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Las células madre en Uruguay

Aunque pueda sonar a historia de ciencia ficción, ya son cientos los padres uruguayos que guardan y congelan la sangre contenida en el cordón umbilical de sus hijos recién nacidos. ¿Para qué? ¿Lo hacen por mero esnobismo? La respuesta es negativa. En realidad, lo hacen porque allí hay una alta concentración de las llamadas células madre. Éstas, preservadas en condiciones especiales, podrán salvar la vida de sus hijos o de sus familiares en unos cinco, 10 o 20 años.

En este momento, en este preciso instante, estará naciendo un bebé en algún hospital o sanatorio del país. Se le cortará su cordón umbilical para separarlo de su madre y se tirará la placenta y los restos de cordón a un tacho de basura, como sucede la mayoría de las veces.

Sin embargo, hay quienes han optado por guardar la sangre del cordón y la placenta porque allí existen altas concentraciones de células madre. Un tipo de células con un potencial enorme, que tienen la capacidad probada de evolucionar, diferenciarse, y producir glóbulos blancos, glóbulos rojos y plaquetas. Estas células, preservadas en condiciones especiales, son muy útiles a la hora de combatir afecciones de la sangre, como una anemia o una leucemia.

Para ello, guardar las células madre del cordón, puede considerarse una especie de seguro de salud que, años atrás, era totalmente impensado en Uruguay.

¿Pero cómo es posible que estas células se mantengan latentes durante años, hasta que la persona las necesite? Se mantienen "vivas" porque se crio-preservan, es decir, se congelan a -196 grados.

O sea, se extraen las células del cordón de un recién nacido, se congelan y si un día las necesita, se descongelan y se las vuelven a inyectar a la persona como si fuera una transfusión, dicho de una forma sencilla y muy simplificada.

Cuando una madre decide guardar las células de su hijo, llega a la sala de partos con un kit especial, donde está todo lo necesario para extraer las células del cordón. La extracción se realiza de una forma sencilla, con una aguja que entra en la vena del cordón y extrae la mayor cantidad de sangre posible.

Francisca, una madre de 34 años, que vive en Florida y tiene cuatro hijos, cuenta cómo vivió ese momento: "no sentís nada porque el cordón ya no forma para de ti. Demora un poquito porque tiene que drenar esa sangre a la bolsita, pero es totalmente indoloro".

El volumen de sangre que se extrae depende de cada persona. Generalmente, se sacan entre 40 y 200 centímetros cúbicos de sangre. Cuanto más se pueda sacar, mejor, porque el día de mañana, si la persona las necesita, las células madres necesarias tienen relación con la masa corporal.

Se guarda en una bolsa transparente, muy parecida a las que se utilizan para una transfusión, y se lleva al laboratorio. Allí, se separan las células madre del resto de los glóbulos rojos, del plasma y de otros componentes que no es necesario guardar.

Una vez concentradas las células madre, comienza el proceso de crio-preservación, es decir, las someten a un descenso de temperatura que va, primero, hasta los -40 grados centígrados y, luego, hasta los -196 grados, sumergidas en nitrógeno líquido. Así, "duermen" entre comillas estas células, sumergidas en nitrógeno líquido.

Francisca, la madre de cuatro hijos que vive en Florida, cuenta que guardó las células madre solamente con su última hija, María (que hoy tiene dos meses) porque en el momento que tuvo a sus otros tres hijos no sabía que esto se podía hacer en Uruguay.

"Todavía no me había interiorizado tanto. Me parecía que era algo inaccesible. Después empezó esto y cuando quedé embarazada de María, ni lo pensé. Dije, esto lo tengo que hacer o hacer", dijo.

Francisco, es padre de un niño de dos años y medio, Leandro. En apenas una semana nacerá su segundo hijo. Con Leandro no guardaron la sangre del cordón, porque tampoco sabían que existía la técnica, pero ahora sí decidieron hacerlo.

"Nos enteramos a través de unos amigos que lo habían hecho. Por la información que leíamos hay elementos para pensar que estas células de cordón pueden servir para combatir enfermedades. Para nosotros es como comprar un seguro. Además, puede servirle también a un hermano", indicó.

En Uruguay existen dos formas de hacerlo. Una es a través de Matercell, el primer banco privado de células madre que existe en el país desde fines de 2005, que preserva las células en su cede del Parque de los Aliados. La otra forma, es a través de un laboratorio estadounidense, llamado New England Cord Blood Bank, que preserva las células en su sede, en Boston, Estados Unidos.

Una vez extraídas las células, los técnicos cuentan con un máximo de 48 horas para comenzar el proceso de crio-preservación, es decir, para congelar las células. O sea que tienen que salir "volando" literalmente para ese país.

