El músico y escritor uruguayo Miguel Livichich lanzó este lunes su nueva obra "Mi derecho a fumar". Con la presentación de una caja de cigarros, defiende el fumar, sin hacer una apología al consumo.

"Mi derecho a fumar"

El músico y escritor uruguayo Miguel Livichich lanzó este lunes su nueva obra "Mi derecho a fumar". En este libro desarrolla su relación con el vicio menos popular para la actual administración. A través de datos de todo el mundo, Livichich muestra al lector todo el "humo" que hay detrás del cigarro. Habla del fumador, del placer y del cáncer. Con la presentación de una caja de cigarros, defiende el fumar, sin hacer una apología al consumo.

MAURICIO ALMADA:
Estamos escuchando El Sindykato. Me acuerdo que hace un par de semanas, un viernes en los juegos. Pusimos un tema de Sindykato que era La fuga de la carbonería.

MIGUEL LIVICHICH:
Una canción que tuvo su historia. La prohibieron.

MA - Y demoró en ser adivinada pero aparecieron los oyentes que la reconocieron.

ML - ¿Apareció?

MA – Aparecieron.

***

Esta tarde nos acompaña (ya lo escuchaban recién) Miguel Livichich quien integró Sindycato. ¿Eso qué fue?

ML – Yo fundé El Sindykato en el ´69 y después en el ´71, El Comité. Esos nombres míos, bien para ir preso en aquella época. 

MA – ¿Y los Sobrinos del tío Tom?

ML – Eso fue antes del Sindykato. Éramos muy chicos, 16, 17 años. Yo me quedé tocando con Sandro en Buenos Aires, en Argentina. Le gustaba la onda que yo tocaba y me contrató para la orquesta. Vino los Sobrinos del tío Tom, yo me quedé allá y cuando me vine formamos con dos de ellos El Sindykato. Y con este tema ganamos el  Festival Internacional Beat de Piriápolis.

MA - ¿En qué año?

ML – Verano del ´69, ´70. En el Pabellón de las Rosas. Se llamaba Auditórium.

MA – Lo están reconstruyendo...

ML  - Ya está. Está precioso. Ya están haciendo espectáculos.

MA – Vamos a decirle a los oyentes que nuestro invitado, además de la música, de todas las formaciones que hemos repasado, tiene varios libros publicados: Entre mujeres, una historia que remite a aquellas épocas...

ML – Y un poco más. En realidad  es autobiográfico. Empieza con mi infancia. Es subjetivo. Cuando puse el título algunos amigos me dijeron: "que estás haciendo, el Kamasutra. ¡Qué te hacés el galán!" Pero no. Entre mujeres porque uno nace de una madre, mujer, tiene hermanas mujeres, tiene primas mujeres. Compañeras de escuela. La dentista de la escuela. En los programas de antes la dentista te atendía en la escuela. Épocas de las vacas gordas. La dentista, la directora. Siempre era "la".

JUAN MIGUEL PETIT:
La compañerita buena que te ayudaba a terminar los deberes que no habías hecho.

ML – Sí, y que además vos estabas enamorado y no te animabas a darle la cartita que decía: "yo te quiero, vos también, entonces somos novios". Siempre era "la". Después fue la novia, después fue la esposa, después fue la nieta. Transcurrís la vida entre mujeres. Lo mismo si el libro lo escribiera una mujer. Diría "entre hombres". El padre, el tío, los primos, los hermanos, los compañeros de clase. Esa era la finalidad. Pero tiene una serie de historias eróticas infantiles muy graciosas. Lástima que la editorial cerró porque ya venía muy bien ese libro.

MA – Siempre hay tiempo para retomar...

Y entre otros títulos está No viajarás en vano.

ML – Un manual muy gracioso para viajeros.

MA – Y que recoge el periplo tuyo por varios países.

ML – Anécdotas y además consejos. Los baños del mundo, los desayunos del mundo. Las formas de comportarse, las picardías de la gente.

MA – Las valijas.

ML – Las excursiones que son el emporio de la hipocresía. Estás 30 días con las personas y dicen: "¿qué tal?¿Cómo andás?" Y juntan las firmas y después nunca más escriben. Tiran todas las tarjetas de visita cuando llegan a la casa.

MA – Después vino Guía de la nostalgia.

ML – Ese fue terrible. Sabés que de Sydney pidieron mil libros. Pero no hace mucho, hace seis, siete meses. Para la colectividad española. Se vendieron más de seis mil. Y era un librillo chiquitito.

JMP - ¿Por qué española?

