Entrevistas

Santa Clara de Olimar se recupera tras el temporal

El viernes el granizo y el viento dejaron sin techo a unas 350 personas en Santa Clara de Olimar. Pero no se necesitó crear un refugio. Cada uno de los afectados encontró la ayuda de un familiar, amigo o vecino. Además, los beneficiarios del Plan de Emergencia se organizaron en cuadrillas para colaborar en la reconstrucción, bajo las órdenes de albañiles también voluntarios. Un desastre climático dio paso a la solidaridad que, según contó el edil Jorge Chiappe, tiene una meta: que el día de comienzo de clases, ningún niño esté sin casa.

(Emitido a las 8.00)

ANDRÉS GIL:
Una turbonada de 120 kilómetros por hora dejó al pueblo Santa Clara del Olimar, de Treinta y Tres,  en el primer plano de la agenda nacional. El fenómeno meteorológico del viernes, que tuvo una violencia poco frecuente para esta zona del país, arrasó con decenas de casas, provocó cortes en los servicios de agua y luz y obligó a evacuar a más de 300 personas.

JOSÉ IRAZÁBAL:
Dicen que caían piedras de granizo grandes como una pelota de tenis... Ahora un Comité de Emergencia trabaja en la reparación de estos daños, mientras de a poco se van reestableciendo los servicios. En el pueblo se preguntan cómo es que no se enteraron que se venía algo de esta naturaleza.

AG – Sí, también está esa dimensión del asunto. Pero en busca de detalles de última hora sobre la reconstrucción y la reubicación de las familias que perdieron sus viviendas, vamos a conversar con Jorge Chiappe, vecino de la zona y edil de la Junta Local de Santa Clara de Olimar.

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Edil Chiappe, ¿cuánta gente vive hoy en Santa Clara de Olimar?

JORGE CHIAPPE:
Estamos en el entorno de 2.500 personas.

AG – ¿Y a qué se dedica en términos generales la gente ahí?

JCh – Básicamente es un pueblo que está en la zona rural, está en contacto con establecimientos ganaderos y hace unos años hay un incipiente desarrollo forestal que hoy por hoy ya está creando otro tipo de mano de obra que es el maderero, el cortador, las cuadrillas que trabajan en eso. Pero fundamentalmente es un pueblo de la zona agropecuaria.

AG – ¿Se trata en general gente de bajos recursos?

JCh – No, posiblemente sea un pueblo que repite la misma escala social del interior. Sí tenemos una población de bajos recursos y la turbonada coincidió con los barrios más humildes.

AG – ¿Qué tipo de construcciones dominan el paisaje? ¿Qué aspecto presentaba Santa Clara de Olimar antes del temporal del viernes?

JCh – Es un pueblo clásico con algunas casas de principios del siglo pasado, algunas construcciones más nuevas, del Banco Hipotecario y de MEVIR. Y después lo típico: la casa que va haciendo el vecino. Consigue un terreno, lo compra, con la ayuda del albañil, del amigo, va construyendo la casa. Lindas casas, buenas casas, pero que indudablemente no están previstas para estos vientos ni las piedras.

AG – Para completar este panorama de lo que es Santa Clara de Olimar, ¿qué servicios tienen?

JCh – Tenemos la representación de dos mutualistas, hay un centro de salud pública, la comisaría, el juzgado, liceo, dos escuelas, escuela agraria, tenemos una unidad del Ejército Nacional -lo que era el Séptimo de Caballería que ahora es una brigada-, Banco de Previsión, Banco República. Eso ha facilitado muchas operativas. La parte de servicios estaría cubierta.

JI – ¿Cuéntenos cómo vivió lo del viernes? ¿Qué fue lo que pasó? ¿Qué fue lo que usted vio ese día?

JCh – Ver creo que todos vimos poco porque fue de noche. El pueblo es muy extendido. Es un pueblo que se construyó acompañando la carretera y entonces es largo, tiene cinco kilómetros de largo. Fijate que en una parte del pueblo hubo ruptura de vidrios, mucha lluvia, vientos fuertes pero no llegó a ser lo que era en la otra punta del pueblo.

JI – ¿Qué pasó en la otra punta del pueblo?

JCh – En la otra punta del pueblo fue donde aparecieron las rachas de viento más fuertes y fue el tendal. O sea, escenas relatadas al otro día de mucho miedo, de techos que volaban, de familias enteras que quedaban a la intemperie. En la madrugada del sábado recorrer aquello era como estar en Sarajevo: árboles caídos, tendidos de la UTE caídos, de Antel, de la televisión cable, casas que se habían partido, casas que perdieron el techo y se desmoronaron las paredes... Era bastante dantesco.

Lo primero que tenemos que agradecer es que no hay nadie lastimado, sacando algún traumatismo leve, algún golpe, no quedó nadie lastimado. Pero fue verdaderamente dramático.

