Entrevistas

Gavazzo reconoció actuación en Orletti; buscaría evitar extradición

Por primera vez, José Gavazzo –indicado como uno de los protagonistas de la represión de la dictadura uruguaya- reconoció haber actuado en la cárcel clandestina "Automotores Orletti". Para el dirigente del PVP Hugo Cores el militar buscaría quedar "amparado" en causas uruguayas y evitar la extradición a Argentina. Cores afirmó que el hecho es histórico ya que por primera vez un caso considerado fuera de la Ley de Caducidad "tendría como resultado la prisión de un militar".

(Emitido a las 7.37)

EMILIANO COTELO:
Es una de las noticias destacadas hoy en el panorama político uruguayo. Aparece en las tapas de Últimas Noticias, La República, El Observador.

"Gavazzo admitió que operó en Orletti" es el título de Últimas Noticias. La crónica dice que el teniente coronel retirado José Nino Gavazzo admitió por primera vez ante la Justicia haber desempeñado tareas en Automotores Orletti, así como admitió también su participación en el primer vuelo que trasladó presos políticos de Argentina a Uruguay en los años de la dictadura.

A diferencia de su anterior declaración ante el juez en lo penal Luis Charles, Gavazzo reconoció ayer haber cumplido funciones en el centro clandestino argentino de detención. Según fuentes judiciales que consultó Últimas Noticias, el militar dijo haber sido oficial de enlace en Orletti, sin embargo en ningún caso admitió responsabilidades por torturas o desapariciones, sino que dijo que su tarea se limitaba a intercambiar información y listas de personas. "Yo no apremié", afirmó ante el juez y la fiscal.

La responsabilidad de esos actos se la atribuyó por completo a los militares del país vecino que estaban al frente de Orletti, al punto que aseguró que el vuelo de julio de 1976, en el que también admitió participación, fue organizado para salvar la vida de los uruguayos allí recluidos, porque "los argentinos los querían matar". Para afianzar esta versión, Gavazzo relató que, como es bien sabido, esas personas después aparecieron con vida. Las críticas hacia sus colegas argentinos se sucedieron una y otra vez, al punto que dijo que "no eran profesionales".

Pasamos a la crónica de La República, que también destaca que por primera vez el teniente coronel retirado José Nino Gavazzo admitió que estuvo en el centro de reclusión clandestino Automotores Orletti, que funcionó en Buenos Aires, donde desaparecieron decenas de uruguayos. También reconoció que trajo a nuestro país a la familia del uruguayo desaparecido Alberto Mechoso. Pero negó haber robado el dinero del Partido por la Victoria del Pueblo (PVP).

Interrogado por el juez Luis Charles, el teniente coronel retirado José Nino Gavazzo admitió su intervención en el centro clandestino de detención y tortura Automotores Orletti. Consecuentemente, cosa que también asumió, fue responsable del traslado ilegal de la familia de Alberto Mechoso Méndez en un vuelo comercial desde Argentina a Uruguay. "Estuve en Orletti y trasladé a la familia Mechoso a Uruguay", habría dicho, palabras más, palabras menos, según fuentes oficiales.

Destaca La República que se trata de la primera confesión de un militar uruguayo sobre su participación en la represión en Argentina y la confirmación de la coordinación entre las dos dictaduras.

Otro punto delicado en las investigaciones que se han venido realizando, sobre todo en la prensa y en particular en el diario La República a propósito de estos casos, es el móvil económico que pudo haber de por medio. Respecto de ese punto, Gavazzo declaró que el dinero del PVP que se obtuvo en aquella operación fue cedido por el propio Mechoso, detenido en Orletti. Y aclaró que ese dinero fue entregado al Servicio de Inteligencia del Estado (SIDE) de la República Argentina.

