. Renuncia con el argumento de que los abogados de los hermanos –no el de Juan sino los de los hermanos que están en prisión– lo recusaban y estaban disconformes con él. Y además renuncia con el argumento de que no quería obstruir el camino de la justicia en este caso. Algo que no entendí, yo por lo menos, y alguna otra persona, por ejemplo un abogado que cito allí, que dice: "¿Cuándo entendió el doctor Eguren que estaba obstruyendo el camino de la justicia?", y por otro lado: "¿Qué novedad hay en que un procesado diga que un juez no le gusta cuando lo manda a la cárcel?", no le iba a mandar flores, está claro que cuando alguien es condenado o enviado a prisión y cree que eso es injusto normalmente se enoja con el juez, si fuéramos a seguir el criterio de que como no les gusta a los procesados el juez por la decisión que tomó, entonces una cantidad de jueces tendrían que abstenerse de seguir participando en ningún caso. Por eso digo que es sorpresivo el asunto, para mí fue sorpresivo.

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EC - Parece bastante claro que la publicación del libro, que tuvo lugar en abril...

CP - El 8 de abril.

EC - ...tuvo su impacto en la búsqueda, la localización y el destino de Juan Peirano Basso. Hasta dónde llega ese impacto será materia discutible, en las últimas horas el canciller Reinaldo Gargano decía que en realidad el caso vuelve a moverse porque en marzo la Cancillería se entera, a través de un funcionario que tuvo destino en Estados Unidos, de que habían tenido datos sobre Juan Peirano aportados por un cazarrecompensas. Ese dato recién llega a la Cancillería ahora en marzo y a partir de ahí se ponen en marcha nuevas gestiones ante el gobierno de Estados Unidos para que se proceda a buscarlo y facilitar el arresto. Falta un poco más de información a propósito de cómo fue esto, pero lo cierto es que el libro tuvo sus consecuencias. Por ejemplo, da la impresión de que en el gobierno de Estados Unidos tuvo sus consecuencias, que el Departamento de Estado, el Departamento de Justicia y el Departamento de Seguridad Interior comenzaron a moverse a partir de algunas novedades que el libro trajo y que no eran conocidas por acá. ¿Esa es tu percepción?

CP - Mi percepción es que yo sé menos que el FBI, que la CIA... Yo no tengo capacidad como para saber tanto como pueden saber los servicios secretos de Estados Unidos. Mi percepción es que esto ya era sabido, por lo menos por importantes funcionarios del gobierno de Estados Unidos, pero a partir de la publicación del libro la publicidad, la difusión pública de que había sido localizado en un lugar concreto, de que tenía la residencia legal a partir de comienzos de este año, mueve al gobierno de Estados Unidos pero también a la justicia y al gobierno uruguayos a reactivar un tema que, vamos a ser sinceros, había estado muerto hasta ese momento. Hasta los ahorristas habían dado por perdido el asunto, o tenían muy pocas esperanzas de que esto siguiera adelante.

Es más, Juan había conseguido la residencia legal, o sea que la cosa, en vez de caminar hacia el lado que debía caminar según las órdenes judiciales de Uruguay, de Paraguay, según la investigación que había en Argentina, caminaba al revés, él estaba consiguiendo la green card, la residencia legal, caminaba para el lado opuesto a cualquier tipo de extradición. De manera que no sé cuánto impacto tuvo la publicación del libro. Hay hechos, las dos grandes noticias que trae el libro –que son la localización y la green card– se publican el jueves 6 de abril en Búsqueda como un adelanto –el libro se pone en venta en librerías el 8 de abril–, y partir de allí en los días siguientes –y eso lo puede rastrear en Índice 810, por ejemplo, o en cualquier otro medio de prensa, pero Índice 810 lo siguió paso a paso, lo digo con propiedad porque me encargué de seguir cómo eran las repercusiones por interés personal en el tema– se toma una serie de decisiones.

Todo el mundo lo sabía pero nadie movía un dedo. Ahora resulta que la Cancillería le pide al embajador de Uruguay en Estados Unidos, el doctor Carlos Gianelli, que pida informes al Departamento, a ver si es cierto que el doctor Peirano había conseguido la residencia legal; la jueza que toma el caso en marzo –en febrero renuncia el doctor Eguren y la jueza toma el caso– decide abrir un expediente aparte con la información nueva que ha aparecido; y lo que no se había podido lograr en 44 meses se logra en 42 días. Cada uno puede evaluar el impacto que tuvo o no, no voy a ser tan soberbio de decir que el libro consiguió que atraparan a Peirano, pero tampoco voy a ser tan ingenuo como para decir que no tuvo nada que ver, algo tuvo que haber tenido que ver.

EC - ¿Cómo se explica, en función de lo que tú investigaste, que el gobierno de Estados Unidos le haya concedido la green card?

CP - No se explica.

EC - Porque estamos hablando de alguien sobre quien pesaban varios pedidos de captura, de Uruguay, de Paraguay, de Argentina también.

CP - No se explica. Yo no pude conseguir una explicación para el libro ni la tengo al día de hoy. Vamos a lo formal, se explica porque Juan Peirano tiene un hijo que se llama Juan Salustiano Peirano, que es ciudadano estadounidense, que vive allá, y las causas por las cuales se otorga la residencia legal o green card son el patrocinio de un empleador o el patrocinio de un familiar directo, aquí fue el caso del patrocinio de un familiar directo.

EC - Tuvo mucho que ver este estudio Elliot & Mayock que Juan Peirano contrata y que se presenta a sí mismo como especializado en "soluciones creativas para asuntos de inmigración complejos".

