El subsecretario del Interior, Juan Faroppa, invitó a las "Madres de la Plaza" a presentar ya las denuncias sobre venta de pasta base.

Faroppa: no hay que esperar al 1º de agosto para denunciar

El subsecretario del Interior, Juan Faroppa, planteó que el grupo "Madres de la Plaza" no tiene que esperar al 1º de agosto para denunciar las bocas de venta de pasta base. "Las puertas están abiertas", afirmó. Aclaró que se "demanda exclusivamente información" por parte de los familiares y agregó que varias personas han criticado la politización de ese grupo.

(Emitido a las 7.45)

EMILIANO COTELO:
¿Qué acciones concretas reclaman al gobierno las Madres de la Plaza? ¿Y qué acciones específicas esperan las autoridades de parte de las Madres de la Plaza?

Parece que entre unos y otros hay algún malentendido, ya que no ha quedado claro quién debe dar el paso siguiente en el planteo de medidas para combatir las bocas de distribución de esta droga tan dañina.

Ayer En Perspectiva entrevistamos a la profesora Rocío Villamil, impulsora del grupo Madres de la Plaza, que reúne a familiares de jóvenes adictos a la pasta base. Las Madres de la Plaza desarrollaron el sábado pasado su segunda movilización en la Plaza Fabini, en la que dieron a conocer una proclama que fue bastante más dura que la primera y en la que se incluyó una especie de ultimátum al gobierno con fecha 1º de agosto.

(Audio)

"ROCÍO VILLAMIL:
Tras la primera salida a la prensa las autoridades se comunicaron con nosotros; es válido aclararlo porque de pronto están esperando que nosotros hagamos un planteo y nosotros creemos que es al revés, la convocatoria a reunirnos partió de las autoridades, por lo tanto estamos esperando lo que nos prometieron".

(Fin del audio)

Y si no hay medidas concretas para salir a localizar y desactivar las bocas de distribución de pasta base, ellas el 1º de agosto llevarán al Ministerio del Interior (MI) la lista de los lugares que tienen identificados, que además darán a conocer a la opinión pública.

Estamos en diálogo con el doctor Juan Faroppa, subsecretario del Interior.

***

¿Usted estuvo en la reunión que tuvo lugar entre autoridades de gobierno y las Madres de la Plaza?

JUAN FAROPPA:
Sí, estuve como integrante de la Junta Nacional de Drogas (JND) presente en esa reunión.

EC - ¿Qué ocurrió? ¿Por qué se da este cortocircuito, este malentendido que parece existir entre las dos partes?

JF - La verdad, no entiendo muy bien, estoy un poco sorprendido. El día que nos reunimos con la señora Villamil yo le dije a ella y luego dije en la prensa que a partir de ese momento, de la misma manera que ya lo veníamos haciendo antes, las puertas del MI estarían abiertas para recibir todo tipo de denuncias. Estas denuncias que ahora la señora Villamil está planteando como ultimátum que va a hacer públicas a partir del 1º de agosto. No sé por qué hay que esperar hasta el 1º de agosto. Le dije claramente a la señora Villamil como a decenas de familiares de adictos a pasta base que recibo semanalmente en mi despacho que la colaboración que la Policía Nacional, el MI demanda de los familiares es exclusivamente información, no les estamos pidiendo que salgan a combatir las bocas ni ningún otro tipo de cosas. En eso quedamos. La semana siguiente a la reunión con la señora Villamil se multiplicaron las visitas de mamás, papás, familiares, amigos de adictos a pasta base en mi despacho.

EC - Usted dice que hay reuniones muy frecuentes con familiares de adictos a pasta base, más allá de lo que pueda ser el impulso del grupo Madres de la Plaza.

JF - No entiendo muy bien cómo están funcionando, porque después de la reunión que tuvimos con la señora Villamil varias señoras, familiares, vinieron a visitarme y me plantearon su disconformidad entre otras cosas con el nombre "Madres de la Plaza", diciendo que era un despropósito utilizar un nombre tan respetado y con una historia tan grande en nuestros países, fundamentalmente en el Río de la Plata. Otras personas plantearon que se habían escindido del grupo por razones de tipo político.