Según fuentes judiciales, Gavazzo relató que Alberto Mechoso le ofreció el dinero del PVP a cambio de que no le pasara nada a su familia. Detalló que entonces fue al domicilio, en Buenos Aires, de Mechoso, donde se apoderó de seis millones de dólares. Seguidamente, según el ex militar, ese dinero fue entregado a las autoridades de inteligencia argentinas. Además expresó que no volvió a ver a Mechoso luego del mencionado episodio ocurrido en Orletti. Aparentemente, según otra de las crónicas, dijo que cuando volvió a Orletti no lo encontró, ya que, por lo visto, los argentinos que cuidaban ese centro de detención lo habían trasladado.

Gavazzo también alegó, narrando, que cuando venía para Uruguay, en momentos previos a subir al avión, alguien le entregó una valija con 1.200.000 dólares, una parte de aquellos seis millones, que eran una especie de donación del gobierno argentino o de los servicios de inteligencia argentinos de la época para el SIDE de Uruguay. Alegó que esa plata se la entregó a Amauri Prantl, director del SIDE, actualmente fallecido.

Estamos en diálogo con el profesor Hugo Cores, secretario general del PVP.

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Profesor Cores, esta reseña rápida que yo hacía de lo que por lo visto declaró ayer Gavazzo ante el juez Luis Charles, ¿qué análisis merece para usted? ¿Coincide en que hay novedades acá?

HUGO CORES:
Sí, sin duda. En primer lugar, una sumamente positiva: por fin, con 30 años de demora, estas personas acusadas de delitos tan graves están siendo interrogadas en el único lugar adecuado que tiene la institucionalidad para el tratamiento de estos temas, que es ante un fiscal y un juez y siendo sometido a un interrogatorio que, por lo que leí, insumió nueve horas. Por lo tanto, seguramente fue mucho más rico que lo que hoy están en condiciones de reflejar las páginas de la prensa. Es un elemento crucial, hay un antes y un después del tratamiento de este tema. Esto no viene de ahora, ya habíamos tenido otros indicios.

En segundo lugar, la versión de Gavazzo revela la habilidad, la inteligencia de un cuadro como él, habituado a ocultar, a mentir, a operar en la clandestinidad. Es un personaje casi legendario, un hombre que después de haber intervenido de esta manera en Argentina tuvo que ver con secuestros en Paraguay, y unos meses después fue expulsado de Estados Unidos. Incluso se manejó la hipótesis de que se proponía asesinar a un testigo o un político influyente de Estados Unidos y por eso fue expulsado. Evidentemente estaba embarcado en una operación que sólo con un gran respaldo de los militares uruguayos que estaban en el poder y de los militares argentinos se podía haber encarado.

En tercer lugar, el contenido de las declaraciones es completamente inverosímil, es un cuento de hadas.

EC - ¿Por qué dice eso?

HC - La azafata que le entrega en el avión 1.200.000 dólares, el militar que lo acompañaba, cuyo nombre no recuerda, que Mechoso le ofreció el dinero, que él fue al domicilio, una serie de expresiones... No fue al domicilio: entró con una patota, rompieron la puerta, masacraron a Mechoso, como masacraron a Soba. Todo el contexto es muy distinto y revela la existencia de una colaboración argentina muy importante. Colaboración argentina en infraestructura, automóviles, tropa, pero los oficiales que comandaban eran ellos, era este grupo que ha sido denunciado desde hace más de treinta años. El primero en salir de allí fue un compañero Duarte, un sindicalista muy conocido y amigo; también Washington Pérez, el Perro Pérez, dirigente del sindicato de Funsa, que consiguió zafar. Gavazzo secuestró a Pérez, trató de que tomara contacto con otros dirigentes del PVP que estaban allí en Buenos Aires, después lo volvió a secuestrar, y finalmente en una de esas idas y venidas Pérez consiguió refugiarse en la embajada de Suecia y unos días después salió para Suecia. Desde allí se dirigió a Londres, a la sede de Amnesty International, allí estaba instalado Wilson Ferreira Aldunate, que escuchó y dactilografió la declaración de Washington Pérez.