ML – Española no, perdón, "yorugua".

MA – Los "yorugua" que están allá.

ML – Corríjame. Perfectamente corregido. Ya los españoles empezaban a hablar "dale bó". Los uruguayos quise decir. Se hicieron ahí grandes clubes. El Uruguay tiene un club muy bonito, con casino y todo en Sydney. Más o menos entre Nueva Zelanda y Australia calcularon cuántos precisaban y mil pidieron. Casi nos morimos.

M A – Y llegamos a la publicación del último libro de Miguel Livichich que es Mi derecho a fumar.

M L – Absoluta novedad porque salió el lunes

M A – Está fresquito todavía. Está prendido todavía. Tiene calor.

M L – Tiene calor.

J M P – Parece una caja de cigarros.

M L – Es una caja de Malboro. Para llamar la atención.

M A – Fumar es perjudicial para la salud, por las dudas, aclara el libro, ¿no?

M L – Sí, dice sí. Para que no se lo vayan a fumar. Leerlo no, pero lo pueden fumar.

M A - ¿Y cómo es esto? ¿Hay derecho a fumar? ¿Tenés derecho a fumar?

M L – Sí, sí. Hay derecho. Es un producto el tabaco como cigarrillo, o como habano, o como tabaco de pipa, es un producto legal que se vende en todos los comercios del ramo. Es un producto cualquiera como puede ser una nuez, como puede ser una banana. Como puede ser medio kilo de asado. Nadie delinque comprando un atado de cigarrillos.

El derecho existe. He estado por Internet paseando por todo el mundo y ya hay organizaciones que se han formado legales. Ya no van directamente como acá, que fue,"esto es así y asá". En otros países va al parlamento. Se pelea. Hay gente que va a organizar la situación porque no se trata de decir: "acá no se fuma y no se fuma".

"Mi bar quiero que sea fumador. El que no fume, que no entre. Acá se fuma. Empezando yo que soy el dueño, fumo. Y los mozos quieren fumar. Y el que no quiera fumar si se va, se va. Y si no se queda". Sin embargo hay lugares que se fuma, lugares que no se fuma.

La pregunta contestada es así. es absolutamente legal y de consumo sin ningún  tipo de problemas.

M A - ¿Cuáles son las ventajas y las desventajas de fumar?

 

M L – Está muy condensado ese libro, por eso digo que hay que leerlo todo para entenderlo. Tiene una doble lectura. Primero que nada, aclarar que el libro no insita, bajo ningún concepto. Porque hasta hay una proclama ahí que yo hice para que no fumen.

El cigarrillo produce, no está comprobado científicamente, definitivamente, aunque les parezca mentira, pero produce muchos cánceres. Mucho daño en los bronquios, en la lengua, en el esófago, en el estómago. Se junta alquitrán en el fondo del  estómago que no permite ver úlceras que tenemos muchas veces tapadas por ese alquitrán.

Son efectos a largo plazo, por eso, no tenemos que confundir. El cáncer del cigarrillo es lento. La incubación dura 25 años. Porque todo se le achaca al cigarro, pero no está todo ahí. También está lo que nos fumamos en la calle de polución de motos, de autos, de ómnibus, de camiones viejos. Todo eso suma. Lo que nos estamos tragando de porquerías. De alimentación con químicos, con conservantes. Ha  cambiado la industria. Todo eso va para adentro y no se sabe para adonde va una metástasis, ¿no?.

Lleva 25 años una incubación de un cáncer de pulmón y limpiar un organismo de tabaco lleva 15 años. Limpiarlo absolutamente. Y lo más factible es que dentro de esos 15 años te pase otra cosa que no tenga nada que ver con el cigarrillo, como puede ser un problema cardíaco o un problema de otro tipo, y vos le eches la culpa al cigarrillo.

M A  - ¿Y ante todo eso, para qué fumar? 

M L – Ahí me estás preguntando lo mismo. Qué tiene de bueno fumar. Yo creo que fumar; la primera cosa, es un placer. Como puede ser el sexo, como puede ser comer una buena comida hecha por un chef que sabe cocinar. Como un buen café, tomado en un lugar especial o mirando un paisaje lindo. El fumar es un placer primero que nada. Segundo. Fumar quita la ansiedad. Es una cosa que te relaja. Te deja laxo. Fumar te da un espacio de  tiempo para contestar una pregunta complicada que te hacen, por ejemplo. Cuando a vos te hacen una pregunta que vos no la tenés en el momento, te da los segundos necesarios para sacar el cigarro, prenderlo, y en esos instantes razonarlo.