Nosotros recibimos a todo el mundo que viene, no pedimos carnet de pertenecer a determinado grupo, no podemos tampoco –vaya si tenemos trabajo para hacer– ponernos a averiguar si son del grupo o no. Desde ese día, de la misma manera que lo hacíamos antes pero fundamentalmente a la partir de la reunión que tuvimos con la señora Villamil en el Edificio Libertad, actuamos en el entendido de que la gente que había venido a visitarnos y a darnos valiosa información era representante de este grupo. Ahora parece que no lo son. No sé, nosotros atendemos a todo el mundo, nos parece muy bueno que la gente se movilice, exija, reclame su derecho, entendemos perfectamente la difícil situación en la que muchas de estas personas están participando, no se puede mirar para el costado, es un tema delicado para el país, pero más allá de la responsabilidad familiar que le corresponde a cada uno con respecto a su propia situación, a sus propios hijos, la única responsabilidad que les pedimos es información.

EC - Las Madres de la Plaza, las que integran este grupo, sostienen que antes de que se constituyera ese núcleo las madres individualmente habían ido formulando denuncias sobre ubicaciones concretas de bocas de distribución de pasta base y no notan que haya habido resultados efectivos en la represión de esas actividades. ¿Por qué se dan esas dificultades? ¿Por qué entiende usted que existe esa insatisfacción por parte de los familiares de adictos a pasta base?

JF - Realmente no lo sé. Espero que no estemos llegando a un fenómeno parecido al que se generó con el señor Blumberg en Buenos Aires cuando un reclamo muy legítimo luego se fue mimetizando en un instrumento que fue priorizándose al objetivo del reclamo, es decir que en lugar de trabajar por el fondo del tema, por realmente contribuir a trabajar para combatir la pasta base y mejorar los niveles de prevención, educación y rehabilitación, el instrumento se esté convirtiendo en un fin en sí mismo.

EC - ¿Qué querría decir que se convirtiera en un fin en sí mismo?

JF - Hay una especie de sobredemanda, yo demando tal cosa, entiendo que lo que me están "ofreciendo" no es suficiente y sigo demandando como una forma de que el mecanismo continúe existiendo. Más allá de las grandes dificultades que tiene desde el punto de vista policial esta nueva modalidad de microtráfico de venta de estupefacientes, es notorio que las autoridades han desarrollado desde hace ya un tiempo bastantes procedimientos contra bocas de pasta base, contra traficantes medios, se han realizado incautaciones récord en la historia del país –seguramente los oyentes son conscientes de ello–, y muchos de estos procedimientos exitosos se han hecho sobre la base de denuncias que hemos recibido.

Quiero ser absolutamente claro: en primer lugar, si creemos que este problema se resuelve solamente a partir de una acción represiva policial, está comprobado en Uruguay y en todo el mundo que eso no da resultado. ¿Es necesaria una mayor presión policial? Sin duda. ¿Es suficiente? Absolutamente no.

En segundo lugar, es necesario por lo tanto que el trabajo para eliminar, contribuir a eliminar o minimizar esta situación sea integral. Es necesario disminuir también la demanda, porque por más que nosotros le peguemos a la oferta de pasta base, si sigue habiendo demanda, si no podemos con los padres, con otros organismos del Estado, con organizaciones sociales trabajar en la prevención y la rehabilitación es como tratar de matar hormigas en un hormiguero una por una con un martillo. No damos abasto, es absolutamente imposible limitar esto exclusivamente a la acción represiva policial.

Y en tercer lugar, vinculado con lo anterior, la gente piensa que diciendo "en tal domicilio, en tal calle –muchas veces no lleva siquiera el número de puerta–, "en una casa así o así, con un frente de ladrillo", alcanza. La Policía recibe esa información, la procesa desde el punto de vista de inteligencia en materia de narcóticos que realiza la Dirección Nacional de Represión del Tráfico Ilícito de Drogas, y muchas veces resulta útil para un operativo de mayor envergadura o de mayor escala. No necesariamente porque la Policía reciba una denuncia de que en tal lugar se vende pasta base al otro día va a caer para perjudicar, entorpecer o estropear un proceso de investigación que puede dar mejor resultado.

