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Eutanasia: la muerte dulce

El debate sobre ese tema estará cada vez más presente en la realidad social. Aumenta el número de personas que, como consecuencia de enfermedades irreversibles o crónicas, se encuentran en situaciones donde los requisitos para una vida humana con calidad y dignidad no existen, y desean liberarse del dolor con ayuda médica legal. Un acto humanitario pero clandestino e ilegal. La eutanasia es un tema extremadamente delicado donde se entremezclan los aspectos éticos, religiosos y legales.

El término eutanasia proviene del griego eu que significa "bien" y thanatos cuyo significado es "muerte". Eutanasia es el acto de darle una muerte digna a un ser humano para evitarle sufrimientos, generalmente con el consentimiento del paciente. La eutanasia es también denominada la muerte dulce.

En la definición de la eutanasia se distinguen tres variantes según se dé muerte al paciente mediante:

  1. un acto positivo (eutanasia activa) a través del suministro de algún medicamento que derive en la muerte;
  2. la omisión de la atención y cuidados debidos (eutanasia pasiva). Por ejemplo el no alimentar o hidratar de forma artificial a una persona que no puede hacerlo por sí sola (este fue el caso de Terry Schiavo) o el caso de una persona que no quiere ser reanimada (su corazón entra en un paro cardíaco y se deja que evolucione de forma normal y la persona muera).
  3. el suicidio asistido, que consiste en proporcionarle al paciente los elementos necesarios para que él mismo ponga fin a su sufrimiento. En caso que la persona no pueda, por razones de impedimento motriz, ingerir esos elementos le serán proporcionados.

Sobre el último caso, el cineasta Alejandro Amenábar realizó una película, Mar Adentro, sobre la vida de Ramón Sampedro.

Hubo otro caso similar en España, el de Jorge León, un pentapléjico de 53 años, que pidió públicamente que alguien lo ayudara a "eutanasiarse" cuánto antes. Esta persona fue hallada muerta, desconectada de su respirador, el 4 de mayo de 2006. La pentaplejia es la parálisis de las extremidades y la incapacidad para respirar por sí mismo, según publicó el diario El Mundo.

Esta persona, escribió en su diario virtual (un blog) que se encuentra en internet lo que para él es la eutanasia. "Significa buena muerte. Nada más ni nada menos. Buena muerte para el ser humano significa por lo tanto, sobre todo, muerte digna, una muerte acorde a nuestra condición de seres racionales libres, dueños de decidir las circunstancias en que queremos morir".

En otra parte, León dice: "me sorprende que empleen la fórmula suicido asistido para evitar la palabra eutanasia. La figura de la buena muerte voluntaria pero necesitada de ayuda por invalidez física está a la espera de un término específico desdramatizado que no debe esperar a un consenso imposible".

Las organizaciones contra la eutanasia opinan que se está creando un debate artificial.

Hay Alternativas es una asociación española en la que participan ciudadanos, juristas y científicos. Este grupo sostiene que legalizar la eutanasia genera un anquilosamiento en la investigación sobre cuidados paliativos y la asistencia médica a enfermos terminales. Además, afirman que es urgente la necesidad de investigar y desarrollar los cuidados paliativos.

En esa misma línea, Hazte oír.org, otra organización, asegura que los defensores de la eutanasia son aquellos que menosprecian la vida de los enfermos, que temen se generalice la muerte de los ancianos hospitalizados y la opinión de que los enfermos y los viejos sean una carga para la sociedad, amén de aquellos que se alinean con la postura de la Iglesia que piensa que la vida debe ser protegida incluso de la persona que la posee y que sólo Dios puede decidir terminarla.

En España, y a raíz del caso de Jorge León, la ministra de Salud declaró que todas las personas tienen derecho a una muerte digna y que eso -señaló- se llama "cuidados paliativos".

Los cuidados paliativos significa ofrecer toda la ayuda posible a las personas que sufren problemas de salud, evitar las situaciones de dolor, dar apoyo psicológico y compañía para que los pacientes terminales no mueran solos y abandonados y que estén internados en condiciones dignas.

La secretaria de Estado española señaló que la discusión sobre la eutanasia es un debate que, en opinión del gobierno, no corresponde hacer ahora.

La eutanasia como tal está legalizada en Holanda y en Bélgica. En el estado de Oregon, en Estados Unidos, está legalizado el suicidio médicamente asistido. En Suiza, el suicidio y el suicidio asistido no se consideran un delito.

En Suiza existen dos empresas, Dignitas y Éxito, que ayudan a sus socios a morir proporcionándoles una solución con un barbitúrico y fallecen en su domicilio o en un apartamento que se pone a disposición del enfermo.

