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Despenalización del aborto, un tema de permanente discusión

La polémica sobre la despenalización del aborto se reavivó cuando Tabaré Vázquez volvió a decir que en caso que el Parlamento apruebe la Ley de salud reproductiva, él la vetará. Las organizaciones sociales a favor del aborto buscan los mecanismos para eludir el veto presidencial, pero aún no tienen certeza de cuál es el indicado. Mientras, la cátedra de la Facultad de Psicología de la Udelar termina un estudio que se enfoca en las consecuencias psicológicas irreparables que genera en las mujeres el aborto voluntario. Informe de Santiago Díaz

El tema siempre está, pero tiene momentos en los que la polémica se hace más intensa y en los que la exposición pública es mucho mayor. Creo que estamos en uno de esos momentos, fundamentalmente después de que Tabaré Vázquez reiterara su posición en una reunión que se sostuvo con un grupo de mujeres que trabajan por la equidad de género.

"Él lo que dice es que mientras sea presidente va a vetar cualquier ley que contenga la despenalización del aborto", contó Lilián Abracinskas, coordinadora ejecutiva de la Comisión nacional de seguimiento, activista y experta en derechos sexuales y reproductivos, quien además participó en la reunión.

Abracinskas también se refirió al hecho de que sea un gobierno de izquierda el que tome esta medida como forma de oponerse a una ley: "No pasa en ningún otro país del mundo que un gobierno de izquierda, que se define progresista y defensor de los Derechos Humanos, utilice este mecanismo para dirimir un problema. No porque ser progresista debe estar a favor de las despenalización del aborto, sino porque ser progresista es plantearse los dilemas de la forma más abierta posible y tratando de reconocer la diversidad de posiciones y de garantizar la convivencia democrática. Esta forma de dirimir un conflicto político, ético, filosófico, sanitario y de conciencia que tiene el presidente Vázquez es muy autoritaria", sentenció.

Vetar esta ley que, entre otras muchas cosas,  promueve la despenalización del aborto en determinadas circunstancias no es sólo una idea de Vázquez, sino que el ex presidente Jorge Batlle también recorrió ese camino cuando fue presidente.

El veto presidencial está establecido en el artículo 168 de la Constitución, en donde también se indica como levantarlo: "con los tres quintos de los integrantes de cada cámara".

La politóloga Constanza Moreira, en la contratapa de La República del 19 de marzo, reseñó la cantidad de veces que fue utilizado el veto presidencial desde la vuelta a la democracia: Sanguinetti lo utilizó 24 veces en su primer mandato y cinco en el segundo; Lacalle 24 y Jorge Batlle 11. No se trata de algo inédito, ni nada que se le parezca. Pero lo que llama la atención es que la posibilidad del veto presidencial tiende a ser más cercana cuando el presidente no tiene un respaldo demasiado fuerte en las cámaras: algo que no parece ser así hoy en día.

Lo cierto es que Vázquez mantiene su postura con mucha firmeza, pese a que la ley es apoyada por la mayoría de los uruguayos, según encuesta que realizó Equipos Mori en 2004. En esa ocasión, el 64% de los encuestados dijo estar de acuerdo con la ley, lo que hace pensar que esta posición de Vázquez no tiene un trasfondo electoral. Menos aún cuando el 68% de los votantes del Encuentro Progresista – Frente Amplio están a favor de la ley, según una encuesta de Interconsult de 2004.

La situación esta planteada de esta manera y las organizaciones sociales que buscan sacar adelante la ley no se dan por vencidas. "Lo que se ha planteado es estudiar todas las posibilidades constitucionales para garantizarnos utilizar aquellas vías que permitan viabilizar la demanda ciudadana, que es el proyecto de ley. Y ver de qué manera se puede sortear el veto presidencial. Estamos tratando de atender todos los flancos para subsanar este problema, tendiendo en cuenta qué posibilidades tiene el sistema para garantizar que una demanda ciudadana tenga más peso que la opinión personal del presidente" , dijo Abracinskas.
 
Asimismo Abracinskas dice que existe una brecha entre los consensos sociales que se han alcanzado y la representación política: "Es una demanda que debería ser atendida por todos y todas. Entonces, estamos buscando las alternativas porque lo que no queremos es embarcarnos en algo que no sabemos luego como puede ser procesado".

Respecto a los mecanismos en los que se ha pensado para sacar adelante este proyecto de ley, lo cierto es que aún las organizaciones sociales que trabajan en el tema no tienen claro cuál es el adecuado. Lo que está claro es que el referéndum y el plebiscito no sirven.

