La fobia y los alimentos
"Odio el queso" o "ni loco como verduras" son algunas de las expresiones más comunes entre las personas que sufren desordenes alimenticios. Pero no sólo el rechazo forma parte de este tipo de trastorno, hay otros que comen compulsivamente un sólo tipo de alimentos los llamados "comedores selectivos"-, algo considerado como la antesala a la bulimia y anorexia. El informe de Federico Dalmaud indaga el complejo mundo de la alimentación y por qué se puede llegar a tener tanto rechazo a un alimento.
Recuerdos de personajes de dibujos animados como Garfield, un gato holgazán adicto a la lasagna, o las Tortugas Ninjas y su predilección por la pizza. Bugs Bunny y la zanahoria, Winnie Pooh y la miel, Mafalda y la sopa, Homero Simpson y las donas, Popeye y la espinaca. Las ardillas "Chip y Dale" y Monterrey Jack adictas al queso.
Esos mismos casos llevados a la vida real pueden ser la causa de múltiples trastornos relacionados con la alimentación de las personas, estaríamos hablando de verdaderos radicales de la comida.
¿Conocen a alguien que no coma queso? Andrés Tulipano, guionista de Televisión y Teatro, odia comer queso. "No se por qué. No tengo ninguna explicación lógica, tampoco tengo antecedentes familiares cercanos. Simplemente no me gusta y nunca lo probé. Tengo una rechazo tremendo y no sé por qué", dijo Tulipano.
Está clarísimo que la guerra de Andrés Tulipano contra el queso pasa mucho más por una cuestión de prejuicios -por llamarlo de alguna manera- que por un tema de gustos. Pero le preguntamos a Tulipano si alguna vez en su vida hizo el esfuerzo e probarlo: "No me gusta la consistencia, el olor, simplemente no me gusta. No puedo hablar del sabor porque nunca lo probé. Tengo una teoría respecto al tema y es que posiblemente en mi vida anterior fui ratón y me atraparon en una trampa. Mi madre trató en mi niñez de engañarme y disfrazarlo en las comidas, pero no lo logró. Tengo un sexto sentido para detectarlo. Concurrí a cenas en embajadas donde la comida era con queso y no la como, ni por diplomacia, bajo ningún concepto como un pedazo de queso", aseguró.
Rafael Martínez, quesero de profesión, es la primera vez que escucha un caso de estas características y dijo que es Tulipano quien se pierde de comer este gran alimento: "No lo conozco y lo acepto, mi sobrino es vegetariano y no come carne, antes sí. A mi hija no le gusta para nada el caviar, pero lo lamento porque son cosas exquisitas que nos brinda la naturaleza. El queso es una fuente de proteínas y calcio, además es un alimento soberbio, excepcional y por sobre todas las cosas una fuente de divisas para nuestro país. Uruguay es un gran exportador de quesos y productos lácteos, esas cosas las aceptamos y si no le gusta el queso está bien, tiene su derecho".
Este tipo de comportamientos de personas que son "radicales de la comida", son muy comunes. Desde no comer queso a no tomar leche o consumir lácteos, no comer carne, verduras, ni nada de color verde. Mucho menos ingerir pescado, que hasta el momento es quien cuenta con la mayor cantidad de enemigos.
Estos son algunos de los grupos de alimentos que poco a poco ingresan en la lista negra de las personas, sobre todo, de aquellas que a medida que van eliminando ciertos productos se transforman automáticamente en "comedores selectivos".
Los "comedores selectivos" son aquellos que consumen menos de 10
alimentos en un lapso de dos años. O sea, que ingieren únicamente hasta 10 tipos de alimentos combinados en ese margen de tiempo, pero les prometo profundizar en este tema dentro de unos minutos.
El rechazo o repudio es muy común, sobre todo en niños, que son quienes sufren más a la hora de comer.
Todo lo que sea una dieta inadecuada en la etapa de la infancia o una tendencia a no respetar los valores de la comida, los hábitos de sentarse a la mesa y la poca atención que se le pone a una dieta equilibrada puede llevar a un rechazo en el futuro a cierto grupo de alimentos como, por ejemplo, las verduras. Esto no quiere decir que sea precisamente el caso de Andrés Tulipano, quien nunca llegó a probar queso, sino que suele ser uno de los factores más comunes.
"Hay muchas personas que tienen una especie de alergia a los alimentos y en muchos casos cuando uno no quiere comer cierto alimento tiene que ver con un rechazo característico del organismo. Esto pasa mucho con las personas que detestan el queso, que es una de las cosas más rechazadas que existen", dijo Airam Martínez, psicoterapeuta y especialista en trastornos de la conducta alimentaria.