Si leemos esa declaración treinta años después, vemos que es mucho más precisa y verdadera y que se sostiene con otra cantidad de testimonios que vinieron después, porque de todo el grupo, en el cual en un momento hubo alrededor de 100 detenidos, hay sobrevivientes, como Sarita Méndez, Juana Inés Cuadros... Todos esos compañeros han ido colocando su testimonio y lo notable de esto es que durante 30 años no hubo una sola contradicción, no hubo ningún desfasaje entre las versiones que dieron las víctimas de los secuestros ante los magistrados argentinos, ante Garzón o ante la corte que se instaló en Roma que muy lentamente está estudiando los casos de los descendientes de italianos que fueron secuestrados allí.

EC - Usted dice que la versión de Gavazzo no coincide con todas esas otras versiones, que a su vez son muy coherentes. De todos modos parece que hay un cambio en la actitud de Gavazzo. La crónica de Últimas Noticias dice que a lo largo de su declaración, que se extendió varias horas, "tanto el juez como la fiscal observaron un cambio de actitud de Gavazzo, quien en la comparecencia anterior, ocurrida en marzo, y en el careo, nunca había admitido siquiera su pasaje por Orletti. Por esta razón consideraron que de este testimonio surgieron importantes avances en esta investigación de las desapariciones de Washington Barrios, Adalberto Soba Fernández y Alberto Mechoso ocurridas en la República Argentina.

HC - Efectivamente, hay un cambio copernicano, la diferencia es sustancial. Porque en las declaraciones que Gavazzo hizo después de la ley de caducidad con el coronel Sambucetti, en una investigación ordenada por el presidente Julio María Sanguinetti, preguntado si estuvo en Buenos Aires dijo que no, si conoció a Gerardo Gatti dijo que no, si conoció a León Duarte dijo que no. Una negativa cerrada que las autoridades de la época, el presidente de la República, dieron por buena y durante 30 años hubo una omisión absoluta de referencias a la desaparición todavía definitiva de tantas personas.

EC - Esta contradicción de Gavazzo con sus propias palabras, este giro en sus reconocimientos o en el punto al que está dispuesto a llegar en materia de reconocimientos, ¿qué puede implicar? ¿Qué consecuencias puede tener?

HC - De uno de los tramos que usted leyó surgía que las declaraciones de Gavazzo apuntan a culpabilizar a oficiales argentinos y a reconocer una parte de su intervención en esos actos delictivos. Habría que decir que no es como él dice, que todas las personas secuestradas o detenidas inicialmente habrían sido trasladadas a Montevideo, dos de esas personas, dos dirigentes del PVP, los dos principales dirigentes en aquel momento, Gerardo Gatti y León Duarte, no fueron trasladadas y están desaparecidas hasta el día de hoy. Gavazzo parece reconocer la responsabilidad de los oficiales uruguayos de la primera tanda, no así de la segunda que, según sugiere, habrían sido retenidos en Argentina.

Hay dos hechos muy determinantes: el nuevo gobierno de Uruguay no es solidario con las políticas de impunidad y mucho menos con la dictadura, y pasa algo parecido, e incluso, si se quiere, más enérgico, en Argentina, donde el presidente Kirchner ha impulsado una política de rastrear, buscar y pedir la extradición de estos individuos que han delinquido en ese país. Con ese telón de fondo Gavazzo está buscando situarse en el mejor ámbito posible, jugar en la cancha donde tenga la posibilidad de ser locatario, o sea vinculado con los expedientes que configuran un delito grave en Uruguay. De hecho estaría buscando una "protección" en la jurisdicción nacional que lo deje fuera de la extradición que pende sobre su cabeza.

EC - Recordemos que Gavazzo y otros militares están detenidos en Cárcel Central a la espera de que se resuelva la respuesta de la Justicia uruguaya a la solicitud de extradición de la República Argentina. ¿Cómo es su interpretación? ¿Qué podría estar buscando Gavazzo con este tipo de declaraciones?

HC - Es una interpretación hecha sin haber estudiado con detenimiento esas nueve horas de declaraciones de Gavazzo. Me pareció por una de las versiones que él tendía a minimizar al máximo la gravedad de su actuación en lo referido a la desaparición forzada de personas y reducirla a detenciones en Argentina y traslados a Uruguay. Después él se habría prestado voluntariamente, desinteresadamente y con espíritu legalista a trasladar millones de dólares a Uruguay. Es una versión bastante edulcorada, bastante angelical de la actuación de él y sus compañeros en Argentina, que deja sin resolver desapariciones que hoy continúan con toda su fuerza dramática constituidas como delito permanente, inextinguible.

