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Pare de sufrir

¿Quién no sintió dolor alguna vez? El dolor acompaña al ser humano desde su nacimiento. Es un sentimiento que en mayor o en menor medida todos conocemos. Algunos, incluso, conviven con él todos los días de su vida. En los últimos 30 años la Medicina comenzó estudiar y desarrollar nuevas terapias para combatir dolores. Analgésicos, terapias psicológicas, homeopatía, acupuntura y hasta el consumo de cannabis, son algunas técnicas que se utilizan para combatirlo.

Definición y función
El dolor es una experiencia sensorial propia para cada individuo y absolutamente subjetiva; es inherente al ser humano y cumple una función de protección y defensa del organismo. Es algo así como una alarma que acciona nuestro sistema nervioso central para avisarnos que algo en nuestro cuerpo no está funcionando bien.

El problema es cuando el dolor se prolonga en el tiempo y se vuelve patológico. En estos casos, el dolor provoca alteraciones bioquímicas y estructurales del sistema nervioso y se vuelve una enfermedad en sí misma.

Los dolores se dividen en dos grandes grupos:

- Los agudos, que son los que terminan una vez sanada la enfermedad o la situación que los provoca. Por ejemplo, el dolor de cabeza que sentimos después de un día de mucho trabajo, o el dolor de parto, o los dolores que podemos sentir tras una operación.

- Los crónicos, que son aquellos dolores que no terminan cuando se soluciona la enfermedad que lo provoca, sino que permanecen y se vuelven una enfermedad en sí misma. Estos dolores, en vez de ayudar al cuerpo en su recuperación, terminan debilitándolo.

El doctor Guillermo Chaibun, especialista en dolor, explicó la diferencia entre un dolor agudo y uno crónico: "El dolor crónico es un dolor que se inició como agudo, pero que al pasar el tiempo, las semanas, los meses, el círculo vicioso de dolor, sensación dolorosa y trastorno en donde tuvo su origen, hace que las fibras nerviosas y los sensores de dolor en la zona afectada, se alteren. Por ejemplo: es como si tu tuvieras la alarma del auto, que se enciende cuando te van a robar. Ahora, cuando pasa el ómnibus y la vibración enciende la alarma, cuando cae una ramita y se prende la alarma, deja de cumplir la función de aviso de riesgo y se transforma en un fastidio en sí mismo. El dolor crónico se da cuando el dolor es más importante que el problema original".

Incidencia del dolor crónico

La Asociación Internacional para el estudio del dolor (IASP por sus siglas en inglés), publicó un estudio del año 2003 sobre población europea, estadounidense, y australiana. Se estudió la incidencia de dolor crónico en adultos y niños, y se determinó que el 35% de la población lo padece. De ese 35, el 11% sufre un dolor severo.

Este mismo estudio muestra que en niños y adolescentes (de 0 a 18 años) la incidencia de dolor crónico es un 25%. Lo sufre uno cada cuatro.

En Uruguay no existen cifras generales, pero sí hay estudios de la población infantil. Según datos de la Unidad del Dolor del Hospital Pereira Rossell, el 25% de los niños de 0 a 14 años sufren dolor crónico. De éstos, la mitad consulta la Unidad del Dolor (o sea que no es un dolor que se solucione con una aspirina) y de los que consultan, el 53% debe consumir fármacos para paliar el dolor.

Entre los niños que sufren cáncer, el 70% sufren dolor y de ellos, el 50% es severo.

Aunque se banaliza el dolor infantil, ya que tiende a creerse que los niños no sufren más que el pinchazo de las vacunas, también sufren lumbalgias, artritis y otras enfermedades dolorosas que antes se creían que sólo padecían los adultos.

Los estudios a nivel mundial, hoy indican que los niños pueden sufrir dolores muy importantes, e incluso pueden sufrir más dolor que los adultos, porque a diferencia de éstos, son más inmaduros tanto a nivel físico como psíquico, y por lo tanto, su sistema nervioso, y su sistema "analgésico" interno no funciona con el grado de eficiencia que el de un adulto.

¿Cuáles son los dolores más temidos por los pacientes?

Dentro de los dolores crónicos, por un lado están pacientes oncológicos, que sufren dolor por padecer cáncer, y por el otro (dentro de los no oncológicos), está el dolor ósteo articular, como la artrosis o las enfermedades de columna.

Una de las consultas más frecuentes por dolor son las lumbalgias, es decir, los dolores de espalda.