Según el doctor Horacio Casinelli Muñoz, catedrático grado cinco de Derecho Constitucional y Derecho Público en la Facultad de Derecho de la  Universidad de la República, el referéndum no es el procedimiento correcto ante esta situación: "Porque el referéndum esta establecido en la Constitución uruguaya como un recurso contra un acto legislativo ya dictado y este no sería el caso. Sería el caso al revés. Si se dictara una ley despenalizando el aborto los partidarios de que no se despenalice podrían interponer un recurso de referéndum para que se votara popularmente, pero ese sería el caso inverso al que estamos planteando", señaló.

Casinelli Muñoz también habló sobre el plebiscito que, según él, tampoco es la vía adecuada: "La palabra plebiscito esta usada en la Constitución uruguaya con referencia a proyectos de Reforma Constitucional. Podría funcionar en el caso consultado si se planteara una Reforma Constitucional sobre el tema. Pero no creo que fuera oportuno incluir en la Constitución un detalle de este tipo. Me parece exagerado porque cada vez que se quisiera ajustar algún detalle del tema habría que reformar toda la constitución"

Entonces queda la iniciativa popular que, según Casinelli Muñoz, sería en este caso el mecanismo a utilizar. La iniciativa popular es otro de los procedimiento de acción directa que cuenta la ciudadanía y se encuentra en el inciso segundo del artículo 79 de la Constitución: "Una cuarta parte de los electores habilitados para votar pueden ejercer el derecho de iniciativa ante el Poder Legislativo. La decisión tiene que hacerse en forma directa, por votación popular y no por votación de un órgano representativo. Se presenta ante el presidente de la Asamblea General, pero no para que le dé el trámite de ley, sino para que se instale una fecha de referencia", señaló.

La iniciativa popular está dispuesta en la Constitución pero no está reglamentada su instrumentación, por lo tanto, hay que proceder mediante analogía: "Por eso digo que se aplicaría por analogía las disposiciones que existen, por ejemplo, en materia departamental. En materia departamental la iniciativa popular del decreto legislativo de la Junta tiene que someterse a decisión popular si pasan los 60 días sin que se haya aprobado un proyecto igual o diferente al popular", dijo Casinelli Muñoz.

Lo que está claro es que las organizaciones sociales quieren estar seguros de cuál es el procedimiento indicado, porque no quieren correr el riesgo de gastar energías en forma inútil: "Preferimos tener medidas, procesos y pasos claros antes que entrar a especular. Porque el esfuerzo de cualquier medida ciudadana es enorme, nos significa a todos una dedicación, porque trabajas con nada, o sea con cero recurso, y no queremos ni perder tiempo ni generar falsas expectativas en la ciudadanía", indicó.
La investigación que se enfocó en las "marcas" que deja en las mujeres el aborto obligatorio comenzó en ocasión del debate parlamentario en 2004. Tanto la Comisión de Salud de diputados, como la de senadores convocaron a la cátedra de Psicología de la Universidad de la República para recabar algunos datos científicos. El interés principal de los parlamentarios se centraba en buscar herramientas para saber si efectivamente el aborto voluntario genera posteriores aspectos traumáticos en las mujeres.

A partir de ese pedido, desde la cátedra de Psicología, Alejandra López y Elina Carril, decidieron abocarse a la realización de un informe referente a los aspectos psicológicos resultantes de la práctica del aborto voluntario. En noviembre presentaron el proyecto en el llamado de investigaciones de la comisión sectorial de investigación científica y fue seleccionado. En 2005 comenzaron a hacerlo y ahora están terminando su redacción.

López contó las principales características de esta investigación, que seguramente se convertirá en un importante insumo en la discusión referente a la despenalización del aborto. Es una investigación basada en entrevistas a mujeres que se realizaron un aborto voluntario en los últimos 10 años y que cuentan cómo fue esa experiencia para ellas: "Tratando de indagar una serie de aspectos vinculados al origen del embarazo no deseado: cómo fue el proceso de toma de decisión de interrumpir ese embarazo, en qué condiciones se da ese proceso de toma de decisión, si esa mujer fue acompañada por el genitor de ese embarazo o por personas significativas desde el punto de vista afectivo para ella, si contó con información profesional previa o no,  qué tipo de práctica de interrupción de embarazo fue utilizada y los afectos asociados al recuerdo de ese episodio...", dijo.

La muestra de mujeres entrevistadas tuvo en cuenta una diferenciación por nivel educativo, edad, aunque siempre dentro de la edad reproductiva, y también el tiempo pasado desde la realización del aborto. Esto es importante, porque no es lo mismo una mujer que se hizo el aborto hace ocho años que otra que se la hizo hace unos días, por poner un ejemplo grotesco.