EC - Pablo, de Pocitos, dice: "Tengo 36 años y era apenas un niño durante la dictadura. Por eso me gustaría saber cómo obtuvo el PVP aquel dinero del que se habla en estas crónicas".

HC - Hay una bibliografía sobre eso, yo escribí un libro sobre ese tema, editado por Banda Oriental, "Memorias de la resistencia". Me parece que hoy no es el tema y ahí está documentado.

EC - Pero era dinero obtenido, ¿cómo? ¿En operaciones de secuestro, por ejemplo?

HC - No he oído que se califiquen como secuestros el de Gatti, el de Duarte y el de Sarita Méndez y los demás compañeros, esos fueron secuestros por parte de funcionarios del Estado. La operación por la cual se obtuvo ese dinero no fue denunciada por la persona que lo pagó, ni siquiera hay un expediente judicial en Argentina con una carátula donde aparezca esa denuncia. Fue un acto que sólo se puede entender e inscribir en un momento en que los opositores políticos eran asesinados a tiros en las calles, como pasó en meses anteriores, por ejemplo con Zelmar Michelini y Héctor Gutiérrez Ruiz, y miles de personas eran encarceladas por defender opiniones contrarias a las de los militares.

De la misma manera que todo conflicto comporta contextos que después hay que explicar, en este caso no hay paralelismo posible con funcionarios del Estado que entran y salen del país con el respaldo de todo el aparato del Estado, incluyendo la justicia militar, los funcionarios de las aduanas, la Fuerza Aérea, las Fuerzas Conjuntas, buena parte de la prensa. Incluso se hizo una conferencia de prensa simulando que los que habían sido secuestrados invadían Uruguay –Sara Méndez, Ana Inés Cuadros, López Burgos, Dean, toda esa veintena de compañeros habían protagonizado una invasión– y ningún periodista pudo preguntar nada. Esa fue la versión que se dio durante años por parte de los que estaban en el poder en aquel momento.

EC - Fue la forma de blanquear el ingreso ilegal de toda esa gente traída desde Argentina.

HC - Exactamente.

EC - Una consulta más a propósito del tema del móvil económico, ¿qué terminó ocurriendo con ese dinero? ¿Qué es lo que ustedes saben?

HC - Lo perdimos de vista en ese momento. Los compañeros fueron trasladados y estuvieron en la cárcel una cantidad de años o están desaparecidos hasta hoy. O sea que quienes tienen que dar cuenta del destino de ese dinero son Gavazzo y los demás oficiales que estuvieron vinculados con el episodio.

EC - Yo le preguntaba a propósito de eventuales consecuencias del giro que comienza a tomar esta investigación en la justicia penal uruguaya. Estamos hablando de casos que el Poder Ejecutivo excluyó del alcance de la Ley de Caducidad. Entonces, ¿cuál puede ser el final? ¿A qué pueden estar conduciendo estas actuaciones del juez Luis Charles?

HC - Tengo la impresión de que hay una situación un poco inédita. Todo parece indicar que el juez Charles y la fiscal Mirtha Guianze se han puesto en camino a un procesamiento, por lo tanto sería la primera vez que la exclusión de la Ley de Caducidad tendría como resultado la prisión de un militar, cosa que me parece un signo extremadamente positivo.

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Nota de redacción:

Estas investigaciones que viene desarrollando la Justicia uruguaya se centran en las desapariciones de Washington Barrios, Adalberto Soba Fernández y Alberto Mechoso, ocurridas en la República Argentina.

Soba y Mechoso, ambos pertenecientes al PVP, desaparecieron en Buenos Aires el 26 de setiembre de 1976, en el marco de un operativo para desmantelar aquel grupo. Barrios, en tanto, desapareció en Córdoba en setiembre de 1974.

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Edición: Mauricio Erramuspe