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Jefatura de Canelones forma "promotores de seguridad ciudadana"

Más allá de polémicas sobre sensación térmica y realidad, la inseguridad es una preocupación constante y creciente en la población. En Canelones, desde hace unos meses, se aplica una experiencia innovadora para incidir directamente en ese fenómeno. Sesenta vecinos de Las Piedras y la capital canaria ya tienen el título de "promotor de la seguridad ciudadana". Se trata de un curso de ocho talleres que aborda diferentes cuestiones para saber cómo actuar ante un hecho delictivo, cómo denunciarlo y, sobre todo, cómo prevenirlo. Informe de Mauricio Erramuspe

"Más tranquila no me siento, es decir, me siento más segura porque he aprendido un montón de cosas que antes no sabía. Vi la otra cara de la policía porque a veces los tratábamos como que ellos tenían la culpa de todo y no es así. Nosotros seguimos teniendo el mismo temor de que nos roben pero los vamos enfrentar, ya no tenemos tanto miedo. Y si estamos unidos menos porque somos más los buenos que los malos, entonces la gente tiene que estar alerta y tratar de defenderse", comentó Nayaret Rocca, una vecina de Canelones que asistió a los cursos de la Escuela de Seguridad Ciudadana de Canelones y hoy tiene el diploma de "promotor de la seguridad ciudadana".

Las autoridades de la Jefatura de Policía de ese departamento se inspiraron en experiencias que vieron en Venezuela, España, Estados Unidos e Israel, para atender una demanda creciente de información que les planteaban vecinos de distintas localidades. Por ejemplo, en Las Piedras hace años funciona una treintena de comisiones de seguridad barrial. A partir de esas organizaciones y del contacto con la Policía, surgió la idea de comenzar a impartir estas clases.

"Esta idea surge de la evaluación permanente que está haciendo la Jefatura de Policía de Canelones de la evaluación social. Hemos visto que hay una falencia de información y sobre todo de educación en la materia de seguridad. Y tratando de crear una cultura de seguridad en los ciudadanos, nosotros creamos la Escuela de Seguridad Ciudadana. Es un aporte más o contribución de la Policía de Canelones para con la población y damos ahí a las personas las herramientas que les permitan cuidarse mejor, cuidar su hogar, su familia, sus hijos. Estamos apostando a una integración total con la sociedad y a una contribución mayor con la misma", explicó el jefe de Policía de Canelones, Sergio Guarteche.

Unos de los principales problemas que detectó Guarteche junto a su equipo estaba en el relacionamiento entre la Policía y la sociedad. Además, se constató la falta de formación en seguridad que tiene la población.

Víctor Trezza, que es el subdirector de la Escuela, dijo que la educación y la prevención juegan un rol central para bajar los niveles de inseguridad: "Como ciudadanos nunca recibimos educación en seguridad. Entonces lo que se apunta es a educar para prevenir porque hoy por hoy la prevención es el puntal de la seguridad. Cuando ya entra el factor represivo, ya el daño está hecho. (...) La Escuela de Seguridad surge después de un trabajo de un año más o menos en coordinaciones con las distintas comisiones de seguridad barrial donde se repetía la constante incertidumbre de los vecinos sobre distintos temas. Podemos decir: qué hacer ante una situación de emergencia, sobre el tema drogas querían ampliar el campo, cómo funcionaba una comisaría, qué hacer, luego de un hecho delictivo cómo preservar la escena del hecho para no entorpecer la función policial. Hablamos de violencia doméstica, hablaban de dónde recurrir ante un caso de violencia doméstica".

Las recomendaciones que se les dio a los alumnos de la Escuela de Seguridad Ciudadana son una lista de cuidados básicos que deberíamos tener todos puede sonar elemental. Sin embargo, muchas veces, y sobre todo en el interior, los policías afirman que tiene una incidencia determinante en los delitos.

