La ligadura de trompas y la desigualdad de género
La ligadura de trompas de Falopio hizo recrudecer el debate sobre un tema largamente discutido en Uruguay y el mundo: la falta de equidad entre hombres y mujeres. La senadora Mónica Xavier, del Partido Socialista, planteó su disconformidad con que para realizarse la intervención las mujeres requieran de la firma del marido, lo que impide que tomen la decisión por su sola voluntad. Informe de Santiago Díaz
El tema fue planteado el 6 de setiembre por Mónica Xavier, legisladora del Partido Socialista, que tiene como característica preocuparse por los temas de género. Incluso, es partícipe fundamental de la ley de Salud Reproductiva, que prevé la despenalización del aborto en determinadas circunstancias, y que actualmente está estudio en la Comisión de Salud dentro del Parlamento.
En este ocasión el planteo de la senadora se basa en los requisitos que debe cumplir una mujer a la hora de hacerse una intervención de esterilización translaparoscópica, más conocida como ligadura de las trompas.
Según decía Xavier, en su intervención en el Senado, desde hace varios años muchas mujeres que se asisten a las dependencias de Salud Pública, centros de atención privada de salud e instituciones de asistencia médica colectiva, manifiestan su disconformidad con los requisitos que deben cumplir antes de someterse a esta intervención. Lo que les molesta es que la mujer no puede decidir la intervención ella misma, ya que existe un formulario que, además de exigir la lógica firma de la destinataria de la operación, también requiere la firma de su marido.
"Se le exige, además de su propia voluntad, la de su marido. Y en algunos formularios dice, eventualmente la de un testigo, de un tercero, sin determinar ningún tipo de vínculo", señaló Xavier.
Aquí tenemos un par de estos formularios, uno de la órbita privada, de la Asociación Uruguaya de Planificación Familiar, y otro de la pública, del Hospital Pereyra Rossell. Estos formularios son absolutamente lógicos e indispensables, por lo que no se cuestiona la existencia de los mismo, sino que se requiera la firma del esposo.
El formulario de Planificación Familiar dice: "Consentimiento para Esterilización Translaparoscópica". Haga clic aquí para acceder al formulario. El otro, el del Pereyra Rossell, es conceptualmente muy parecido y dice: "Autorización de Esterilización Voluntaria". Haga clic aquí para acceder al formulario.
Es muy importante aclarar que no hay ninguna ley, ni ninguna disposición ministerial que establezca este requisito de la firma del marido. Xavier explicó esto en su ponencia del 6 de setiembre en base a un estudio que realizó el abogado José Luis González.
"No hay ningún elemento jurídico, ninguna norma legal o disposición administrativa que justifique el hecho de que a la mujer se le requieran requisitos que, por ejemplo, no se le requieren para la intervención similar al hombre. Entonces, en definitiva lo que hay como en otras cosas- una exigencia que coloca a la mujer como a alguien que no puede decidir por sí sola. Como quien no tiene la edad o capacidad para resolverlo. Lo que reclamamos es que efectivamente se elimine del requerimiento del consentimiento, ese requisito de que haya alguien más que no sea la propia mujer", dijo Xavier.
Entonces, si no hay ninguna ley ni disposición, cabe preguntarse por qué el formulario incluye la firma del esposo, esa respuesta es bastante complicada y, al menos las personas que consultamos, no tenían una respuesta con exactitud. Respecto a esto Xavier dijo: "Cada vez que uno investiga algún tema encuentra tirando de una piolita una madeja. Cuando discutíamos en la legislatura pasada el tema de la salud reproductiva veíamos que en las interrupciones de los embarazos muchas veces se le hacía denuncia policial a la mujer que venía con un aborto en curso. Y eso no está en la ley, esos son excesos que en algún momento algún jerarca determinó y pasó a ser parte de la práctica habitual. Pero no hay una normativa legal que lo justificara y sí una práctica de ejercicio de superioridad de poder en este caso en el ámbito de la salud".
Para la senadora Xavier se trata de una especie de uso y costumbre y su idea es que se modifique el formulario, dentro de un gobierno que para ella ha sido más sensible a los temas de género.
En este sentido, la doctora Ima León, directora del Hospital de la Mujer del Pereyra Rossell, indicó: "Nosotros desde que asumimos lo que estamos tratando de hacer es fomentar que se contemplen los derechos de las mujeres. Este procedimiento tiene que estar autorizado en un formulario que se llama "consentimiento informado", y este siempre lleva la firma del paciente al que se le hace el procedimiento. Que en este caso es la mujer. No necesita otra firma. De todas formas, en el formulario, por un defecto aparecía la autorización del esposo. Y yo no puedo negar que había algunos colegas que sí la pedían. Aunque no es la normativa de este hospital. Ahora lo que estamos haciendo es cambiando todos los formularios. Cuando las mujeres vienen acompañadas de sus esposos, más que solicitarles la firma, `permiten´ que firme el marido, que tampoco es lo correcto, dado que en un consentimiento firmado el que debe firmar es el paciente y ningún otro. Creemos que lo mejor es cambiar el formulario para que no quepan más dudas", señaló.
Cabe reiterar que no hay disposición legal de ningún tipo que establezca este requisito. Y lo otro que molesta, y así lo hizo notar la senadora del Partido Socialista cuando planteó el tema, es que un hombre cuando se quiere hacer una vasectomía, no precisa ninguna firma más que la suya. "Realmente es tener a las mujeres a la altura de alguien que no alcanzó la edad para resolver determinadas situaciones como estas o que no tiene la capacidad como para resolver por sí misma. Somos autónomas para tener hijos, para encarar todo lo que tiene que ver con la crianza y cuidados familiares, además de volcarnos al mercado de trabajo. Pero no somos autónomas para decidir sombre nuestro propio cuerpo en determinadas circunstancias. Esto parece una contradicción demasiado grande como para dejarla pasar", indicó Xavier.
Según indicó León lo importante es que la mujer que se someta a una intervención de ligadura de trompas esté verdaderamente informada, ya sea sobre la existencia de otros métodos anticonceptivos, como de las características de la propia ligadura, que es irreversible.
Los datos del Hospital de la Mujer revelan que allí se realizan casi 40 ligaduras de trompas por mes. La mitad de ellas se realizan inmediatamente después de la cesárea y la otra mitad como un acto independiente. El perfil de mujeres que se practican esta intervención es bastante definido: se trata de mujeres con una edad bastante avanzada, que ya tuvieron hijos, que ya no quieren tener más y que entonces optan por este método anticonceptivo, que es irreversible.
Es obvio que a una mujer más joven, o que aún no haya tenido hijos le conviene elegir otro método que no implique quedar estéril de por vida. Igualmente, muchas veces a aparecen mujeres jóvenes con la inquietud de hacerse la ligadura y allí lo que se hace es recomendarle otro tipo de anticonceptivos, porque uno irreversible no es lo ideal. Pero, es importante destacar que lo importante es que la persona tenga la información correcta y sepa lo que implica la intervención que se le va a hacer.
Carlos Duarte, ginecólogo que se desempeña en diversos institutos privados, comentó que muchas veces se aprovecha otra intervención que se le esté realizando a la mujer, por ejemplo, la cesárea, para practicar la ligadura de trompas. Cabe recordar que el 50% de las ligaduras que se hacen en el Hospital Pereyra Rossell se hacen a partir de la cesárea. El método más usado actualmente es la laparospcopía, señaló Duarte´.
Además, Duarte señaló que no está de acuerdo que una mujer que desee hacerse una ligadura de trompas tenga que contar con la firma de su marido.