Historia. Dos o tres años atrás, en Uruguay no existían estos bancos privados. Pero, ¿qué pasaba en el mundo? El doctor Luis Della Torre, director de Matercell, cuenta la historia.

"En 1988 aparecen en escena las células madre de cordón umbilical. En ese año un niño nace en Carolina del Norte y se le extrae la sangre del cordón. Esa sangre va a París donde está en tratamiento un hermano de ese chico, que nació con una anemia. Lo estaban manteniendo vivo a base de transfusiones permanentes. Ese niño se curó, hoy tiene 20 años y se curó con la sangre que vino del cordón de ese hermano que nació. A partir de este caso se dispara el estudio de las células madre", indicó Della Torre.

El médico Pablo Muxi, hematólogo, profesor agregado de la Facultad de Medicina en Hematología, hace referencia al uso de la técnica en el mundo. "El uso de células madre de cordón está ampliamente difundido en el mundo. Se utilizan y salvan muchas vidas. Tienen mejor resultado en niños que en adultos, porque las células madre a veces son escasas para reconstruir un organismo de 70 kilos", explicó.

Muxi también dijo que el cordón umbilical no es la única fuente de estas células, sino que de estas células madre hay en todo el cuerpo y que se pueden extraer de distintas formas.

"¿Cómo utilizamos estas células madre en medicina? Las usamos en el transplante de médula, que debería llamarse transplante de células madre. Se llama de médula porque generalmente las conseguíamos de la médula ósea. Se punsionaba el caracú de los pacientes, se sacaba, congelaba y luego se infundía en un trasplante de médula. Hoy generalmente las células madre las sacamos de la sangre periférica del paciente, porque circulan por la sangre. Las podemos sacar con un aparato que separa células madre del resto de la sangre. Estas células tienen la capacidad de generar nueva médula. Se ha descubierto que las células madre están en el cordón umbilical del recién nacido. Allí hay aproximadamente 50 centímetros de sangre, que es muy rica en células madre, y pueden usarse para regenerar una médula ósea completa, es decir, para producir glóbulos blancos, rojos y plaquetas", dijo el doctor.

Entonces, si las células madre se encuentran en distintas partes del cuerpo, ¿cuáles son los beneficios de guardar las del cordón umbilical? En primer lugar, se destaca que son células que se rescatan de un material que generalmente se tira. Mientras para obtener células madre a través de los otros procesos hay que someter a la persona a tratamientos, acá se obtienen sin ningún tipo de tratamiento invasivo.

Por otro lado, se trata de células "jóvenes" y sanas. En tercer lugar, las células de cordón presentan un grado de compatibilidad con la persona del 100%, algo que cuando se le implantan células madre de otra persona nunca sucede.

El doctor Della Torre, director de Matercell, habló de la compatibilidad de estas células. "Si salimos a buscar sangre compatible cuando nuestro hijo padece una enfermedad, las posibilidades que tenemos de llegar a buen término esa búsqueda es conseguir compatibilidades de 60% o 65% y eso ya es algo espectacular. La ventaja de la extracción de esta sangre para el propio individuo es que es 100% compatible con él, ya que su perfil genético está contenido en la sangre que se guardó. Nunca se puede conseguir una compatibilidad tan alta si no es con su propia sangre", explicó.

Asimismo, Della Torre recuerda que los hermanos de un niño tendrán una compatibilidad de un 70% con esta sangre guardada y los padres hasta un 50% de compatibilidad.

Estas células tienen un uso probado para las enfermedades de la sangre, pero que hay un terreno incierto, de cara al futuro, que es muy atractivo también, según explicó el hematólogo Muxi.

"Como en el futuro estas células madre se podrían llegar a utilizar para otras patologías, mucha gente las guarda pensando no sólo para las enfermedades hematológicas, sino para otras que puedan surgir. Pero eso, todavía, es un tema de experimentación. No se sabe. Hay quien habla de sanar Alzehimer, Parkinson, diabetes, problemas cardíacos, enfermedades neurodegenerativas, traumatismos medulares. Pero todavía son pasos experimentales", señaló.

Contras. Pero esa práctica también tiene sus puntos débiles. La primera es que cuesta dinero y, por lo tanto, no todo el mundo tiene acceso a la extracción de células madre de cordón. Mejor dicho, una minoría son los que pueden invertir en guardar sus células.

La extracción de las células y su preservación durante el primer año ronda los 1.500 dólares. Y después se pagan unos 150 dólares por año por la conservación.

La segunda debilidad es que no se sabe a ciencia cierta cuántos años pueden durar las células.

De todas formas, Della Torre es optimista. "Hay quienes dicen que pueden durar de forma indefinida. De pronto toda la vida de la persona. Pero lo cierto es que se han ido sumando años desde que otras personas guardaron sus células, 20 años atrás, y todavía se conservan efectivas", contó.