Algunos de las indicaciones son:

- Trancar siempre las puertas y las ventanas,
- no avisar que uno se ausenta de la casa, excepto a los vecinos de confianza,
- no dejar carteles indicando "enseguida vuelvo",
- no descuidarse a la hora de entrar o sacar el auto del garaje,
- no caminar cerca de las construcciones en las calles oscuras,
- tener los teléfonos de los vecinos,
- si vamos a viajar, cargar el auto de noche y a resguardo para no "levantar la perdiz",
- no ir a los cajeros automáticos solos y menos de noche.

Estas y otras varias indicaciones son parte del curso. Además, se enseña el funcionamiento de una comisaría, el marco legal con que se trabaja y se instruye sobre violencia doméstica, entre otros módulos. Como les decía esas advertencias a muchos les pueden parecer básicas pero Guarteche afirma que no tenerlas en cuenta es motivo de muchos delitos. Según él, hay que abandonar determinadas costumbres, sobre todo del interior del país, que le facilitan el trabajo a los ladrones.

"Por supuesto que se está dando. Muy a menudo el delincuente aprovecha nuestras debilidades, aprovecha las costumbres que llevamos arraigadas desde hace mucho tiempo y entonces son aprovechadas y tomadas como debilidades del ciudadano común, de la persona honesta. Estamos tratando justamente de despertar conciencia de que esas costumbres ya fueron, que tenemos que cambiar nuestros hábitos, nuestras costumbres, en bien de todos nosotros", indicó Guarteche.


Trezza dio más detalles de cómo pueden incidir estos cursos en mejorar las condiciones de seguridad. Incluso mencionó un caso claro de descuido: "Nunca se va a tomar todas las precauciones pero sí a veces cometemos errores y facilitamos el accionar de los delincuentes. Hay situaciones que se han dado, casos concretos, por ejemplo, un vecino viene a estacionar su vehículo y encuentra una bolsa de residuos frente a la puerta del garaje y se baja en forma descuidada del auto y el ladrón aprovecha esa situación, se sube al auto y se va con el auto. Dejamos las ventanas abiertas, las puertas abiertas, recibimos a veces falsos inspectores. Hay un montón de situaciones que se da que se puede prevenir y facilita un poco lo que es la seguridad", señaló.


La última década supuso un cambio en la vida cotidiana, sobre todo en el interior del país. Claro y los canarios perciben y sufren el cambio cultural que viven. De ciudades de puertas y ventanas abiertas rápidamente se han ido acostumbrando a desconfiar un poco más.

Perla Maggi, otra de las promotoras de seguridad, define ese cambio como "trágico": "Trágico porque aparte yo era de Santa Lucía y en Santa Lucía fue mucho el cambio. En Santa Lucía verdaderamente se ha dejado siempre la puerta abierta pero en estos dos últimos años ha sido tremendo. Desde 2002 mejor dicho en adelante ha sido tremendo. Ahora en Canelones se vuelve a repetir lo mismo".

Los vecinos que integran las comisiones barriales de seguridad, obviamente, están particularmente sensibilizados respecto a este tema. Casi todos ellos han padecido directamente no uno sino varios robos.

Nayaret Rocca, por ejemplo, sufrió cuatro. Y luego vio que eso no sólo le pasaba a ella. "A nosotros nos han robado cuatro veces. Tres veces en la playa y una acá en la ciudad de Canelones. Después nos robaron la moto y después en enero culminó todo esto cuando empezamos a ver que a todos los vecinos de la cuadra mía, hacia todos lados, eran robados", indicó.

Desde hace mucho tiempo se debate si la inseguridad responde a una sensación térmica, amplificada por los medios de comunicación, o tiene el respaldo de un aumento significativo de los delitos y de la violencia de los delincuentes. Evidentemente no vamos a saldar esa discusión aquí y además deben co-existir un poco de ambos fenómenos. De todos modos, para estos vecinos canarios con los que hablé el tema está más que resuelto.