En Holanda se aprobó, en el 2000, la ley sobre la eutanasia. Ésta permite poner fin a la vida a pacientes bajo los siguientes criterios:
- el paciente debe sufrir un dolor intolerable y constante;
- debe haber pedido en repetidas ocasiones que se le deje morir y se debe buscar una segunda opinión médica;
- la terminación de la vida deber ser llevada a cabo en una forma médica apropiada;
- para los menores de 16 años se requiere el consentimiento de los padres.

En Inglaterra, hace 15 días, el eurodiputado Chris Davies defendió frente al Parlamento británico el tratamiento que Suiza da a los enfermos que desean morir pero cuya discapacidad les impide quitarse la vida. La iniciativa no prosperó en la Cámara de los lores.

En los últimos días, la presidenta de Chile, Michelle Bachelet, dejó claro ante las autoridades del Congreso que la eutanasia no es una prioridad de su gobierno y no está en su agenda.

¿Cuál es la situación en Uruguay?

Actualmente, una persona en etapa terminal no tiene ningún respaldo legal para poder terminar con su vida si así lo desea. Tampoco lo tienen los médicos.

Pero en el país hay casos en los que se realizó eutanasia activa o pasiva. La mayoría de las veces sin ser reconocido como tal por los propios familiares o el médico tratante.

Es algo que simplemente se hace bajo eufemismos como: "lo vamos sacando de ambiente", "le aumentamos la dosis de morfina progresivamente". En realidad, se trata de acortar el sufrimiento y la agonía.

El tema de la muerte es poco hablado en la sociedad uruguaya y esto favorece a que también lo sea el de las legislaciones al respecto. Las personas evitan hablar del asunto por lo difícil que es tomar una decisión propia o al respecto de un ser cercano y los médicos cargan con la presión social, por su posición personal y por lo que el ejercicio de su profesión les impone.

Dentro de algunas semanas será o no aprobado por el Parlamento uruguayo el proyecto de ley presentado por los diputados Luis Gallo, del Frente Amplio, y Washington Abdala, del Partido Colorado. La iniciativa regularía los derechos del paciente terminal o instauraría el llamado Testamento Vital.

"Una persona con una enfermedad irreversible, un cáncer por ejemplo, que se encuentra en la fase terminal, puede querer, anhelar, desear, que no se le aplique ningún tipo de acción terapéutica. (Pero) el médico está obligado a seguir aplicando algún tipo de terapia porque (de lo contrario) puede tipificar una situación delictiva, una situación penal de omisión de asistencia. Entonces, es un gran lío: médicos que están obligados a actuar y un paciente que quiere manifestar su derecho a decir ´déjenme en paz, déjenme llevar este proceso naturalmente", señaló Abdala.

Hay normas estrictas para poder realizar un testamento vital. En primer lugar, deberá ser mayor de edad. También debe contar con todas sus facultades mentales y, en ese caso, la decisión podrá ser adoptada por ella misma cuando se encuentre en buen estado de salud. En éste caso, deberá firmar un certificado notarial que le dará un aval jurídico a su decisión. El diagnóstico de incurabilidad deberá ser corroborado por dos médicos, uno de ellos el médico tratante del paciente.

"Es una decisión que se hace en vida, de manera muy racional. Lo que decimos, es que en ese caso, el enfermo tiene que tener la potestad de (poder decidir) que no se le aplique la terapia y los médicos tienen también, si lo entienden pertinente, la posibilidad de levantar la terapia. (Además, éstos) pueden, perfectamente, negarse por el juramento hipocrático o por entender que el designio de su actividad profesional no corresponde a lo que dice el paciente. Ahí, hay una comisión de bioética que se tiene que reunir rápidamente y tomar una decisión", explicó el legislador del Partido Colorado.

El proyecto contempla el hecho de que un médico se niegue a aceptar la decisión del paciente y, si eso ocurre, habrá que acudir a otro médico o a una comisión especialmente creada para evaluar cada caso.

Las opiniones de los profesionales de la salud divergen sobre la eficacia del Testamento Vital. El doctor y miembro de la Comisión de Salud de la Cámara de Senadores Alberto Cid lo considera como una buena herramienta, mientras que su homólogo Homero Bagnulo (médico intensivista y director del C.T.I. del Hospital Maciel) opina que los ejemplos de otros países demuestran su ineficacia.

"De alguna manera, el hecho de que se maneje la posibilidad de realizar eutanasia pone al profesional de la salud en un cuestionamiento de carácter ético. Lo pone en entredicho cuando, en realidad, el rol del médico tienen que ser siempre el procurar salvar la salud, curar el paciente y que nunca se lo visualice con otra intencionalidad diferente a esa. En todas las circunstancias, quien toma la decisión es la persona o los allegados, en caso que no pueda hacerlo por sí sola. Y, como carácter extensivo de esa autonomía que debe tener el paciente, el Testamento Vital la ratifica. Por lo tanto, el Testamento Vital se inscribe en un marco ético absolutamente aceptable, porque se pautan situaciones en las cuales el hacer algún procedimiento en general no tiene ningún resultado beneficioso para la persona. Entonces, de llevarse adelante esos procedimientos terapéuticos, estaríamos entrando en otra figura que también está regida por los códigos de ética que es el encarnizamiento terapéutico que está vedado en la práctica médica de ser puesto en marcha", explicó Cid.