J M P – Tapa la timidez también.

M L – Exacto. Lo puse ahí eso, mirá qué cosa curiosa. Una persona con un cigarro en la boca  tiene otra personalidad. De hecho, los personajes, podemos nombrar varios que yo nombro ahí. Por ejemplo, acordate de  Rita Hayworth en Gilda, cuando fumaba. O Humphrey Bogard. O Clint Eastwood con el "puchito" aquel. Churchill con su habano. La Pantera Rosa con la boquillita. Son cosas que si les sacás ese aditivo del cigarrillo pierden la personalidad.

J M P –Te da la sensación que el que está fumando está haciendo algo muy importante que tiene que canalizar el estrés. 

M L – Y vos sabés que descubrí otra cosa. Por supuesto que no la descubrí, son cosas que voy recogiendo. Los cigarros que fumás durante el día, si vos estás acá adentro trabajando y se pudiera fumar como antes, más  bien que no los disfrutás mucho, son casi mecánicos. Pero después sí hay momentos. Juntaste con tu mujer durante ocho, diez años, y te fuiste a Italia Y estás en la Plaza Nabona. Ahí pediste dos café capuchinos, que te los traen del bar de enfrente. Estás sentado en una mesita mirando como Miguel Ángel hizo tal o cual fuente. O el Bernini. Y pedís el cafecito ese, y ese cigarro que es un rollo de fotos, es un placer. No podés perderte ese cigarrillo que te da un recuerdo eterno. Porque lo recordás después. "Te acordás cuando nos fumamos un fazo y nos tomamos aquel capuchino mirando la fuente de Bernini". Es parte de la historia.

M A – Ese es el disfrutable. Están lo otros también, por ejemplo, el primer cigarrillo de la mañana.

M L – Claro, bueno. Ojo, cada uno lo regula. Yo por ejemplo, de mañana no fumo porque me mareo. Y fumo 10 cigarros por día. Yo soy un tipo que fumo poco. Y empecé tarde. A los 20 años empecé a fumar. Y eso que era músico y no sabés lo que era de noche.

Y después está el gran tema. De unas notas que me han hecho, el gran tema es el humo pasivo.

M A - Sí claro, es la gran cuestión. Nadie puede discutir, cada uno que haga lo que quiera, la cuestión es cuando  obliga a fumar a los otros.

M L – Mirá que curioso. Hicieron una encuesta en Inglaterra, en Londres específicamente. en la zona de los Pub. Hay unos Pub a los que concurre inclusive la realeza, que tienen 174 años, son de 1812. Entonces va el Príncipe Charles con la novia. Entrás y el humo lo tenés que cortar con un corta fierro y el olor a alcohol es terrible. Y entonces atrás del mostrador, el que sirve también es una institución. Viejitos que hace 40 años que están ahí, 25, 30 años. Les han hecho placas, les han hecho estudios, pensando que se encontraban con un tumor. No tienen nada. No se lo explican. Por eso  es que hay un gran dilema con el fumador de segunda mano. Vos podés tener facilidad para adquirir un tumor de fumar humo de segunda mano. O podés no tenerlo.

Yo hace un mes y medio terminé con un chequeo, hace 40 años que fumo, y me dio pulmón de atleta. Claro, yo hago gimnasio, hago cinta. 130 soplé en la espirometría. El tipo me dijo: "epa, ta´ fenómeno". Y las palcas me dieron un velo más oscuro, absolutamente normal, pero se va oscureciendo, porque tenés ya sesenta "pirulos". Pero no tenía nada. El tipo me dijo: "para la edad que tiene usted siga dándole".

M A – Puede ser un problema sanitario el del fumador pasivo, pero también es una cuestión del que no quiere ni siquiera oler el humo del cigarro.

M L – Y ahí viene la cosa. Es lo que dice el libro. Creo que es el eje del libro. Es mi derecho a fumar. Nos han acorralado de una manera ahora. A mi nunca me pasó. Nosotros teníamos una tía, Tota, que era alérgica y asmática. Cuando venía la vieja a casa a comer los domingos, mi viejo que fumaba, mis hermanos y yo, nos íbamos al patio a fumar. Pero porque sabíamos que hacía mal a la vieja y estando ella nosotros no fumábamos.

Aquellas colas de Manzanares cuando no había aceite, ¿te acordás? Nunca se me ocurrió tirarle en la nuca o en la cara al que estaba atrás mío el cigarro. Aguantaba de fumar. Te lo digo con la mano en el corazón. Es un problema también cultural. Es más, sino te decía: "disculpe, pero sabe que me hace toser su cigarrillo", lo tirabas. Ahora agarrás a un reo y te dice: "váyase a otra cola". Es como todo.

