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Los que trabajan mientras los demás duermen

Cuando cae la noche para muchos llega la hora de descansar, mientras que para otros comienza la jornada de trabajo. En ese momento del día se forman grandes cadenas laborales donde quien cubre el turno de la noche se convierte en una figura que pasa inadvertida en un país que se mantiene activo gracias a estas personas que, en muchos casos, no cuentan con derechos laborales o recursos suficientes. El informe de Federico Dalamaud recorre la noche de Montevideo para descubrir historias y personajes.

Cuando nos planteamos la posibilidad de realizar un informe sobre los trabajadores nocturnos, coincidimos en que tendría que ser más testimonial que informativo. Por este motivo salimos a recorrer la noche de Montevideo para conocer más sobre el tema.

Algunas cosas para tener en cuenta: según un estudio publicado por profesionales españoles, los trabajadores de turnos de la noche pierden cinco años de vida por cada quince de jornada laboral. También se divorcian tres veces más que los que trabajan de día y tienen un 40% más de posibilidades de poder sufrir trastornos neuropsicológicos, digestivos y cardiovasculares.

La experiencia nocturna por las calles de Montevideo vamos a contarla en orden cronológico, para que puedan acompañarme en este viaje.

El recorrido comienza en La Teja, donde hablamos con Alejandro Barboza, maestro panadero que entra a trabajar a las 19:30 y sale a las 06:00 de la mañana.

Sobre las 22:40 horas, Alejandro me recibió en la Panadería Plaza, ubicada en Carlos María Ramírez y Ascasubí, a esa hora el ritmo de trabajo era muy intenso y el ruido ensordecedor de las máquinas hacía imposible la conversación. Incluso, contó Alejandro, hay días en los que terminan mal de la garganta, ya que no les queda otra que interactuar a los gritos.

"Por lo general siempre entramos a las 19:30 o 20:00 horas, y trabajamos hasta terminar la producción. Nos lleva de 10 a 12  horas. Toda la noche tenemos que andar a las corridas porque el reloj no nos espera y no perdona. Entonces, dependemos de nosotros mismos para terminar más temprano", explicó Alejandro.

También le preguntamos al maestro panadero si trabaja todos los días de la semana a ese ritmo: "Generalmente lo hacemos todos los día. Yo hace bastante que trabajo en esto, desde los 14 (años). Siempre trabajando en la noche. Me gusta mucho más que el día. Por lo general me pongo a la par de mis compañeros, mi rol como maestro panadero es amasar y cocinar, pero ayudo a mis compañeros a darle a la masa toda la noche".

Alejandro nos contó que disfruta de trabajar por la noche y está tan acostumbrado que, cundo le tocó hacerlo en el día, pidió cambio para la noche: "Con los años me acostumbré, incluso hasta hace un tiempito atrás estuve trabajando de día en esta panadería pero como no estaba acostumbrado a trabajar en lo mío extrañaba mucho la noche. Como que mi familia también lo había asimilado así, entonces volví para la noche que es lo que a mi me gusta, yo le tengo pasión a este trabajo. Yo hace 14 años que estoy casado y como que mi familia se acostumbró a verme trabajar de noche y dormir de día.  Trato de estar despierto a la mañana y dormir sobre la tarde para poder verlos".

"Cuando estoy de licencia me cuesta acostumbrarme a dormir por la noche. Son las tres o cuatro de la mañana y estoy dando vueltas por la casa porque yo generalmente duermo de día", contó Alejandro.

Los taxistas
Si hablamos de gente que trabaja a la noche podríamos decir que los taxistas son un clásico, al igual que todos los que trabajan en medios de transporte.

Fuimos hasta Carlos María Ramírez y la curva Tabarez, donde había un grupo de taxistas en "tertulia".

El primero de los taxistas en hablar fue Atilio, con más de 10 años como taxista nocturno, nos contó: "Llevo 31 años en el servicio de taxímetros y hace 10 que trabajo a por la noche. Estamos toda la noche acá. Aparecen algunos mates y la vamos llevando, que le vamos a hacer... Es un trabajo como cualquier otro, tenés los mismos riesgos que trabajar de día. Tantos años en la noche te haces a la noche y asumís que te puede llegar a pasar algo. La noche que tengo libre me cuesta dormirme y me quedo hasta muy tarde mirando la tele, que le voy a hacer".