La idea central era valorar en qué medida la práctica voluntaria de un aborto podía generar efectos psicológicos traumáticos en las mujeres. Las mujeres a entrevistar las captaban, en primer lugar, a través de vínculos: docentes de la universidades, organizaciones de mujeres, profesionales de la salud. Se les solicita a estos actores que se comuniquen en caso de conocer casos que coincidan con la muestra seleccionada... En segundo lugar, la otra vertiente fue el servicio de salud en donde se brinda asesoramiento a mujeres en situación de embarazo no deseado, se trata de una normativa sanitaria que debería ser aplicada en todos los centros de salud, pero que únicamente se aplica en el Pereyra Rossel.

A través de esas dos vías se fueron recabando mujeres y así se hicieron más de 30 entrevistas, todas ellas en Montevideo, que son la base de esta investigación. En cuanto a las conclusiones, hay una que sobresale: los autores del informe constataron que en la gran mayoría de los casos las marcas psicológicas se deben no al aborto en sí mismo, sino al contexto que los rodea.

"Ese contexto de clandestinidad y penalización juega un papel muy importante al generar inseguridades en relación a la práctica, de temor a la muerte, al daño, de dificultades para poder socializar lo que esta viviendo. Y esto se traduce en situaciones muy concretas. De no poder hablarlo con hijos, no poder pedir días de licencia, porque se requieren días de licencia para pasar por una práctica de este tipo. Esta sensación de tener que mentirle al jefe o a la familia muchas veces deriva en un acontecimiento vivido en soledad o en un entorno muy reducido. Para muchas de estas mujeres fue la entrevista la primera oportunidad para hablar de lo sucedido", contó López.

Además, López señaló otros elementos de ese contexto clandestino en que se desarrolla el aborto: "Es un periplo muy subterráneo, de recorridos a medias palabras, en clave. El acceso a lugares o clínicas es casi compartimentado, al viejo estilo de las clandestinidades políticas, en donde no se sabe quién es la persona que te pasa a buscar, que te lleva en un auto, que no podés ir acompañada por nadie, que el único dato que tenés es un celular, que te lleva a un lugar que nunca fuiste, que no sabes cómo es...Y todo esto es en un clima de secreto, que genera angustia y tensión. Esto tiene un gran impacto emocional en las mujeres".

La investigación se basa en entrevistas a mujeres que se practicaron un aborto, Leticia de 26 años, fue una de ellas y nos contó: "Creo que lo que estoy padeciendo es la falta de información, acceso rápido a la información y la privación creo que es lo peor que uno carga. O sea, aparte de tener que pasar por el aborto, tenés que agregarle eso que creo que es más grave que pasar por el aborto. Es el tema de la ilegalidad, que hace que tengas que estar con mucho más cuidado de que nadie lo sepa, de que nadie opine y, además, por supuesto no podes aclarar en que estás... Cosa que emocionalmente te hace más daño porque solamente vos sabes por lo que estás transitando sin poderlo comunicar libremente hacia los demás. O sea que eso creo que es lo peor que tiene esta situación".

López también contó qué contestan las mujeres cuando se les preguntan que sintieron después de realizarse el aborto, una vez terminado ese oscuro trámite en el medio de la clandestinidad: "Todas afirman que fue la mejor decisión que tomaron, que lo volverían a hacer y que por supuesto lo que más les pesó fue todo este periplo del cual yo te hablo. Cuando pudieron resolver la situación y salieron ilesas, las mujeres lo que dicen es que volverían a tomar la misma decisión, pese a la ilegalidad  y a la clandestinidad. Y nosotros le preguntamos ¿cuál fue la sensación una vez que había terminado este proceso? y las gran mayoría contestó: `alivio, al fin lo pude resolver´".

Por tanto, la investigación no constató marcas psicológicas irreparables en las mujeres entrevistadas: "Cuando tiene la posibilidad de elaborar la situación, de manera acompañada y sostenida las mujeres continúan con sus vidas, tienen hijos y en ningún caso nosotros encontramos algunos de los síntomas que, quienes postulan la existencia de un síndrome traumático, dicen que suceden una vez que se practica una mujer un aborto. Nos referimos a intento de autoeliminación, aumento de psicofármacos, incremento de uso de drogas, de tabaquismo, anorexia o bulimia. La verdad que nada de esto nos ha sucedido en las entrevistas".
 