Yo lo que estoy es un poco en contra de que termine siendo señalado. Porque qué pasa: nos dieron un lugar para fumar. Entonces yo tengo este predio donde puedo fumar. En todo Asia, y sobre todo Asia; y en algunos países de Europa, en todos los aeropuertos han puesto los smoking rooms. Es una habitación como esta, que hay obviamente olor a cigarrillo, con un gran extractor. Ceniceros por todos lados y bancos. Y aire acondicionado. Entonces la gente los busca. Pero además los busca desesperadamente. Pero son concientes. Produce una ansiedad volar. Está comprobado que hay un ochenta y pico de  gente que no le gusta volar, entonces está nerviosa. Además ahora que te revisan todo. Entrás allí, te fumás un cigarrito. Lo apagás y salí. Seguís paseando por el aeropuerto.Al rato sabés que allá hay otro smoking room vas y te fumás otro. Pero hay lugares que se han vuelto radicales. Que no podés fumar en ninguna parte y de repente tenés 11 horas para hacer un cambio.

M A – Y las multas son salvajes.

M L – Hong Kong tiene 5.000 dólares de Hong Kong de multa. Y Singapur, si tirás un cigarro, una caja de cigarro o lo que sea, al piso y te agarra la policía turística, te ponen una cosita que dice, "realizando trabajos comunitarios seis horas". Y te dan un cepillito y a barrer la vereda,

J M P - ¿Aunque seas turista?

M L – Turista. Sobre todo a los turistas. Los que la quedan son los turistas. Ahora, no sabés lo que es Singapur. Es un billar.

J M P – Es notable como esto se ha incorporado a Uruguay. Porque cuando uno sale del Uruguay y va a un bar o a un restaurant, y hay alguien fumando te choca muchísimo. Ahora empieza a chocar y empezás a entender los cuentos que venían de antes de gente que venía y te decía: "Fui a Estados Unidos y me gritaban en la calle porque estaba con un cigarro, o entré a un restaurant con un cigarro y poco más que me sacaron corriendo".

M L – Ahora, por ejemplo, me extrañó que en Miami, antes no se podía fumar en ningún lado, salvo saliendo a la calle. Ahora ya no es sólo salir a la calle, tenés que buscar en la calle que hay unos ciertos lugares que se puede fumar. Sin embargo estuve en Washington y hay smoking room dentro del aeropuerto. Me llamó la atención. Posiblemente porque viene mucha gente desde el exterior y les hayan respetado esa situación.

Y volviendo al tema. A mí me dan este lugar para fumar, y yo vengo fumar acá a este lugar. ¿Pero sabés lo que pasa? Que te invade también en este lugar y ponen mala cara, sobre todo las ancianitas que son las más agresivas,  o dicen ¡qué asco! Entonces no queremos ser lo que dice ahí, ser señalados como los leprosos del siglo XXI. No hay derecho. Yo no estoy cometiendo un crímen.

Tengo amigos como le contaba recién a alguien afuera, que hemos dejado de vernos, barras de seis, siete matrimonios, porque dos de ellos han decidido dejar de fumar, tiraron los ceniceros de la casa y no se puede fumar más en al casa. Entonces ya no nos juntamos más, de 20 años de juntarse. ¿Por qué? Porque hay que bajar nueve pisos a fumar un cigarro a la calle.

M A – Miguel, también es cierto que hasta que la tortilla no se dio vuelta, hubo para los fumadores mucha impunidad. Esa actitud de recato que tu describís, tú recordabas a tu tía asmática y que por delicadeza y que ustedes, voluntariamente, antes que les dijeran nada, se iban a fumar al patio. Muchas veces los fumadores no preguntaban nada. Fumaban y chau.

M L – Acordate que se fumó en los ómnibus, en los taxis, y en los aviones.

J M P -  En los ómnibus era un clásico: fumadores o no fumadores.

M L – Y los fumadores iban al final.

Yo pienso que son cosas que se pueden solucionar técnicamente, tecnológicamente. Si ponés una mampara en un ómnibus, como hay, en los trenes de Europa se puede fumar. Hay vagón fumador que entrás y te morís del olor. Entrás por una puerta y salís por la otra con un olor a tabaco, a porquería, espantoso. Y yo lo entiendo que es asqueroso el olor. Pero vos tenés que viajar, de repente, 27 horas arriba de un tren, y si sos ansioso querés fumarte un cigarrito. Y uno solo aunque sea, pero el problema es que no podés ni uno.