JI – ¿Hay antecedentes de lo que sucedió el viernes?

JCh – Algo parecido en el año 84, acá en Santa Clara. Y más recientemente, en el año 89, en Tupambaé que es un pueblo cercano, 20 kilómetros sobre la Ruta 7. Tuvo una turbonada similar.

JI – ¿Ustedes tenían alguna advertencia meteorológica para la zona? ¿Esperaban algo para esa noche?

JCh – No, no. Estas cosas, por lo que sabemos de trabajar en campaña hace tiempo, suceden sobre todo cuando estamos con estas altas temperaturas, hay movimiento de masa de aire y repentinamente te aparece un viento de este tipo.

AG – Pasando a la fase de la reconstrucción, ¿cómo se vienen desarrollando las tareas de asistencia a esta hora?

JCh – Costó un poco, el sábado fue un tanto caótico pero era entendible. Para el domingo ya estaba todo muy encaminado. Indudablemente lo que queremos destacar -lo hablábamos anoche en la reunión de la junta- es la fortaleza y las ganas de la gente del pueblo, en primer lugar.

Lo primero fue realojar a la gente. Teníamos previsto la Escuela Agraria y las unidades militares, pero las 362 personas que tuvieron que reubicarse todos contaron con el familiar, el amigo, el vecino o algún conocido. Indudablemente eso implicó que diéramos con un sistema de apoyatura coordinado con INDA, porque va a generar que los hogares estos que están recibiendo gente tengan algún problema alimenticio. Después el tema era material y cuadrillas para trabajar.

Ahí se empezó a organizar. Tenemos la base de los funcionarios municipales que están radicados en Santa Clara y que hay que reconocer que de motus propio enseguida se arrimaron a la Junta a ver cómo empezábamos. Espontáneamente una cantidad de gente se fue arrimando a la Junta para ir anotándose: uno electricista, el otro albañil, el otro oficial albañil... Contamos con el apoyo de los pueblos vecinos. Cerro Chato que depende administrativamente de Florida, de Durazno y de Treinta y Tres de donde vamos a traer albañiles, Tupambaé que es de Cerro Largo. En el día de ayer estuvo el intendente Barreiro estuvo con nosotros parte de la tarde.

Pero también hay que destacar, y eso es muy importante, que ayer tuvimos una reunión con el intendente y con la gente o gran parte de la gente que cobra Plan de Emergencia. El domingo a media tarde recibimos una llamada de la Junta porque había una reunión. Ellos espontáneamente se organizaron en cuadrillas, en este momento hay seis cuadrillas de seis o siete personas cada una que están a las órdenes para ir reconstruyendo.

Está previsto poner un oficial albañil y sabemos que cada oficial va a tener siete personas que van a estar trabajando con él.

AG – ¿Cuáles son las emergencias más importante al día de hoy? ¿Qué tipo de colaboraciones pueden ser más útiles a esta hora como un pueblo como Santa Clara después de lo del viernes?

EC – Indudablemente, material. Se está recibiendo material, la zona rural del entorno ha respondido muy bien, residentes de Montevideo que son oriundos o que tienen sus raíces acá, están poniéndose en contacto y está previsto que para el miércoles con el Banco República operando se va a abrir una cuenta para quien quiera hacer una colaboración monetaria se va a depositar ahí y se va a seguir comprando material.

El Club de Leones, el Centro CAIF han organizado una colecta de ropa. Sobre todo por la lluvia que generó un barrial, al caerse se ha perdido ropa, se han perdido muebles.

Hoy por hoy, después de los diagnósticos que hicimos con la asistente social y con los arquitectos que vinieron, estamos necesitando material de construcción lo clásico y elemental: chapas de zinc, portland, tirantes, tirantillos.

AG – En cuanto a personas que fueron realojadas o fueron evacuadas se hablaba de 300 o 350 personas...

EC – Sí, sí, están alojadas en casas de vecinos. Paulatinamente se están arreglando la casa. Tenemos detectados 30 casos críticos, son 155 viviendas afectadas. Ya ayer empezaron parte de las cuadrillas a trabajar.

También es de destacar eso: hay lugares donde el comité va a colaborar sólo con mano de obra porque es gente que por ahí decía que tenía algún recurso para las chapas nuevas. En otros lados es al revés: la gente dice que lo va a arreglar con un vecino o familiar y se le hace una ayuda de material. Hay otra que sí, que verdaderamente vamos a poner todo, mano de obra y material.
 
Pero poco a poco van a estar volviendo. Nos pusimos una fecha porque siempre hay que tener objetivos. Que el 5 de marzo empiezan las clases en Primaria no haya ninguna familia con niños que no esté en su casa.

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Edición: Mauricio Erramuspe