Mario, una persona de 43 años que sufrió una hernia de disco, contó cómo fue su relación con el dolor intenso que se le produjo por esto: "Yo trabajo sentado. Siempre sufrí de la espalda pero nunca las lumbares sino las cervicales. Un día me empezó un dolor en la lumbar. Me duró dos o tres días. Me empezó a dolor la pierna. Me decían que debía estar afectado el nervio. Hasta que un día me quise parar de la cama y no pude. No me podía mover, era insoportable. Realmente ahí conocí lo que era el dolor".

Luego de varias idas y venidas, a Mario le hicieron una resonancia y le detectaron una hernia de disco. "Pasé por todo hasta que me hicieron hasta que me hicieron una punción, con anestesia directa sobre el nervio ciático. Se pueden hacer hasta tres de esas y si no después hay que empezar a evaluar la intervención quirúrgica. En mi caso, me calmó la segunda. Pero tu vida cambia de ahí para adelante. Ya no te podés sentar de la misma manera, no podés hacer fuerza agachando la cintura, sino bajando todo el cuerpo. Son todas cosas difíciles de controlar y que en la vida cotidiana te vas olvidando, hasta que volvés a sentir un tirón y decís "uy, puedo caer en el infierno al toque", contó.

Los dolores causados por lumbalgias son los que provocan más inasistencias laborales y por tanto se considera que tienen un costo anual muy alto a nivel mundial. En España, por ejemplo, hay estudios de la Sociedad Española del Dolor que indican que sólo el dolor de espalda es culpable del 34% de las faltas al trabajo.

Es decir, el dolor no solo altera la vida de la persona, sino que tiene consecuencias económicas para los países. De hecho, se dice que el dolor es uno de los problemas de salud más costosos de Estados Unidos. Según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud, unos 100 millones de personas padecen algún tipo de dolor crónico en ese país, y los dolores neuropáticos (los que surgen del daño de un nervio) tienen un costo anual de unos 79 millones de dólares, considerando desde los costos de tratamiento hasta la pérdida de productividad de las personas que lo sufren, pasando por los costos de seguros médicos, compensaciones, etcétera.

Y el costo por dolores fruto de enfermedades musculoesqueléticas en 1995 fue de 200 billones de dólares en Estados Unidos, según cifras de la OMS.

Mario contó cuánto tiempo estuvo sin trabajar: "En cama estuve un mes y pico desde que empezó el dolor insoportable. Casi dos meses sin ir al trabajo, con todo lo que eso significa. La cabeza funciona, todo funciona bien, pero la inmovilidad, la incapacidad de poder moverte... porque la quietud es fundamental hasta que desinflame eso. Es terrible, porque tenía las mismas ganas de trabajar y no me podía mover. Y todo lo que significa tener en tu casa una persona tirada en la cama, que no se puede mover. Es como tener un inválido, eso es lo que sos en ese momento. Así te tratan y así te tienen que tratar, porque no hay otra".

¿Cómo incide el dolor en el estado de ánimo de la persona?

El dolor sostenido altera la vida –muchas veces tienen que dejar de trabajar por este padecimiento- y por tanto altera el estado de ánimo de la persona. Las personas que sufren dolores crónicos sufren muchas veces de irritabilidad, tristeza, aislamiento y a menudo terminan sufriendo depresión.

La doctora, anestesista y especialista en dolor de niños y adultos, Gabriela López, habló sobre esto: "Cuando la persona está en terapia del dolor, lo ves entrar y ya sabés si tiene dolor. Es la expresión de la depresión. Hay una pérdida de lo gestual, cara de tristeza, muchas veces lloran por eso, es un paciente que en su entorno familiar está irritable, se enoja con la gente de su alrededor porque el dolor le provoca trastornos en el humor. Además está enojado porque el dolor lo invalida. Les cambia realmente la vida".

Y sobre "cambiar la vida", por ejemplo, a Carmen caerse de un banco la dejó dolorida de por vida. "Estaba sentada en un banquito de tres patas y me caí sentada. Me dieron un calmante, pero el dolor no se me iba. Me había fracturado una vértebra. Se soldó fuera de lugar y no tiene arreglo. Hay días que estoy tan dolorida que no puedo estar derecha. Para caminar una cuadra tengo que parar tres veces, porque el dolor me baja por la pierna. Me lo tomo como parte de mi vida", contó.

En el mundo hace poco más de 30 años que se vienen desarrollando estudios sobre el dolor, sus causas y su tratamiento. La importancia del dolor impulsó la creación de numerosas Unidades del Dolor, especializadas en su tratamiento. En nuestro país muchos centros asistenciales públicos y privados cuentan con sus propias Unidades del Dolor.