Acá lo que también veo es que el tema de la salud va a ser bravo. Yo veo a la muchachada como sale empapada de bailar de transpiración, en pleno invierno, y salen a fumar. Salen empapados, y hay doscientos tipos afuera que son una gripe, o un espasmo, o una bronquitis galopante. Les va a salir mucho más caro de lo que ellos dicen que les sale.

Hoy en un programa, justo al que venía Astori, le dije al loco: "preguntale si fuma y a parte si dicen por favor cuanto ganan con el impuesto al tabaco". Porque ellos ganan más del cincuenta por ciento. Y con esta suba que le pegaron ahora para tratar de asustar, digo que hay un tema político.

El libro hay que leerlo. Tiene todas las opciones. Asustar, impresionarte para tratar de que vos dejés, pero también está el tema político, la distracción con todo ese tipo de cosas.

M A – Miguel, pregunta un oyente: ¿qué pensás sobre la legalización de la marihuana?

M L – Ves. Es una de las cosas que dicen que es mucho menos nocivo que el tabaco porque no tiene alquitranes ni nicotina. Yo creo que no estamos preparados para estar legalizados.  A pesar de que si vos te ponés a pensar, el alcohol está absolutamente sociabilizado, inclusive está inclinado hacia la juventud. Vos ves que están haciendo grandes conciertos de rock impulsados por  una empresa que vende alcohol. Por lo cual, yo puedo fumarme desde acá a mi casa tres cigarros, que no voy a ir a mi casa y ser un golpeador de mi mujer o mis hijos por fumar, pero si por alcohol.

La marihuana también tiene un efecto diferente al del cigarro común. Yo en los ´60 yo probé mis porritos de la época del Sindykato y la mar en coche. Lo usábamos para escuchar música y para divagarse. La verdad que me pareció lo mismo que tomar media botella de vino. Es mi opinión, pero que ya estás entrando en el tema de alcaloides, de drogas, no estoy de acuerdo.


M A - ¿Y el tabaco no es una droga?

M L – Sí, ¿pero sabés lo que pasa? No te desfigura tu paisaje psíquico. Vos te fumás un paquete de cigarros en la puerta de tu casa, y lo que podés entrar es con bruto ardor de garganta. Y sentirte un gil, pero después qué vas a hacer. ¿A quién vas a atacar? "Ojo que me fumo un paquete de cigarros y no me para nadie", mentira. El único que hacía cosas era Popeye, con la pipa que se fumaba la espinaca.

(Risas)

M A – Bueno, nos tenemos que quedar por aquí. Señores, el libro se llama Mi derecho a fumar. Lo van a reconocer.

M L – No por venderlo, pero cómprenlo señores que sino no puedo comprar cigarrillos, no me puedo operar del problema que tengo en el pulmón.

Inclusive, vas a ver una parte, no puedo creerlo tiene cuatro carillas de lo que lleva un cigarro, conseguí la fórmula del Philip Morris argentino. Mirá lo que lleva un cigarrillo. Yo pensé que lleva el papel, el tabaco y no. Mirá lo que es.

J M P – Alcohol, acetato, aceite, algarrobas, otros aceites, ácido cítrico.

M L – Más de ciento y pico de productos. Además productos sanos, vegetales, pero claro, de pronto todo eso quemado, con fuego, se produce un cohete bárbaro. Es como armar algo raro. Yo creo que tiene mucho datos, por ejemplo, que de las últimas 500 mil personas fallecidas en Estados Unidos, de un cien por ciento, el 30 se considera que es por el tabaco. Ponen "se considera" porque no está del todo comprobado que sea totalmente por el tabaco. Después, otro tercio, por una variedad enorme de cosas como accidentes laborales de tránsito, mala praxis médica, pero ¿sabés que es lo que más mató gente? El 38 por ciento. La mala alimentación, la obesidad, la grasa, el colesterol. Yo tengo amigos que no fuman, que van al gimnasio, que se cuidan y que hacen cinta, y después me los encuentro en el Mercado del Puerto. Y cuando le miro lo que están comiendo, están con un choto, molleja y están esperando ya la tirita de pulpa pero con la grasita arriba.
No me jodás...

M A – Bueno, el libro se llama Mi derecho a fumar, su autor Miguel Livichich nos acompañó esta tarde, hasta pronto.

M L – Gracias por todo, nos vemos. No fumen que hace mal.