Pero para el doctor Bagnulo, el Testamento Vital no es la solución: "el problema es que la gente, ante la inminencia de una enfermedad y de la muerte, muy a menudo lo retiran porque sienten que, en vez protegerlos, los desprotege. (...) En otros lugares donde hay experiencia con esto no ha resultado la solución. Puede tomarse como una herramienta más pero no creo que esto sea la solución", consideró Bagnulo.

En parte, la solución pasa por la existencia del sub-rogante, o lo que vulgarmente se llama pre-acuerdo familiar. "(Esa figura) ha sido mucho más útil. La persona más cercana, un compañero, un hijo, un hermano, un mejor amigo con el cual se ha discutido ese tema. En Uruguay, nos encontramos muy a menudo con que mucha gente nunca ha discutido este tema con nadie. El médico tendrá que tener en cuenta lo que diga el sub-rogante. Uno se encuentra con situaciones donde, por ejemplo, llega un hijo y dice: ´mi padre me dijo que si llegaba a estar en una situación en que no iba a recuperar nunca más la capacidad de razonar, no quería que le hicieran más cosas. Usted doctor me tiene que decir, porque cuando considere que el grado de agresión a nivel cerebral es tal de que no se va a recuperar, no queremos que se haga más nada´. Y esto surge con relativa frecuencia. Y no considero que eso sea eutanasia. Eutanasia es otra cosa, esto se llama suspensión y limitación de los tratamientos, ni siquiera es eutanasia pasiva. Porque estos enfermos antes, no disponiendo de determinados instrumentos terapéuticos, morían o mueren todavía cuando no llegan a acceder a ellos. En realidad, lo que se hace es suspender o no hincar algo porque la respuesta que se va a obtener no es la adecuada", explicó el médico intensivista.

En el caso de un paciente en estado vegetativo, el doctor Bagnulo habló de la posible solución de la doctrina del "doble efecto". "Hay casos de pacientes que quedaron en estado vegetativo y recibieron sedación profunda. Se practica justamente cuando tienen algún elemento que puede evidenciar sufrimiento o agitación, o un ritmo respiratorio anormal. Aquí entra lo que se llama la doctrina del doble efecto que es cuando se aplica la morfina, los opiáceos. El médico está autorizado algo que, potencialmente, puede ser nocivo; en este caso, deprimir el centro respiratorio cuando, a cambio de ello, obtiene un efecto que mejora la calidad de la muerte o de lo que le quede de sobre vida al paciente. El tema hace años que está en discusión y se aplica en todas partes. La sedación profunda tiene sus beneficios, pero conlleva el riesgo de depresión respiratoria. (...) Lo que sí tiene que estar presente, y me parece muy importante, es el acuerdo con la familia", contó.

¿Existe la posibilidad para un paciente decirle al médico que no desea que le realicen tratamientos, aún cuando ese acto derivará en la muerte? "El rol del médico es hacer el diagnóstico, hablar con claridad al paciente, informarlo en extenso con profundidad y rigor científico de tal manera que la persona pueda tomar la decisión que mejor entienda para su beneficio. En ese caso, el paciente puede llegar a negarse a iniciar una terapéutica. Eso está contemplado en los códigos de ética y ratificado en el proyecto que estamos estudiando en la Cámara de Senadores, donde se reivindica la autonomía de las personas en la adopción de decisiones de carácter médico. El médico queda exonerado de responsabilidad, el equipo profesional y la institución quedan exonerados de responsabilidad si la persona en plena autonomía toma esa decisión. Habrá que hacerle firmar un desistimiento de su voluntad de seguir con el tratamiento", explicó finalmente el doctor Cid.

En conclusión, lo importante es transmitir la voluntad de cada quien frente a una situación de enfermedad terminal o crónica o de un accidente que lo deje seriamente discapacitado, a la familia, amigos y/o al médico.

Se trata de hablar de lo que para cada uno significa una muerte digna. Decir, en vida y en salud, si alguien desea o no quedar días o meses en un C.T.I. mantenido artificialmente vivo y dejar bien clara su posición frente a la eventualidad de padecer o no dolor en la agonía.

Está planteada, además, la necesidad, en países europeos y en Uruguay, de crear espacios de cuidados paliativos o compasivos. Lugares donde el enfermo llegue en paz a la muerte, junto a sus seres queridos y su médico de confianza, en buenas condiciones, fuera del C.T.I. y de las salas comunes o intermedias.