Los grupos que luchan por una reforma que incluya la legalización de los casi 12 millones de extranjeros indocumentados que viven en Estados Unidos preparan nuevas acciones masivas pacíficas para seguir presionando al Congreso por una solución permanente al problema de la inmigración.

En medio de la agitación sobre el tema, Bush volvió a la carga este jueves al reiterar al Congreso en un discurso que Estados Unidos necesita una reforma migratoria integral. Antes de iniciar sus vacaciones en su rancho de Crawford (Texas), el presidente estadounidense visitó la ciudad texana de Mission, donde reconoció que el debate que plantea este asunto es muy importante para la nación, según informó Univision.com.
 
Además, Bush insistió en que lo que hay que tener en cuenta es que Estados Unidos debe proteger sus fronteras pero, al mismo tiempo, mantener su trayectoria histórica de país acogedor y abierto.

Al mismo tiempo, a iniciativa de legisladores republicanos, comenzó en San Diego (California), una serie de consultas públicas que se extenderán a nivel nacional a fin de sopesar la opinión de los estadounidenses sobre la reforma.

Para la representante demócrata de Texas Sheila Jackson Lee, estas consultas no son más que "un espectáculo ambulante". En ese sentido indicó que se necesita "una reforma comprensiva" y que si Estados Unidos no decide un mecanismo para ayudar a los indocumentados a salir de las sombras y empezar sus trámites de legalización, "habrá una hoyo gigantesco en la seguridad fronteriza".

Además, Jackson Lee formuló un llamamiento para la urgente creación de una conferencia de reforma de inmigración por parte de ambas cámaras del Congreso.

En tanto, el presidente estadounidense reconoció la "imperiosa" necesidad de una ley de inmigración que incluya un plan de trabajadores temporales, contribuya a la legalización de determinados inmigrantes indocumentados y consolide la seguridad y vigilancia fronteriza.