"Puede ser que alguna vez que comió queso tuvo una reacción especial o alérgica, o simplemente le dieron de probar una variedad muy fuerte cuando era muy niño y eso creó en él una fobia a todo lo que tiene queso. Por ejemplo, hay personas que no comen absolutamente nada que tenga plumas como el pollo y que sienten realmente una fobia. Hay alimentos como el queso, el pollo y el pescado, que por una cuestión no definida, producen estas reacciones. Hay gente que no puede comer carne y no precisamente porque sean vegetarianos, sino que realmente es rechazada por el organismo. En la anorexia y la bulimia la carne roja es lo primero que se elimina", dijo Martínez.
Martínez habló en un momento de fobia a los alimentos, pero ¿existe realmente una fobia a comer? Según el diccionario de la Real Academia Española se define fobia como el miedo irracional, obsesivo y angustioso hacia determinadas situaciones, cosas, personas... Que a su vez entran dentro del grupo de desórdenes de la ansiedad, que incluyen entre otras cosas, desórdenes de pánico, estrés post-traumatico y desórdenes obsesivos-compulsivos, presentes en personas con trastornos alimenticios.
Existen tres tipos de fobias que tienen o pueden llegar a tener una relación directa con los desordenes alimenticios: La primera es denominada agorafobia o miedo a dejar un lugar seguro, muy común en aquellas personas que sufren de bulimia y anorexia o simplemente son "comedores selectivos", quienes tienen o sienten un miedo intenso a ingerir alimentos en público, por considerar que quienes están a su alrededor los observan.
La segunda clase de fobia son las sociales o temor a la humillación pública. Se presenta comúnmente en aquellas personas que son comedores compulsivos o sufren de bulimia y anorexia, cuyo temor es ser descubiertos comiendo, algo que ellos consideran vergonzoso.
Por último existen las fobias especificas, que es un tipo de trastorno de ansiedad. La exposición al estímulo que causa el miedo puede provocar una ansiedad o ataques de pánico extremos. En el caso de la comida van dirigidas a un grupo especifico o al mismo hábito de comer.
Para Martínez una fobia a los alimentos es realmente algo muy extremo, que se presenta por ejemplo en los anoréxicos: "Cuando hay una anorexia restrictiva puede haber una verdadera fobia al alimento. La anorexia, por ejemplo, se caracteriza por el miedo a engordar, es por eso que si a este tipo de personas se le pone un plato de lasagna en la mesa va a rechazar rotundamente ese plato y va a tener una reacción profundamente "fobica", por lo que en este tipo de casos se puede hablar de fobia. Pero no siempre es al alimento en si, sino que a aquellos lugares que tengan que ver con la comida como la cocina o la heladera. Aunque quisiera repetir que esto es en un caso extremo de anorexia o bulimia".
¿Qué es lo que puede llegar a pasar si por cierta fobia se eliminan determinados grupos de alimentos? Según una nota publicada en Elmundo.es, no ingerir frutas y verduras podría provocar que en nuestro organismo falten vitaminas y minerales básicos, lo que traería problemas de estreñimiento.
El no consumo de aceites y grasas que ayudan a la transmisión de los impulsos en el sistema nervioso. Puede ser perjudicial sobre todo para las mujeres, pues su déficit puede llevar a inhibir la ovulación. La falta de grasa, además, causa agresividad y desequilibrios psicológicos.
También existen aquellas personas que no consumen carne, pescado y huevos que proporcionan proteínas, el nutriente que el cuerpo utiliza de muchas formas (genera tejidos, órganos, hormonas, anticuerpos, músculos).
Los cereales son nuestra principal fuente de hidratos de carbono y, por tanto, de energía. Si no los incluyéramos en nuestra dieta, el cuerpo debería obtener la energía necesaria de otras sustancias (las grasas), por lo que aumentaría la toxicidad de nuestra sangre.
También nos aportan fibra, lo que ayuda al correcto funcionamiento del sistema digestivo, previene la obesidad, enfermedades del corazón y cáncer de colon.
Otro de los temas más comunes es el de la leche, queso y yogur. Los productos lácteos previenen enfermedades cardiovasculares, óseas y metabólicas.
Imagínense las posibles consecuencias de ir eliminando cada uno de estos alimentos de la lista básica, antes que nada nos transformaríamos en "comedores selectivos", en muchos casos considerado como el paso previo o la puerta hacia a la bulimia y la anorexia.
Los comedores selectivos, personas que seleccionan algunos alimentos incluyéndolos a su dieta y descartan absolutamente el resto, en muchos casos se trata de obsesiones comunes como la necesidad de comer sano o de tener una musculatura perfecta.
También se puede decir que son aquellos individuos que prefieren ciertos alimentos en función a determinadas propiedades que son atribuidas por la propia persona, por lo que inmediatamente descartan la posibilidad de ingerir el resto de los alimentos.