Los compañeros, que en un momento desaparecieron, fueron apareciendo lentamente.

"Yo tengo dos hijas, tengo nietos y paso hasta un mes y medio sin verlos. Ellos reclaman mi presencia un domingo o ante cualquier enfermedad, me pasa a mi y a mis compañeros. No me da el tiempo, 12 trabajando y 7 durmiendo son 20. Apenas te da para levantarte, ducharte, afeitarte, tomar unos mates y ta, se terminó", contó  "Gori", quien tiene 26 años como taxista de la noche.

Para terminar con la ronda de taxistas le pregunté a "Gori" por qué eligió ese turno: "El motivo principal es porque se recauda más a la noche. Es clásico en el gremio de los taxis que el nochero es nochero, y el diurno es diurno. Yo si tengo que salir a trabajar a la mañana me cambian totalmente las referencias, me cambia hasta el pasaje. Lo que estamos de noche es porque la elegimos".

Respecto a las consecuencias del trabajo nocturno a largo plazo, además de los trastornos neuropsicológicos, digestivos y cardiovasculares, las personas que trabajan en este horario suele presentar un síndrome muy parecido al síndrome subjetivo común de la fatiga nerviosa que se da en mecanógrafas, telefonistas, ejecutivos... Según un informe muy completo del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales de España, los síntomas comunes de este síndrome son:

 Astenia física matutina.
 Astenia psíquica.
 Trastorno del humor y del carácter.
 Trastorno del sueño.
 Trastornos somáticos (cefalea matinal).

La astenia física se manifiesta como una sensación de falta de fuerza. En tanto, la astenia psíquica produce dificultad de hacer esfuerzos intelectuales, con sensación de cabeza vacía, faltas, errores...

Los trastornos del sueño y del carácter se manifiestan por una sensibilidad excesiva, irritabilidad con intolerancia a las pequeñas agresiones del medio que conlleva alteración de las relaciones entre los compañeros de trabajo y la familia.

Sobre la una de la mañana, en una recorrida por Bulevar Artigas, al llegar a la altura del Hospital Pereira Rossell, me llamó la atención una verdulería que abre las 24 horas. Allí pude hablar con Fernando Bianchi, encargado de la atención nocturna, quien nos contó: "Laburás hasta la una de la mañana con público grande y después de esa hora achica. Viene algún tachero, tenemos el hospital en frente. Entonces cruza algún empleado a comprar alguna frutita. También trabajamos mucho con los empleados de la Española, pero después de las tres es todo mucho más tranquilo".

Fernando trabaja en este puesto de venta de frutas y verduras, sin día libre por razones económicas. Sin embargo, es consiente de que este esfuerzo lo excluye socialmente de cualquier reunión familiar: "No tengo vida social, yo salgo de acá a las nueve de la mañana, llego a casa a las once y media, como, me baño y me acuesto. Veo muy poco a mi familia, nos vemos de a ratos".

Estuviste hablando también con gente que trabaja en una estación de servicio..

Desde allí fui hasta una estación Ancap en Avenida Italia y Manuel Albo para hablar con Jorge y Manuel. El primero es pistero y el segundo se encarga del autoservice de la estación.

Pablo, que lleva cinco años trabajando en la noche, contó cómo es trabajar en ese horario: "Te da vuelta la vida porque vivís al revés de todo el mundo. Cuando vos te vas a acostar la gente se levanta. Por lo general yo trato de respetar los horarios y la rutina. Cuando es la hora del desayuno, desayunar y cuando es la hora del almuerzo, almuerzo. Pero se siente el cansancio".

Manuel, el encargado del autoservice, es padre de tres hijos. Uno de ellos es jugador de fútbol -sub 17- que compitió hace unas semanas en Ecuador. Manuel nos cuenta cómo hace para matar el aburrimiento de las noches: "Escuchamos radio o miramos televisión, conversamos. Escucho el programa de Alejandro Dolina, cuando termina prendo la tele y nada, esperar a que se vaya la hora".)

En tanto, Pablo contó: "Yo por lo general me encierro con él a escuchar la radio. Pero tengo que estar más atento a lo que pasa en la pista por posibles robos").