Los tratamientos

Los tratamientos van desde los menos invasivos, hasta los más invasivos. La Organización Mundial de la Salud estableció una escala analgésica, que arranca con fármacos con potencia moderada (entre estos se encuentran corticoides, antiinflamatorios, antidepresivos con acción analgésica, etcétera), luego un segundo escalón en donde se asocian los fármacos con opioides débiles (opioide, un tipo específico de fármaco).

Y un tercer escalón para los dolores más severos en donde se usan opioides potentes. Los más conocidos son la morfina y la metadona.

Los calmantes pueden ir desde una pastilla por boca, hasta una infiltración, que consiste en una punción para suministrar el calmante en el lugar dolorido, ejemplo en las vértebras de la columna.

El sistema "analgésico" interno. Existen otros tratamientos que todos practicamos casi sin saberlo. Por ejemplo, bailar y reír también son muy buenos tratamientos para el dolor. Estas actividades aumentan el nivel de endorfina, un analgésico natural que tenemos en el cuerpo.

"Tenemos endorfinas, que son algo así como morfinas naturales que tenemos.

La risa aumenta las endorfinas, bailar también las aumenta y como son analgésicas, de acuerdo al nivel que cada uno tenga y de acuerdo al el sistema descendente inhibitorio del dolor (una serie de fibras nerviosas que liberan neurotransmisores hacia la médula espinal frenando los impulsos nerviosos), uno se puede defender más o menos del dolor", explicó la doctora, anestesista y especialista en dolor de niños y adultos, Gabriela López.

Efecto placebo. El sistema nervioso es tan sensible, que cada vez se investiga más cómo responde a muy distintos estímulos. La sugestión, también es una forma de aliviar el dolor. El doctor Chaibun explicó lo que comúnmente se llama el efecto placebo.

"El efecto placebo es aquel en el cual la persona cree que lo que le dan le va a hacer bien, le hace bien, pero en realidad la sustancia que está tomando no tiene efectos ni buenos ni malos en el organismo. Si fuera una cápsula de harina y la persona la toma para calmar su dolor, se van a sentir mejor y le va a aliviar realmente el dolor. Uno dice se mejoró porque se sugestionó y eso se ha tomado como algo displicente, pero se está usando cada vez más y hay muchas investigaciones sobre cuánto es el efecto placebo y cómo funciona. Y se ha descubierto que generar esto activa en el sistema nervioso las mismas zonas que se activan cuando uno se alivia el dolor por otro mecanismo más convencional. Es todo un universo", afirmó.

En el mismo sentido, la doctora Gabriela López explicó que está demostrado que la sugestión alivia el dolor y esto tiene su explicación científica. "Si el paciente cree que eso lo va a aliviar, lo va a aliviar en un 30% y tiene su explicación científica: aumenta su nivel de endorfina. Eso está estudiado", dijo.

Aumenta la segregación de endorfinas, es decir, estimula este "sistema analgésico propio" que los seres humanos llevamos dentro.

Acá entra –desde la mirada científica- las creencias religiosas. Y son muy bienvenidas, porque los especialistas coinciden en que "ayudan mucho".

Acupuntura. La acupuntura está reconocida como una técnica sumamente eficaz para enfrentar los dolores crónicos. Está demostrado que la acupuntura contribuye a la liberación de endorfinas y por lo tanto contribuye a eliminar el dolor y aumentar el bienestar de la persona.

Desde enero de 2001 existe un decreto en nuestro país que define y acepta la acupuntura como un acto médico. Si bien no existe como una especialidad en Facultad de Medicina, el Ministerio de Salud Pública auspicia y apoya un curso que comienza ahora para médicos, dictado por la Asociación de Acupuntura del Uruguay. Y en el Hospital del Clínicas funciona una policlínica de Acupuntura desde hace 16 años.

El doctor Guillermo Chaibun, especialista en acupuntura y director de la Comisión Científica de la Asociación de Acupuntura del Uruguay, explicó que la gente recurre a esta técnica cuando ya pasó por todos los tratamientos convencionales.

El especialista explicó cuáles son las consultas más comunes: "La persona va a buscar este tipo de tratamiento cuando han fallado todo el resto de intervenciones terapéuticas. Los trastornos más habituales generalmente son los problemas de columna, pero también los del cuello o una afectación del nervio ciático, artrosis de rodilla, de hombro. Además consultan por los dolores tensionales como la jaqueca".