Hasta acá no tiene nada de raro si consideramos que muchos de nosotros tomamos como una práctica habitual el hecho de seleccionar aquellos alimentos que forman parte de nuestra dieta.
El tema se torna preocupante cuando la persona no se abre a la posibilidad de recibir otra variedad de alimentos al considerarlos erróneamente fuera de su lista, lo que podría de alguna manera ser la puerta de entrada a la bulimia y la anorexia.
La "selectividad de alimentos" se presenta generalmente en la niñez, o por lo menos es en esa etapa de la vida cuando aparece por primera vez. Hay niños cuya dieta se basa únicamente en milanesas, hamburguesas, papas fritas y chocolates, por lo que difícilmente pueden ingerir otro tipo de alimentos.
Para los especialistas esta selectividad desaparece con el crecimiento, aunque allí se manifiesta en nuevas formas como por ejemplo la ortorexia, palabra formada por dos términos griegos: ortos (correcto) y orexis (apetito), y es la obsesión por comer sano. Y la vigorexia, también conocida como "complejo de adonis" y es la obsesión por tener un cuerpo musculoso, esto quiere decir que esta persona al igual que un anoréxico se ven gorda y aplicando un paralelismo, es lo mismo que un musculoso sea vea chico y debilitado.
Una persona ortorexica pierde más de tres horas al día pensando en su dieta, que es formulada y planificada en detalle por él o ella, dependiendo del caso. El ortorexico analiza los ingredientes, los aditivos, las calorías, la elaboración y la forma de cocción de los alimentos.
La mayoría de las personas que sufren este desorden, son mujeres y suelen estar muy delgadas, pierden en algunos casos la menstruación, sufren anemia, se les estropea el pelo, sufren de depresión, entre otras consecuencias.
Mientras que el vigorexico consume en exceso proteínas y utiliza anabólicos para lograr su cometido.
Estos trastornos alimenticios deben ser abordados por varios frentes, ya que dado la complejidad de la patología es necesario comenzar por lo nutricional y los hábitos alimentarios para comenzar a trabajar en el aspecto psiquiátrico. Es por eso que los especialistas coinciden en que lo mejor es el abordaje multidisciplinario.
"El tema de los comedores selectivos es lo que se conoce actualmente como nuevos trastornos alimentarios, que no son los clásicos como la anorexia y la bulimia que tienen una definición diagnostica precisa en base a una serie de síntomas que presentan los pacientes. En el caso de los comedores selectivos no está todavía aceptado como un trastorno especifico, sino como un trastorno alimentario no especificado, junto con otros como la vigorexia, la ortorexia, los comedores nocturnos, los comedores compulsivos... Donde se está viendo que hay determinadas personas que tienen algunos síntomas que exceden lo normal", señaló la doctora Virginia Vallarino, psiquiatra y coordinadora del Departamento de Trastornos Alimentarios del Hospital de Clínicas.
En estos casos habría que diferenciar lo patológico de lo normal, por ejemplo, es fácil pensar cuando uno va prestando atención a este informe, que uno puede llegar a tener un cierto desorden alimenticio.
"Conducta patológica es cuando condiciona la vida del individuo, cuando los patrones de conductas son tan rígidos que empiezan a afectar la posibilidad de salir a comer, no poder comer con amigos o en público y que representan una exigencia a la hora de la comida. Eso es lo que empieza a ser patológico, estamos hablando de una invasión y esto condiciona la vida de un individuo, dijo Valarino.
Un tema delicado es los "comedores selectivos" y el paso previo a enfermedades como la bulimia y la anorexia, sobre ese tema habló Vallarino: "Estamos hablando de un determinado tipo de sufrimiento que se expresa de una determinada manera y tiene cosas que pueden verse como el espectro restrictivo donde de alguna forma estos comedores selectivos se ubicarían dentro del gran cuadro de las anorexias en cuanto a conductas, pero no caen dentro del diagnostico especifico de anorexia. Aunque si hay cosas que comparten como la restricción de la cantidad de alimentos que un individuo consume habitualmente. Que eso conlleve a una anorexia o una bulimia aún no está comprobado, son cosas que están bastante aisladas del espectro", dijo.
¿Cómo saber si una persona es un "comedor selectivo"? Hay que tener en cuenta varios aspectos característicos de este trastorno. Si el menú de esa persona se compone de menos de 10 alimentos en un margen de dos años, ya es una señal de que estamos frente a un "comedor selectivo". Si, además, ha reducido el tiempo que pasa con otras personas porque su menú resulta chocante para el resto o no le resulta posible comer de un menú por las características de un alimento, también estaríamos ante la presencia de este tipo de trastorno.
Si la forma de comer representa problemas a la hora de realizar viajes largos y a su vez es acompañado de otras actividades obsesivas como la limpieza y el orden o se busca el refugio en un sólo alimento cuando se tiene un problema, entonces sí se trata de "comedores selectivos" y debería consultar a su médico de cabecera.