Otra de las cosas que también se ve en las entrevistas es el debilitamiento de ciertos modelos tradicionales que tienen que ver con el rol de la mujer en la sociedad: "El modelo hegemónico de que la mujer se realiza en plenitud si es madre, si no es madre es una mujer incompleta, que ha fallado en su vida, encontramos que en las mujeres más jóvenes y de nivel socio-educativo alto y medio alto, se ha resquebrajado. Hoy encontramos que las mujeres dicen: `yo soy joven, voy a tener otras oportunidades de ser madre, hoy no lo quiero ser´. O incluso se plantean la posibilidad de no ser madre nunca. Esto no se lo planteaban las mujeres que hoy tienen 50 años. No había margen para cuestionar ese modelo o relativizarlo".

María Ximena de 27 años, pasó por la experiencia de un aborto voluntario y nos explicó cómo y por qué tomó la decisión de interrumpir su embarazo: "Se dio  en un momento que no hacia tanto que estaba en pareja, era muy joven y era una decisión que ya tenía tomada desde toda la vida. Porque no tengo ningún precepto religioso que me impida nada... No se, era algo que ya sabía que si pasaba iba a tomar esa decisión. (¿Si te pasaba en ese contexto que te paso?) Claro, si me pasa ahora no tomaría la misma decisión. No es que tuviera problemas económicos o que fuera una decisión egoísta de decir qué va a ser de mí si tengo este hijo... Era más bien qué va a ser de ese hijo. Quizá si lo hubiera tenido no habría sido tan terrible tampoco, hubiera nacido, crecido, siendo querido, teniendo educación, alimentos... No era el momento indicado. Fue una decisión totalmente racional, sin mucho análisis posterior, éticamente hablando, porque si te enroscas en eso te pasan los meses y sin querer ya tuviste un hijo. Yo ya tenía esa decisión tomada de antes. Y pasó, no por un descuido, sino porque estuve del lado equivocado de las estadísticas. Sabía que si me ponía pensarlo demasiado no iba a tomar esa decisión. Te urge tomar la decisión y fui para adelante y no miré para atrás. Por  suerte mi pareja estaba muy en sintonía con mi decisión. El me acompaño, todo... Si él no hubiera estado de acuerdo yo habría tomado la misma decisión, porque es mi cuerpo. Todo bien, pero sigue siendo mi cuerpo. (Y a partir de que tomaste la decisión ya sabías qué hacer?) Sí, porque tengo muchas amigas que pasaron por esto. En ese momento dos o tres y un par había ido al mismo lugar y me lo recomendaron. Fue hacer una llamada telefónica. Era un consultorio ginecológico común y corriente que, es más, por teléfono no te decían nada. Te dicen: `usted venga a una cita cara a cara´, y recién después de estar ahí y de hablar un rato con el ginecólogo se llega al tema. Te estudian un poco, no están regalados. Aunque a mi me resulto tan fácil saber de ese lugar, pasabas por ahí y ya sabias que ahí se hacían abortos. (¿Y después que pasó?) Te hacen un examen para constatar si realmente estás embarazada y cuando lo constatan te dan hora, que en mi caso fue para una semana después. Ahí ya tenías que ir con el dinero y fueron 20 minutos desde que entré hasta que salí. (¿Te costó reunir el dinero?) Por suerte teníamos amigos que nos ayudaron, pero era bastante plata. Ponele que fueran 400 dólares. Era plata, mucha plata. Lo que pasa es que era un lugar prolijo, que te daba cierta seguridad. El médico era bastante siniestro, pero capaz que era por la situación en que yo estaba. Por más que fuera precioso yo lo iba a ver como siniestro. (¿Por qué?) Es que esa situación de ilegalidad, de todo oculto... Después de la operación te repiten no le digas a nadie, porque mirá que nadie se da cuenta que te hiciste un aborto, no te queda ningún rastro, ningún ginecólogo se daría cuenta. Y te repiten: `no le digas a nadie´. Y, no sé, esa cosa como de sensación de ilegalidad para uno que no piensa que este cometiendo ninguna ilegalidad. Estoy asumiendo el derecho que tengo sobre mi cuerpo y lo que pase con él, sea lo que sea. Si hubiera sido en la sociedad médica a la que voy habitualmente, con mi ginecólogo, no sé. Quizá no hubiera tenido esa sensación. (¿Te dejó una marca el hecho de haber renunciado en ese momento a ser madre?) No, porque no me detengo a pensar mucho. Si me enrosco a pensar en eso, seguramente algo me puede pasar. Pero es algo que ya paso, ya fue. Y lo que sí estoy segura, desde el mismo momento que salí del consultorio, es que nunca más lo iba a hacer, estuviera en la situación que estuviera. (¿Te sentiste aliviada, arrepentida?) No, ni una cosa ni la otra.  Como el trabajo hecho, la misión cumplida, no sé como decir...".