En el Centro entré a un parking para hablar con uno de sus empleados, Pablo, quién desde hace dos años es el encargado del turno de la noche. En el caso de Pablo, al igual que Fernando –el encargado del puesto de frutas y verduras-, también es consiente que trabajando por la noche, sumado a las horas de sueño y la atención a la familia, se hace muy difícil mantener una relación con sus amigos.

"Te cambia mucho porque vivís al contrario de toda la gente. Mientras vos dormís, ellos están despiertos. Y, mientras vos trabajas, ellos duermen. Hasta para salir es realmente imposible, cuando lo hacés sabés que a las 10 tenés que estar acá. Con amigos se hace muy difícil  porque tenés un día sólo, en mi caso los domingos. En mi casa al estar casado y tener una nena chica se complica mucho más", señaló Pablo.

No hay dudas de que además del estrés por vivir a un ritmo diferente provoca, entre otras cosas, cierto distanciamiento involuntario de los vínculos afectivos.

También consultamos a gente que no trabaja bajo techo, ni en las mejores condiciones. El trabajo de los barrenderos es el que más me llamó la atención de todos los que pude observar esa noche.  Sobre las tres de la mañana encontré a Daniel, un barrendero que estaba trabajando sobre la calle Rodó, había entrado a las 23:00 horas y trabajaba hasta las 07:00 de la mañana.

Daniñe contó lo que piensa su familia sobre que trabaje de noche: "Ellos no estás de acuerdo, más que nada por la inseguridad. No hay posibilidades de trabajar de día. Hay gente que sí lo hace, pero no hay lugares. Uno tiene que salir a trabajar, es lo que se hacer. Para un tipo que por ahí cumplió 40 años y más acá en Uruguay ¿Dónde conseguís trabajo? Acá se me dio esta oportunidad y bueno, es lo que hay".

Este barrendero asegura que pasar desapercibido es la mejor forma de sobrevivir a la noche: "Por ahora tengo que dedicarme a esto y cuando llegue el momento voy a tener que seguir, así que no me quejo. El trabajar solo no come la cabeza, por lo menos en mi caso. Yo miro cordones y veredas y ya está, no sé, no vi. Tampoco te podés meter en nada, vos son un barrendero, que vas a hacer. Este ambiente, dos o tres de la mañana, andá a recortrerlo".

Luego, fuiste desde el Centro nuevamente hasta el Cerro, hasta una policlínica del Ministerio de Salud Pública, para hablar con un oficial de policía que en este caso es el encargado del servicio 222. Wilson tiene sólo cuatro horas al día para ver a su familia, comer, bañarse y prepararse para salir a trabajar.

"Laburar por la noche te cambia la vida, no tenés un horario y estás todo el día cansado. Yo salgo a las 06:00 de la mañana de acá y a las 20:00 entro a la comisaría. No tenés horario de salida, tenés un límite de cuatro horas para dormir y a las 22:00 estás acá devuelta. Hace cinco años que estoy acá en este centro. La familia se acostumbra porque sabe que uno vive de esto y hay que adaptarse. El 222 es lo que más te sirve porque no tiene descuentos y no tiene límites", contó Wilson.

Sobre las 04:00 de la mañana, la situación en el centro del Cerro era inusual y reinaba una calma absoluta. Sin embargo, Wilson es consiente de que debe estar muy atento por el riesgo que representa trabajar en ese lugar: "Acá en el coordinado sí tenés que venir todos los días bien despierto porque no sabés con que te vas a encontrar. Al saber que es una zona muy conflictiva te puede tocar una noche muy tranquila o una muy movida donde te puede entrar un herido de arma de bala o de arma blanca. Entonces ahí tenés que activar y ponerte a ayudar a la gente".

Este es apenas un panorama de lo que sucede en las calles de Montevideo y una buena forma de enterarse de la realidad de los trabajadores nocturnos.

Sería bueno destacar que estas personas aceptaron hablar con nosotros por la simple necesidad de contar sus experiencias. Otros, simplemente se negaron a salir al aire debido a que sus derechos laborales eran inexistentes y por el miedo generado ante esta situación de trabajo en negro.