Existen otro tipo de trastornos, como por ejemplo, las adicciones y los atracones nocturnos. El trastorno por atracón es uno de los más frecuentes y consiste, como lo indica la palabra, en darse grandes atracones nocturnos de comida, en forma secreta, lo cual es considerado el paso previo a la obesidad.
Lo que intentan estas personas es consumir la mayor cantidad de alimentos en el menor tiempo posible hasta sentirse relativamente satisfechos lo cual va seguido de grandes ataques de culpa y desánimo.
Por último están las adicciones que son aquellas que surgen por la necesidad de calmar la ansiedad o estimularse como por ejemplo los chocolates, el café o las bebidas cola.
"En los trastornos por atracón hay una ingesta incontrolable de grandes cantidades de comida en muy poco tiempo tras lo cual sobreviene la culpa en la cual. La persona se siente angustiada y deprimida, estamos hablando de un modo de comportamiento alimentario descontrolado. En el caso de los comedores nocturnos la persona suele levantarse a comer por la noche aunque no dan cuenta de ello, entonces lo que hacemos es abordar puntualmente esos temas. Este modo de comportamiento alimentario cuando es tan impulsivo es casi igual a una adicción, dijo Maryele Grosso, licenciada en Nutrición.
Esos inofensivos atracones pueden convertirse en un problema cuando refugiarse en la comida se vuelve frecuente y nos hace perder el control de nosotros mismos, según un informe del diario La Nación de Argentina.
Como sucede con el resto de los trastornos alimentarios quienes sufren de atracones nocturnos sienten un gran nivel de angustia. Es en el momento en el que esa sensación se dispara cuando el afectado se "atraca" de manera destructiva.
Una posible solución a estos trastornos podría estar en abordar el problema desde el ángulo de nutricional y psiquiátrico, todo en el marco de un equipo multidisciplinario. Justamente sobre el factor nutricional Grosso dijo: "Se trata de una patología muy compleja y además el diagnostico lo realiza un psiquiatra. Entonces desde ese punto de vista lo mejor es un abordaje interdisciplinario. Lo primero es intentar realizar un buen diagnostico nutricional teniendo en cuenta por un lado la evaluación de su estado, la existencia de complicaciones medicas o no. Trabajando la incorporación de cada alimento en particular a largo plazo. Cuando la modalidad es más impulsiva y el patrón de ingestas es más desorganizado se intenta establecer ese numero de ingestas teniendo en cuenta los horario y los momentos de mayor ansiedad, o sea que vas abordando al individuo dependiendo de la complejidad existente en él".
¿Cuántos recuerdan a la famosa pirámide alimenticia que dábamos en la escuela? Aquella que tenía en su base a los cereales y tubérculos y que a medida que íbamos ascendiendo nos encontrábamos con las frutas y las verduras, las leguminosas y alimentos de origen animal y en la punta de la pirámide estaban las grasas y los azúcares.
Según el informe de Elmundo.es, esa pirámide se ha transformado en un "rombo de alimentación" debido a una mayor ingesta de grasas y una descenso en la ingesta de carbohidratos.
Según estos especialistas que han logrado derribar esta pirámide, el rombo se adapta o conecta mejor con la sociedad urbana actual y en la misma se puede agregar la cantidad de alimentos que se deben ingerir por día, lo cual nos da una pauta de nutrición más clara.
Estos rombos señalan las siete áreas de raciones que se aconseja consumir diariamente, los elementos que según los nutricionistas del siglo XXI, componen una dieta adecuada:
1) Lácteos (yogur, leche y queso), dos o tres raciones al día de 200-250 mililitros de leche, 125 de yogur y 30 - 40gramos de queso.
2) Cereales y legumbres (pan, cereales de desayuno, galletas, pasta, arroz, legumbres y frutos secos), de seis a 10 raciones al día, 40 a 50 gramos de pan, cereales y galletas y de 50 a 100 gramos. De pasta, arroz y legumbres.
3) Frutas y jugos (en la pirámide ocupaban el mismo grupo que las verduras) de dos a cuatro raciones al día, de 120 a 160 gramos de fruta y de 120 a 150 mililitros de jugo.
4) Verduras y hortalizas. De tres a cinco raciones diarias, lo que equivale a unos 200 gramos.
5) Carnes, pescados y huevos. Dos o tres raciones al día, de 100 a 150 gramos.
6) Grasas y aceites. Consumirlos con moderación pero no eliminarlos.
7) Golosinas y azúcar, también incluirlas con moderación.
Recordar que si ha eliminado alguno de estos grupos de su lista de alimentos y consumió menos de 10 variedades en un lapso menor a los dos años, puede que se haya convertido en un comedor selectivo.