"Ya no se respeta nada, antes había unos códigos para robar pero ahora no. A cualquier hora, en cualquier momento, en cualquier lugar y lo que sea le llevan. Entonces la gente está alarmada y con razón. El otro día en reunión que hubo acá en el foro, donde vino el subsecretario, yo tuve oportunidad de preguntarle a todos los que estaban allí, habría 300 o 400 personas no puedo estimar bien, les pedí que levantara la mano aquel que nunca había sido víctima de un ilícito. Entonces, levantó la mano una sola señora. Acá se habla de sensación térmica y nosotros creemos que no es sensación térmica, que es algo real lo que está pasando", contó José Ramallo, que vive en Las Piedras y también es "promotor de la seguridad ciudadana".

Frente a esas inquietudes es que surge esta Escuela de Seguridad Ciudadana con cuatro meses de funcionamiento. La semana pasada otorgó sus primeros 60 títulos. Y el jueves 17 de agosto inicia su segundo ciclo de talleres para los que el ritmo de inscripción es muy fuerte. Además, se piensa llevar la experiencia a Pando y Ciudad de la Costa.

La Escuela de Seguridad Ciudadana que funciona en Las Piedras imparte un curso de cuatro meses se organiza en ocho talleres o módulos. Durante ese tiempo, los alumnos reciben formación en distintos temas vinculados a la seguridad y se espera que luego difundan esos conocimientos en su comunidad. De ahí el nombre de "promotores". De esa manera se busca llegar a toda la sociedad.

Guarteche contó que su Jefatura tiene una grave escasez de personal y es imposible llegar a todo el departamento. Entonces, estos cursos son una manera de tener multiplicadores en cada una de las zonas: "Pienso que nuestra organización está obligada a brindarle, no solamente seguridad física a las personas, sino también darle el conocimiento de cómo cuidarse. Nosotros no podemos estar en todos los lugares, es muy difícil, hay una escasez muy grande de personal, nosotros estamos pidiendo al Ministerio del Interior 1.000 hombres más. Maldonado pide 500 y nosotros tenemos una falencia muy grande de recursos humanos. Entonces, la única manera de poder estar en todos lados es que la gente tome nuestra información de primera mano y aprenda a cuidarse".

En ese marco, otra experiencia innovadora es la de los programas radiales. La Policía canaria tiene espacios de una hora en tres radios, cada una en distintas ciudades, en las que tiene un contacto directo con la población. Esto, sin duda, puede ser motivo de otro informe.

Pero volvamos a la promoción que deben realizar los vecinos una vez que salen de estos cursos. Muchos ya tienen organizadas visitas a escuelas y liceos. Otros, aprovechan charlas informales para compartir las conocimientos que adquirieron. En cualquier caso, aparece una comunidad preocupada y trabajando por recuperar niveles de seguridad que siente haber perdido. Por ejemplo, Perla y Nayaret visitarán las escuelas y liceos de la capital canaria para dar charlas junto a agentes policiales.

Mirtha Torres, otra de las promotoras, se plantea primero compartirlo con el barrio: "Primeramente en el barrio, con los vecinos, cada uno en su zona tratar de todos los conocimientos que adquirimos llevarlos a nuestros vecinos. Después seguir con la red de seguridad barrial. Seguir reuniéndonos una vez al mes para entre todos analizar las experiencias vividas y los nuevos pasos a seguir. Y ver de aquí en más qué puertas podemos golpear para seguir apoyando a la Policía".


Para Torres es claro que la inseguridad no termina con estos cursos. Pero destaca que ahora están más capacitados para enfrentarla: "No era como se decía por ahí que iba a promover buchones ni que íbamos a ser cómplices de la Policía, vamos a decir, delatores, sino que fuimos a aprender lo que no sabíamos. (...) Es una experiencia muy importante. La inseguridad igual va seguir existiendo, la delincuencia va seguir existiendo pero entonces tenemos otras armas para poder actuar nosotros", indicó.