El trabajo infantil en Uruguay y las distintas realidades en el medio urbano y rural
El trabajo infantil significa una problemática mundial, fundamentalmente en los países donde la población presenta mayores dificultades económicas. En Uruguay es difícil establecer la envergadura del problema, dado que los últimos datos oficiales son de 1999. Aún así, los miles de niños que trabajan en la calle dan la pauta de la gravedad del tema. La situación es igual de preocupante en el ámbito rural, donde la informalidad laboral es inmensa y las inspecciones más esporádicas. Informe de Santiago Díaz
En cuanto a lo que se considera trabajo infantil: antes de los 15 años está prohibido todo tipo de trabajo, que requiera responsabilidad, tiempo y signifique una paga, que no tiene porque ser en dinero, sino también puede ser en especias. Esto está claramente especificado en el convenio 138 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que Uruguay ratificó en 1977, estableciendo los 15 años como edad mínima para trabajar.
Después de los 15 años, y hasta los 18, la persona puede trabajar pero debe tramitar un permiso en el INAU. La institución otorga el permiso en función de las características y las condiciones del trabajo a desarrollar, y esto tiene que ver con el Convenio 182 de la OIT, el cual insta a los países a que, de acuerdo las diferentes realidades de cada uno de ellos, determinen cuales son las peores formas de trabajo infantil. Esto busca tener un marco específico y claro que impida que los menores de 18 años tomen ese tipo de empleos. Uruguay ratificó este convenio en 2001, pero aún no lo ha cumplido. Recién en julio de este año el Comité Nacional para la Erradicación del Trabajo Infantil (CETI), presentó un borrador con una lista de trabajos peligrosos, que aún falta instrumentar para que comience a ser utilizada. Es un lista muy amplia, que se basa en la naturaleza, en las condiciones y en la extensión horaria del empleo. En esa lista podemos encontrar desde trabajos en excavaciones hasta actividades deportivas rentadas, como el fútbol o el hockey.
Según Gonzalo Salles, subdirector de la Gurises Unidos, ONG que está actuando fuerte en el tema de trabajo infantil, este documento es un avance importante, aunque opina que su extensión le hace perder fuerza.
"Entendemos que es una lista muy extensa que ubica en el mismo lugar o en el mismo concepto de peores formas el niño que recolecta y clasifica residuos. También está el adolescente que en vacaciones en bicicleta hace de repartidor de farmacia. Cuando es claramente visible que los riesgos que lleva repartir en verano medicamentos en Ciudad de la Costa es muy distinto de lo que puede ser recolectar y clasificar residuos domiciliarios. Este documento es un primer paso que se deberán, con los aportes de los actores involucrados, hacer las transformaciones necesarias", explicó Salles.
Este documento está enfocado para las personas de entre 15 y 18 años, las que necesitan un permiso del INAU para trabajar legalmente. Antes de los 15 está prohibido todo tipo de trabajo y después de los 18 la persona puede trabajar sin ningún tipo de permiso.
Respecto a cuántos niños trabajan en el Uruguay, una de las grandes carencias que existe en este tema es la falta de datos actualizados. Los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) son de 1999. Son datos muy viejos, aunque el INE publicará este mismo año los datos nuevos que serán resultado de una encuesta continua de hogares, que tendrá en esta ocasión un componente específico sobre trabajo infantil.
Sobre los datos de 1999 y sobre los que se vienen, Cristina De Marco, presidenta del Comité Nacional de Erradicación del Trabajo Infantil, explicó: "Los últimos datos que tenemos son viejos, de 1999. Más o menos en el país se habla de entre 34.000 y 40.000 niños trabajando. Ahora se ha incorporado en el censo de hogares un módulo específico... en materia de trabajo infantil, antes sólo se hacía un relevamiento de los adultos".
En tanto, Susana Falca, de Unicef, dijo que esta ausencia de datos no colabora en nada para abordar el problema. "Esto contribuye a no visualizar el trabajo infantil como un problema, a mantener esa visión como que no sería grave, no existiría", señaló
Esta claro que esos datos de 1999 ya tienen muy poco valor, porque están absolutamente desactualizados. Y además, quitándole aun más importancia a estos números, Salles considera que la encuesta tiene limitaciones como herramienta metodológica a la hora de medir el trabajo infantil. Es decir, es medio complicado que un padre de familia diga: `sí, mí hijo de siete años trabaja y no va a la escuela´, porque no está bien viso y porque es ilegal. Esto quiere decir que, además de ser viejos, estos datos presentan dudas en cuanto a la metodología a través de la cual fueron recogidos.
Por lo tanto, esos 40.000 niños trabajadores de los que hablan los últimos datos parecen ser muy pocos, aunque eso recién se va a constatar cuando aparezcan los nuevos, que va a ser antes de fin de año. Según dijo Falca, esta nueva encuesta que se hizo este año y cuyos datos ya se están procesando, tiene una novedad muy positiva: "La novedad es que en esta encuesta se entrevistó a niños mayores de seis años. No sólo al jefe de hogar", comentó.
Además, la encuesta tendrá algo que no tuvo a la anterior y es que va a llegar a todos los rincones del país, cubriendo también a las poblaciones menores de 5.000 habitantes. Y esto es muy importante, porque en ese tipo de poblaciones hay un gran componente de trabajo rural infantil, que es una de las situaciones que más preocupa.