Muxi, en cambio, dice que "no se sabe". "Hasta ahora no se sabe con exactitud".

Pero sobre todo, hay que tener en cuenta que se invierte ese dinero en algo que hay poquísimas posibilidades de utilizar alguna vez. Por ejemplo, en el caso de la leucemia, según las estadísticas, de 100.000 niños sólo tres van a sufrir esta enfermedad y, de esos, sólo el 30% necesitará un transplante de médula y, por lo tanto, las células madre.

"Las posibilidades de que haya un tipo de estas afecciones en la sangre es baja, muy baja, de uno en 10.000. Quizá uno en más de 10.000. ¿Qué quiere decir? Que si uno lo ve desde ese punto de vista, dice, "tengo más que mala suerte si me toca". Pero al que le toca es el 100%", explicó el director de Matercell.

El hematólogo Muxi dice que es un asunto puramente económico.

"Es una consulta común de las embarazadas. ¿Las guardo o no las guardo? Yo les digo: es un tema pura y exclusivamente económico. Si puede hacer el gasto, no se va a arrepentir. Lo más probable es que no lo utilicen nunca. Es un costo individual que asume cada familia y, por tanto, es respetable. Ahora, también les digo que si sólo tiene 1.000 dólares, que los gaste en la educación de su hijo (...). En cambio, si me dicen ‘tengo los 1.000 dólares para la educación y los 1.000 dólares para las células, entonces les digo que lo guarden", señaló.

Además, Muxi plantea los beneficios de un banco de células madre de cordón a nivel nacional. "Si el país decide guardar los cordones, de repente habría que hacer un banco nacional e integrarlo a una cadena internacional. Así servirían para todos los niños del mundo que necesiten células madre. Pero es un tema filosófico y económico", apuntó.

Inés Álvarez, directora del Instituto Nacional de Donación y Transplante de Células, Tejidos y Organos, dice que si ella tuviera un hijo mañana no guardaría las células madre del cordón, porque hoy, si alguien necesita células de este tipo, el país ya tiene instituciones prontas para conseguirlas, a través de un registro de donantes mundial.

Y, además, de esa forma, los gastos están cubiertos por el Fondo Nacional de Recursos. Por lo tanto, es más equitativo que los bancos privados, que son sólo para algunos.

Inspección. Un dato sorprendente, es que la funcionaria, que habla como representante del Ministerio de Salud Pública, advierte que las dos empresas que preservan células madre hoy en Uruguay (o Estados Unidos) no son controladas por el Ministerio como corresponde.

"La responsabilidad de esas células no están en el Ministerio en tanto no hemos podido lograr conocer los procedimientos por el cual se están guardando las células", contó Álvarez.

Las empresas, por su parte, señalan que la cartera no los ha recibido, ni han acusado recibo de toda la información que ellos les presentaron a las autoridades.

A propósito de la empresa que preserva las células madre en Estados Unidos, Álvarez dio a entender que ese material sale del país incumpliendo normativas.

"Todo aquel que pase una frontera con una célula, un tejido, un órgano humano, debe estar controlado por el Ministerio de Salud, a través de nuestra institución. Porque si no tuviéramos ese nivel de control, no podríamos decir con la seguridad que lo decimos que no tenemos comercio de órganos. ¿Con qué seguridad podríamos decir que no hay comercio de células si la gente las lleva en la cartera para un lado y para el otro?", se preguntó la directora del Instituto Nacional de Donación y Transplante de Células, Tejidos y Organos.

Sin embargo, la realidad puede más que las normas escritas en papeles que. Ni la Aduana ni el Ministerio de Salud Pública controlan de forma adecuada para que se cumplan las reglas.

Victoria, una madre de 29 años que vive en Mercedes, y que dos años atrás llevó las células de su hija Isabel a Argentina en un bolso ya que en Uruguay no existía ninguna empresa que le brindara el servicio.

"Lo terminamos haciendo en Buenos Aires y salió todo muy bien. Al otro día del parto, la señora de mi padre llevó el kit con las células a Argentina. No tuvimos problema al pasar la frontera, aunque está totalmente prohibido hacer esto. (...) Podría ser contrabando de sangre, pero acá pasás por la Aduana del Puente San Martín y nadie te pregunta nada. Es un desastre", consideró Victoria.

Eso está prohibido. La normativa incluye sanciones para quien salga del país con las células en la cartera. Está prevista una multa mínima de 30 UR (9.060 pesos) y un máximo de 1.000 UR (30.000 pesos), según el decreto 137 del Poder Ejecutivo aprobado el 15 de mayo de 2006.