EC - Las Madres de la Plaza temen que en algunos lugares, en algunos barrios haya algún grado de connivencia entre funcionarios policiales o autoridades seccionales de la Policía y algunas de estas bocas de venta de pasta base, perciben un clima muchas veces cordial entre funcionarios que pasan por lugares que todo el barrio conoce que son bocas y quienes están allí, que hay diálogo entre policías y la gente que vive en esas casas en las que es bastante claro que se está vendiendo pasta base. ¿Cómo están manejando esa parte del problema?

JF - Tal vez también sea parte del malentendido al que la señora está aludiendo en estos días. Seguramente ella no entendió que cuando terminó la reunión. Lo dijimos durante la reunión e incluso se lo planteamos a los medios de prensa presentes. Dijimos que el interés prioritario de la Policía Nacional y el MI es investigar y reprimir con todo el rigor de las normas tanto administrativas como penales cualquier tipo de conducta irregular, ilícita, abusiva que pueda llegar a cometer un funcionario de la Policía. En esa oportunidad yo hice alusión a que estábamos redefiniendo las funciones y la estructura de la Fiscalía Letrada de Policía, que es la Unidad de Asuntos Internos que funciona en el MI, que hay un fiscal letrado policial nacional nuevo, que se le está otorgando más personal, que se van a mejorar sus reglamentos y sus normas. Tampoco somos ingenuos, lamentablemente, como pasa en todo el mundo, puede haber funcionarios policiales involucrados en actividades ilícitas, como también puede haber funcionarios de otras dependencias del Estado o particulares.

Estamos dispuestos a recibir toda la colaboración, a dialogar, a conversar, a articular, pero para bailar el tango se necesitan dos. Si me plantean "queremos trabajar juntos", decimos "cómo no", estamos totalmente de acuerdo, están las puertas abiertas en todo momento para que puedan llegar y plantear sus reclamos, pero si empieza a sonar la música y no sale nadie a bailar no es responsabilidad nuestra. Tampoco pasó eso, porque desde que nos reunimos en el Edificio Libertad con la señora Villamil, que dice representar a una determinada organización, han venido muchísimas personas; creo que también contribuyó un programa de televisión en el que participamos junto con el licenciado Milton Romani, el secretario de la JND. Estamos trabajando todos los días, hay operativos previstos, se estableció un nuevo plan permanente de operaciones. Estamos, como hemos estado desde el principio, dispuestos a recibir a todo el que quiera venir a plantear cualquier problema que tenga que ver con la seguridad.

EC - ¿En particular con este grupo ha habido algún tipo de aproximación después del sábado, o siguen las cosas bloqueadas?

JF - No es que estén bloqueadas, nosotros nos reunimos con la señora Villamil, les planteamos que estamos dispuestos a conversar con ellos. Dicen que tienen una cantidad de denuncias y están amenazando con presentarlas el 1º de agosto. Si quieren esperar hasta el 1 de agosto, bien, si las quieren presentar en el correr de la semana o cuando sea, perfecto. Repito, que quede absolutamente claro: me he reunido con decenas de familiares de adictos a la pasta base, muchos de los cuales me decían "yo integraba el grupo de la señora Villamil pero tuve discrepancias con ella porque hay componentes políticos y no estoy de acuerdo", otros decían "no me gusta que se esté utilizando el nombre Madres de la Plaza, es una tomadura de pelo", otros dicen "no estoy de acuerdo con esa forma de trabajo". Ha venido mucha gente. Si pertenece al grupo o no, no lo sé, no le pido carnet de integración a ningún grupo a nadie, sea para presentar una denuncia sobre pasta base, sobre rapiña, sobre hurto, sobre robo de cable, sobre buen o mal funcionamiento policial. Es nuestro trabajo y lo hacemos con mucho gusto todos los días.

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Edición: Mauricio Erramuspe