"A quienes trabajan por los Derechos Humanos en nuestro país"
Montevideo 25 de agosto de 2006.
A quienes trabajan por los Derechos Humanos en nuestro país.
La que suscribe es madre de Ana María González Pieri. Ella fue una joven uruguaya que nació en un hogar de trabajadores, humilde pero lleno de amor.
Fue la alegría de toda su familia. Tanto de sus Padres Julio y Ana María como de sus tíos y abuelos.
Desde muy niña se notó en ella una especial personalidad e inteligencia, excelente estudiante dedicada y responsable, pero también tuvo que sufrir como todos los jóvenes de su época la prepotencia de una dictadura, que coartaba los Derechos humanos.
Ella descubrió las injusticias que se cometían y se comprometió en la defensa de los Derechos Humanos, movida por su fe cristiana y su sentido de la justicia.
Por eso vivió sus últimos años, (desde los 21) en la cárcel. Cuatro años pasó allí sin que se le tipificara pena alguna. Teniendo ya el 8 de marzo de 1979 su libertad firmada, es retenida injustamente en el Penal de Punta de Rieles, por más de dos meses, obligada a trabajar en condiciones inhumanas en el frigorífico del establecimiento, sufrió una infección de garganta que no fue atendida, y con la cual fue obligada a seguir trabajando, cuando la internaron en el Hospital Militar ya era tarde su infección ya estaba muy agravada y murió a consecuencias de esto.
Encargado de la barraca 2A en donde estaba Ana era el famoso Capitán Jorge "Pajarito" Silveira, uno de los militares interrogado en los últimos días por el pedido de extradición y por los crímenes del Plan Cóndor.
Yo recuerdo el tremendo dolor que Julio y yo sentimos cuando mi hija estaba ya en coma, y nos habló un médico diciéndonos que ya no había esperanzas de salvar su vida.
¡No hay palabras que puedan describirlo!
Fue cuando nos llamó el entonces Capitán Silveira hoy Coronel retirado.
Recuerdo su cinismo cuando me preguntó si por casualidad yo había estado por el Hospital Militar, y le contesté que mi Hija se estaba muriendo. Me dijo que él al llamarme y notificarme sólo estaba cumpliendo con su deber, y luego sin dar más explicaciones colgó.
Como madre me pregunto hoy, que fue lo que pasó desde el 8 de marzo de 1979, cuando se firmó su libertad hasta el 30 de abril del mismo año, momento en que ingresa al Hospital Militar en condiciones muy graves de salud.
Quiero que le pregunten al Coronel que sucedió, y porque retuvieron a mi hija, quiero que se investigue.
A este señor lo llaman hoy por un caso puntual, pero debemos tener presente que estuvo en todos los centros de torturas clandestinos, lugares donde murieron tantos como Ana, y tantos desaparecieron.
No sólo las madres y los familiares de las víctimas tenemos que hablar y exigir justicia, todos los orientales debemos exigirla.
Nos horrorizamos por los pasados crímenes de Auzchwich , Dachau y de todos los demás campos de concentración de los nazis, y nadie le dice a la comunidad israelita que deje de recordar el pasado, ni le acusan de fijar la mirada únicamente en lo malo.
Los uruguayos tuvimos nuestro Auzchwich y es hora de que nos demos cuenta para que haya realmente paz y esto no ocurra más en nuestro querido país.
Ana María Pieri.
C.I. 1.001 488-1