Sobre los niños en la calle
Niños en la calle
Hace unos años cuando Striling era Ministro del Interior, nuestra empresa consiguió un donativo de una organización alemana para compra un hardware de reloj de personal biométrico, de forma que el presentismo de los niños en las escuelas fuera controlado y así habilitar o no el beneficio que el estado les da a los padres. El software lo poníamos gratis. No tenía costo para el Estado pero nunca hubo respuesta.
Saludos
Roberto Manfredi, Pocitos
1337684-2
***
Niños en la calle
Hace un año les envié un mail en el que proponía algo aparentemente muy cruel. Abstenernos de dar moneditas a los niños. Pero estoy seguro que si todos adoptáramos esta medida ya la "ecuación económica" no funcionaría:. He visto madres organizando a tres o 4 chiquilines para que sean ellos los que pidan. Yo preferiría aportar lo mismo o más de otra forma a una institución que se ocupara específicamente de ellos. Por supuesto que existen un cúmulo de medidas macro económico culturales que hay que ir adoptando pero que implican tiempo. Mientras tanto evitemos que los niños a los que más hay que proteger no sean utilizados como instrumentos de recaudación para los adultos.
Horacio de Punta Gorda
***
Limosnas en las esquinas
y no solo en las esquinas..
Esos chicos que se suben a los omnibus a pedir...Ayer estaba en la parada de 18 y Martin C Martinez y pude presenciar como dos chicos de entre 7 y 10 años se bajaban de un 187 y le daban la plata a otro grandulón que estaba esperando en la parada. Frente habia un almacén. Esas monedas sirvieron para comprar cigarros y vino que el grandulón compartió con estos chicos (yo los seguí con la mirada en todo lo que hicieron). Cuando vino mi omnibus, el 64 me subi y alli tambien se subieron ellos cantando a capela una cancion de Alejandro Sanz... La gente los escuchó, se rieron por el espectáculo y les entregaron muchas monedas....Me pregunto, cual sería el destino de esas monedas esta vez....
asi que dar esta bien.... Pero no siempre. ¿cuando? Es todo un tema.
saludos
Martin de Cordón