CP - Es un exitoso estudio en esa materia, de inmigración. Cualquier ciudadano hoy podría entrar en la página web del estudio y enterarse de esto que ellos mismos dicen, que se encargan de tramitar visas difíciles y son consultados por líderes empresariales o políticos; tramitaron en el pasado, cuando terminaba la guerra fría, las visas de Gorbachov y de Boris Yeltsin, lo ponen allí como ejemplo de las visas difíciles que consiguieron. Es un estudio muy importante en esa materia.

EC - En cuanto a explicaciones de por qué pudo pasar esta green card, la más concreta que yo encontré es esta de Bill Strassberg, vocero de los Servicios de Inmigración y Ciudadanía de Estados Unidos, en Búsqueda el 20 de abril. Aunque ya está a la defensiva, se nota que hay preocupación en esa agencia a propósito del caso Juan Peirano, después de que el periodista de Búsqueda le insiste mucho, dice: "Juan Peirano ha sido acusado; es bastante posible que sea culpable, pero no ha sido declarado culpable aún".

CP - Tampoco habrá sido declarado culpable hoy, cuando comparezca en la Corte del Distrito Sur de la Florida. ¿Cuál es la diferencia? En aquel momento no había sido declarado culpable, había sido pedida la extradición justamente para juzgarlo; hoy sigue sin haber sido declarado culpable, sin embargo está arrestado.

EC - Lo cierto es que desde abril para acá el gobierno de Estados Unidos colaboró de manera muy diligente con el Estado uruguayo en el manejo de este caso.

CP - Sí.

EC - Llegaron a venir hace pocos días fiscales del Departamento de Justicia para asesorar a la jueza Graciela Gatti sobre cómo redactar los pedidos. En vez de que la jueza tuviera que ir a Estados Unidos, como fue Eguren, esta vez los fiscales vinieron acá. ¿Cómo se entiende tanto celo? ¿Es para compensar esos errores u omisiones de los meses anteriores?

CP - Esto es una especulación mía, creo que el gobierno de Estados Unidos considera que haberle concedido la green card fue un error importante del Departamento de Seguridad Territorial, el famoso Homeland Security Department creado por el presidente Bush después de los atentados del 11 de setiembre de 2001, que se encarga de blindar al país del ingreso de terroristas, delincuentes, etcétera. Uruguay no está entre las prioridades de Estados Unidos en términos globales, de su política global notoriamente, por razones obvias, Estados Unidos está preocupado por si Irán fabrica una bomba atómica, por la guerra de Irak, por agarrar a Bin Laden, tiene otras preocupaciones. Probablemente esto haya sido un acto –esto es una especulación mía– de negligencia o de desatención mayor, mayúsculo, porque que a un ciudadano con pedido de captura y de extradición de dos Estados y que era investigado por el Congreso de otro Estado se le concediera la green card configuraría una falla en el sistema de seguridad interno de Estados Unidos.

EC - No estaríamos ante Bin Laden consiguiendo la green card, pero el ejemplo de Juan Peirano estaría sentando un antecedente preocupante y podría implicar una señal amarilla, por lo menos, a propósito de cómo funcionan estos controles. Por eso el gobierno de Estados Unidos puso mucho celo, a partir de la difusión pública de que el doctor Peirano había conseguido la green card, en tratar de resolver este tema lo antes posible en la medida en que entendió que había allí un problema serio para su propia seguridad interior.

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EC - ¿Tienes algún pronóstico, alguna impresión de lo que puede ocurrir a partir de hoy, cuando Juan Peirano comparezca y sea notificado formalmente del arresto preventivo y de la solicitud extradición de la justicia uruguaya?

CP - Es a título de puro pronóstico. Tengo la impresión de que finalmente el gobierno de Estados Unidos va a extraditar a Juan Peirano como consecuencia, precisamente, de todas las precauciones que tomó esta vez a efectos de poder hacerlo. Si tanta preocupación tenía antes para evitar la posibilidad de que el pedido de extradición no pudiera cumplirse y luego él actuara en contra del gobierno de Estados Unidos –vinieron dos fiscales, no es común ni frecuente que dos fiscales del Departamento de Justicia vengan aquí muy preocupados por resolver el asunto, y después de que se van de Uruguay Peirano es arrestado–, todo tiende a hacer pensar que esta vez el gobierno de Estados Unidos va a conceder la extradición.

EC - ¿Y a propósito de la posibilidad de que a partir de la localización de Juan Peirano se acceda a activos del grupo Peirano o del grupo Velox?

CP - Ese era el objetivo inicial del BCU cuando contrató a los detectives, no era agarrar a Peirano por Peirano en sí, era también, pero no era principalmente eso, lo principal era rastrear los activos para tratar de devolver fondos o ahorros a las personas que fueron perjudicadas por el desastre del Banco Montevideo-Caja Obrera y el TCB. Eso va a ser más difícil porque ahí ya se entra en una ingeniería de una operativa económico-financiera muy complicada, tiene que haber expertos muy expertos en la persecución de esos activos.

EC - ¿Pero en tu trabajo lograste sacar alguna conclusión a propósito de la existencia de esos activos?

CP - Yo no, pero los liquidadores del TCB sí y han dicho que el grupo Peirano, el grupo Velox o Juan Peirano desviaron fondos en forma ilegítima hacia cuentas de la familia o de empresas vinculadas con el grupo por cifras superiores a los 800 millones de dólares. O sea, campo para investigar parecería que hay.

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Edición: Mauricio Erramuspe