Y sobre el grado de eficiencia que tiene la acupuntura para tratar erradicar el dolor, Chaibun agregó: "La efectividad de la acupuntura en este tipo de trastornos es alta, alrededor del 80% de los pacientes logra la mejoría completa o altamente satisfactoria".

Asimismo, el doctor explicó a qué nivel actúa la acupuntura para lograr este éxito en la eliminación del dolor. "En cuanto al mecanismo de acción, la acupuntura como terapia reguladora, trabaja a través del sistema nervioso central y el sistema endócrino, los dos grandes reguladores del cuerpo. El estímulo a nivel de la piel produce una respuesta profunda, a nivel del sistema nervioso, que da como reflejo la regulación del trastorno mencionado. Por ejemplo, si yo tengo un dolor a nivel de la rodilla, la zona está inflamada, sensible y el estímulo de la acupuntura en ciertas zonas va a potenciar la acción antiinflamatoria que el organismo tiene, pero está siendo poco eficaz. Es un gran estimulador de la capacidad que uno ya tiene incorporada. Esto hace que, si el tratamiento es efectivo, logre una función restauradora y no que el dolor de tape pero el trastorno se siga desarrollando abajo", dijo.

A través de la acupuntura, con las agujas, se producen estímulos no dolorosos que compiten con los estímulos dolorosos anulándolos. Por eso un aguja aplicada en una zona cercana al dolor puede disminuir el dolor.

La doctora Gabriela López, especialista en dolor, comentó que, por ejemplo, en la Universidad de Los Angeles, de Estados Unidos, en la unidad de Dolor Crónico tienen un staff de acupuntura que trata a todos los niños con artritis reumatoidea y así se les baja el consumo de analgésico.

Hidroterapia. La hidroterapia es otra técnica cada vez más usada para combatir el dolor. Las cualidades terapéuticas del agua se remontan al principio de nuestra civilización, pero el auge de las terapias acuáticas comenzó entre la primera y la segunda guerra mundial.

En Uruguay, centros médicos como La Española o El Casmu tienen sus propias piscinas climatizadas, a donde acuden pacientes con el fin de calmar el dolor.

Otra vez, entre los principales "clientes" de esta técnica están quienes tienen problemas de columna, pero también personas con artrosis.

Ana Norbis, médica especialista en rehabilitación, que trabaja mucho con pacientes con dolor, contó cuáles son los beneficios del agua: "Prácticamente la hidroterapia no tiene contraindicaciones. Puede entrar un paciente con marcapasos hasta un hipertenso controlado o con otras afecciones, siempre que su médico de cabecera lo autorice. Quiere decir que en el agua, con su temperatura adecuada, 36 grados, el paciente logra relajarse, se agrega un hidromasaje, y después se le hace todo el programa de ejercicios".

La temperatura alta alivia porque produce una vaso dilatación, lo cual mejora los procesos reumáticos y artrósicos. La temperatura del agua es la clave para tratar estos pacientes.

Cannabis. El consumo de cannabis (marihuana) con fines terapéuticos está cada vez más aceptado en el mundo. Está demostrada su efectividad, por ejemplo, en el tratamiento del dolor neurológico (estudios en Inglaterra así lo demuestran).

En nuestro país su utilización está prohibida con fines terapéuticos, pero eso no impide que haya quienes la consuman para aliviar el dolor.

Raquel Peyraube es médica, psicoterapeuta, y consultora en el uso problemático de drogas. Ella defiende el uso del cannabis para el tratamiento del dolor y explica cómo se utiliza: "Los usos médicos son muchísimos, pero concretamente para el dolor, está siendo utilizada para enfermedades que tienen contracturas, músculos que se rigidizan, como pasa con la esclerosis en placa y algunos tipos de artrosis. Entonces, al efecto beneficioso de la relajación se le suma un alivio a contracturas francamente dolorosas. Muchos pacientes que sufren reuma deformante dicen tener una mejoría sustancial. El otro uso para el tratamiento del dolor es en las migrañas. Hay migrañas que son realmente inhabilitantes. La persona puede pasar dos o tres días en una cama, con la luz apagada, que no haya sonidos. ¿Por qué? Porque el dolor es insoportable. Bueno, en las migrañas, ha dado muy buen resultado".

Hipnosis. La hipnosis es otra técnica que en el mundo se utiliza para palear el dolor. Por ejemplo resulta útil a la hora de realizar una curación dolorosa a una persona con una herida. La Escuela de hipnosis clínica de Valencia, España, por ejemplo, recomienda esta técnica tanto para el tratamiento del dolor crónico como el agudo.