Por ejemplo, De Marco, presidenta del CETI, dijo que el trabajo infantil en el ámbito rural es más difícil de controlar por los organismos correspondientes, que son el INAU y la Inspección General del Trabajo. "Es más difícil desde el punto de vista que no nos podemos trasladar...", indicó.
Según nos contaba María Ranrducci, inspectora general del trabajo, en los últimos tiempo no se han constatado situaciones de trabajo infantil. En el mismo sentido, De Marco dijo que ahora la situación está más tranquila, pero que en el 2004 a través del CETI se hicieron denuncias a empresarios de la forestación.
La Inspección General del Trabajo cuenta con unos 70 inspectores que cubren el territorio nacional y ya se hizo un llamado para incorporar unos 40 más.
Salles aporta más elementos respecto al trabajo infantil en el ámbito rural: "Nosotros hemos llegado a ciudades donde en la plaza del pueblo para un camión en la mañana y se suben gurises y los llevan para campaña a trabajar... a talar montes. Muchas veces no nos damos cuenta lo que implica que estos niños estén trabajando en la tala de monte y se vallan por dos días. Nosotros lo hemos visto. La situación de eso es terrible. En contacto con las máquinas, estar 48 horas fuera de su hogar en condiciones más que infrahumanas, acampando...", contó.
Pero hay otras formas de trabajo infantil, ya más asociadas con un tema cultural. En muchos casos, se considera bueno el niño comience a trabajar en el campo dentro de la dinámica laboral de la familia. Falca dijo que "hay una cuestión cultural por la cual no se visualiza que el trabajo de los niños en tareas de campo sean peligrosas o perjudiciales para ellos. Y está bien que el niño trabaje, que asuma responsabilidades. Hay como una visión desde ese lugar que impide ver los perjuicios que pueden estar ocasionando. Sin embargo, hay actividades que aparecen en el listado del CETI que están prohibidas, como trabajar en las cosechas, recolección de frutas, ordeñe...".
Según dijo el representante de UNICEF, no está mal que el niño colabore con la familia, pero siempre y cuando no se vea vulnerado su derecho a la educación y no corra riesgos importantes a la hora de desarrollar esas tareas.
Hay algo que es claro y que lo señalaron todos los entrevistados, que el trabajo informal, en negro, es en Uruguay cuantitativamente muy importante. Y es en esa esfera en donde el trabajo infantil pega fuerte, porque el contralor es muy dificultoso, según explicó De Marco.
Otras de las modalidades de trabajo infantil que golpea fuerte es el que vemos todos los días en la ciudad, que es el de la mendicidad. Miles de niños que se pasan varias horas en la calle haciendo algún tipo de tarea que les permita obtener algo de dinero o algo para comer. Sobre esto hablamos con Lucía Pierri, coordinadora del Programa Infamilia del INAU para el subcomponente "Niños en situación de calle".
Pierri habló de las características de estos niños en situación de calle que Infamilla viene atendiendo a través de uno de sus programas: "De esos 360 niños que atendemos el 60% realiza actividades de mendicidad. Un 14% realiza venta de diferentes objetos. Un 16% limpia vidrios. Un 3% cuida autos. Un 6% hace malabares y un 22% hace recolección de objetos, niños que participan con sus familias en la recolección de basura...", explicó.
Como ven un alto porcentaje de estos niños, un 22%, se dedica a tareas relacionadas con la clasificación de residuos. Y, relacionado con esto, la ONG Gurises Unidos viene llevando a cabo el programa Pro Niño en zonas específicas de Montevideo y el interior. Se trata de un trabajo integral con los niños y con sus familias para erradicar, entre otras cosas, el trabajo infantil, haciendo hincapié en aquellos que se dedican a la clasificación de basura. En este sentido Salles señaló situaciones que ellos fueron constatando a lo largo de esta experiencia, fundamentalmente en la zona de Malvín Norte.
Lo cierto es que todo esto tiene un doble golpe en los niños, el niño que está trabajando corre riesgos que surgen de la propia naturaleza de la tarea, ya sea por manejo de máquinas, manipulación de basura, presencia permanente en la calle, entre otros. Además, al ocupar ese tiempo en trabajar, muchas veces deja de ir a la escuela o al liceo, que es lo que debería hacer en función de su edad. Y eso trae consecuencia en el futuro, porque ese niño que hoy está trabajando y faltando a la escuela, prácticamente va a estar condenado de por vida a la pobreza, porque nunca va a poder incorporarse con buenas posibilidades al mercado laboral.
Respecto a por dónde se puede atacar el problema, hay que tener en cuenta que son niños que pueden perfectamente ser la tercera generación de trabajador infantil. Es decir, el niño ya tiene un rol determinado dentro del grupo familiar y ese rol no es ir a la escuela, sino salir a trabajar y colaborar con el hogar, según explicó Pierre.
La herramienta oficial para estipular todas estas políticas es el CETI, que fue creado en 2000, presidido por la Inspección General del Trabajo e integrado además por: INAU, MSP, MI, MEC, ANEP, PIT-CNT, Cámara Nacional del Comercio, Cámara de Industrias del Uruguay, Asociación Nacional de Organizaciones No Gubernamentales, Red de Infancia de Niñez y Adolescencia de los Sectores Populares y, como asesores permanentes, UNICEF y el Instituto Interamericano del Niño.
Los cometidos que tiene CETI son los que tienen que ver con asesorar, coordinar y proponer políticas y programas para la eliminación del trabajo infantil, elaborar un plan nacional de acción, favorecer la coordinación entre las instituciones públicas y privadas, así como generar instancias de actuación en torno a este tema.