Noticias

Bush: los ciudadanos deberán "aprender los valores, la historia y el lenguaje de Estados Unidos"

Luego de reiterar el apoyo a una reforma migratoria con camino a la ciudadanía, el presidente estadounidense George W. Bush continúa con la campaña para una reforma migratoria que incluya la residencia y posterior ciudadanía. En ese sentido, pidió a los millones de indocumentados que viven en su país que aprendan inglés y asimilen la cultura de Estados Unidos como requisito indispensable para legalizar su permanencia en el país.

En el marco de la gira  para promover la reforma migratoria comprensiva, Bush dijo que si los indocumentados quieren convertirse en ciudadanos deberán "aprender los valores, la historia y el lenguaje de Estados Unidos", según informó Univision.com

Este miércoles el presidente estadounidense había declarado en Artersia, Nuevo México, que su administración respalda la versión de reforma migratoria aprobada por el Senado, plan que incluye un camino a la ciudadanía para aquellos indocumentados que llevan más de dos años en el país y carecen de antecedentes criminales.

"Los inmigrantes ilegales que tienen raíces en nuestro país y que quieren quedarse, deben pagar una multa significativa por quebrar la ley, pagar sus impuestos, aprender inglés y tener un trabajo durante un número de años", dijo Bush.

La reforma migratoria del Senado y la versión aprobada en diciembre por la Cámara de Representantes, deben ser armonizados por el Comité de Conferencia. La versión final será enviada a ambas cámaras para su aprobación y luego al presidente, quien tiene poder de veto.

En ese sentido, Bush reconoció que las conversaciones bicamerales para integrar el Comité de Conferencia y armonizar las versiones de reforma es "un debate duro para Estados Unidos". Además, como parte del apoyo a la reforma comprensiva, anunció que firmará una orden ejecutiva que crea un grupo de trabajo que impulsará un programa para ampliar clases a inmigrantes que quieran integrarse a la cultura estadounidense.

Algunas de las recomendaciones, el proyecto de la Cámara Baja (HR 4437) criminaliza la estadía ilegal, acelera las deportaciones, aumenta la vigilancia en las fronteras y deja fuera cualquier posibilidad de legalización. En cambio, el plan del Senado respalda las medidas de seguridad pero incluye un proceso de legalización: divide la población indocumentada en tres grupos y a cada uno de ellos los trata de manera distinta.

El primer grupo lo integran indocumentados que llevan más de cinco años en el país. Podrán acceder a una residencia temporal por seis años y luego pedir la residencia permanente. Tras 11 años podrán tramitar la ciudadanía. En cuanto al segundo grupo, lo integran indocumentados con más de dos y menos de cinco años en Estados Unidos. Deberán ir a la frontera a buscar un permiso temporal de trabajo válido hasta que cumplan cinco años de estadía. A los cinco años pasan a formar parte del grupo uno y pueden acceder a una visa temporal, luego la permanente y por último la ciudadanía. Por último, el grupo tres estaría integrado por inmigrantes con menos de dos años en Estados Unidos. No califican para ningún tipo de beneficio y deberán irse del país.

Según reveló un informe divulgado en marzo por el Pew Hispanic Center, un grupo de Washington que se dedica al estudio de la inmigración en Estados Unidos, el número de indocumentados roza los 12 millones. De aprobarse la reforma tal y como recomendó el Senado, al menos 10 millones de indocumentados podrían legalizar su permanencia.

El presidente estadounidense indicó que quienes califiquen para la legalización deberán demostrar que tienen un trabajo, pagar sus impuestos atrasados y una multa, y carecer de antecedentes penales, para que se les permita solicitar la residencia y, eventualmente, la ciudadanía.

Además, Bush señaló que seguirá promocionando el cambio a las políticas migratorias y lanzó un nuevo llamado al Congreso a "hacer algo" y aprobar una reforma comprensiva.