IACI, una ONG dedicada a asesorar a niños y adolescentes que sufrieron maltrato o abuso sexual
La reciente inauguración de las instalaciones de Infancia y Adolescencia Ciudadana (IACI), una organización que tiene como fin asesorar legalmente a niños y adolescentes que sufrieron maltrato o abuso sexual, resulta fundamental para los profesionales que reciben a estas personas que atraviesan situaciones muy delicadas. Más allá de eso, el informe de Santiago Díaz intenta conocer el trabajo de la organización e indaga el tipo de casos que aborda, en los que aparece una vez más el tema de la aplicación del Código del Niño.
IACI es una Organización No Gubernamental ONG) llevada adelante por ocho abogadas y un procurador, que está dirigida a casos de maltrato y abuso sexual a niños y adolescentes.
El objetivo es proteger los derechos legales de esos niños y adolescentes basándose en la Convención de los Derechos del Niño, ratificada por Uruguay en 1990, y el Código de la Niñez y la Adolescencia, aprobado en 2004. El grupo trabaja en coordinación con Unicef, quien colabora también económicamente en forma muy importante.
IACI surgió hace unos 15 años y ha ido trabajando en locales prestados, en algún momento por Serpaj hasta llegar al local actual, que también es prestado, aunque en este caso por la Iglesia Anglicana del Uruguay. Ese local está ubicado en Reconquista 619 y fue restaurado a través de fondos donados por la Embajada de Japón.
Una de la integrantes de IACI, la doctora Patricia Díaz Vallaro, nos contó de la importancia de las mejoras en el local: "Una alegría desde todo punto de vista. No solamente para recibir en condiciones dignas, sino para nosotros mismas. Yo estoy encantada de estar acá horas, el día entero, cuando antes lo que quería era salir corriendo porque era un lugar inhóspito. Tan sencillo como eso, así que el agradecimiento es realmente muy grande".
"Hace muchos años que estamos trabajando los mismos y entonces ya hemos transitado todas las etapas de un grupo, pero vamos manteniendo la línea. Y cuando, por suerte nuestro país ratifica la Convención de los Derechos del Niño, nosotros tomamos un impulso mayor y salimos a trabajar a la comunidad. Tratando en aquel momento de que cambiaran las prácticas, ir estableciendo mojones para eso y el problema era que no teníamos un lugar digno para trabajar. Por eso estamos tan contentos con la inauguración", contó la doctora Bilman Lamas, otra de las integrantes de IACI.
Ninguno de los profesionales que trabaja allí gana dinero, ya que la colaboración que ellos reciben de Unicef sirven para sustentar la ONG, por lo que todos tienen otros trabajos.
Es un grupo que comenzó a trabajar hace unos 15 años, ya cuando Uruguay ratificó la Convención de los Derechos del Niño, en aquel momento dentro de la órbita del Colegio de Abogados. En 2000 decidieron trabajar en forma independiente, pero siempre con la línea que venían manejando desde el principio.
Respecto a por qué se independizaron del colegio, fue más que nada para manejarse con otras libertades y las urgencias y los tiempos de otra manera. Pero esa misma pregunta se la hicimos a ellas y contestaron en forma combinada Bilman Lamas y Patricia Díaz Vallaro: "BL: Lo que pasa es que nosotros trabajamos en la emergencia. PDV: Cuando vos estás dentro de una institución que tiene su propia estructura, trabajas dentro de una comisión, que no podía tomar acciones si no hay una aprobación del directorio. Todo eso lleva unos cuantos días, lo que hace que, cuando vas a atender al chiquilín se pasó el momento. Por ejemplo, esta entrevista de hoy, tendríamos que haber pedido autorización. Y así mismo, cuando había una situación en la que se estaba vulnerando el derecho de un niño o adolescente no podíamos salir por nosotros mismos a tomar determinadas acciones, porque nos debíamos a la institución", contaron.
Las denuncias llegan al IACI por diferentes vías. Casi siempre se trata de un adulto que de alguna manera u otra es parte del entorno del niño o del adolescente. Puede ser un familiar, un vecino, la maestra, un médico o una institución dedicada a temas sociales en el barrio. Muchas veces la persona se acerca al local y otras veces una persona avisa a IACI que se está dando determinada situación e IACI intenta el contacto.
"Generalmente viene la persona adulta. A la primera entrevista generalmente no viene el niño o adolescente que ha sido vulnerado (...) Vemos si el caso entre en el parámetro que nosotros atendemos y solicitamos que venga el chico para tener una entrevista con él. Creo que eso es lo que nos diferencia en cuanto al patrocinio de otro profesional que no tiene esa visión con relación a los niños. Es fundamental esa entrevista, ese contacto directo. El más personal, él te cuenta lo que le está pasando. El niños es nuestro cliente", dijo Jaqueline Lippo, otra de las integrantes de grupo.
En centro del enfoque es el niño, que es quien debe ser asesorado y protegido de la mejor manera para que salga lo mejor parado posible de una situación que es muy delicada, sea cual sea la denuncia. Algunas más, otras menos complicada, pero siempre son delicadas.
Las denuncias más frecuentes, lamentablemente, son las situaciones en que los derechos de los niños y adolescentes son vulnerados. Son muchos los tipos de abuso y los lugares en donde esos abusos se producen.
"Recibimos consultas de todo tipo, porque todo lo que vulnere a los niños nos atañe. Pero nosotros recibimos todas las consultas, pero no podemos tomar todos los caso, porque para eso está defensoría y hay muchas instituciones que sí lo pueden tomar. Pero, concretamente, la opción de este grupo es tomar casos que causen impacto y que de esa manera se pueda ir imponiendo un cambio en las prácticas. Y con Unicef tenemos un convenio sobre el tema del maltrato y abuso sexual. La intervención nuestra es la defensa y el patrocinio de niños que son maltratados y abusados", dijo Lippo.
Ese es el centro de su enfoque: el maltrato de todo tipo, familiar, institucional y el abuso sexual. En este último caso, las entrevistas con los niños son tremendamente difíciles de llevar adelante: "Cuesta mucho que ponga en palabras el niño lo que le ha pasado. Entonces, muchas veces, tenemos que postergar alguna entrevista. Jugamos con ellos, aunque somos abogadas y pasamos las entrevistas para otro día. No tomamos lo que el adulto nos transmite, sino que esperamos que lo diga el niño. Pero es impresionante, les cuesta mucho. Aunque ya sea un adolescente, nos pasa con gurizas que vienen siendo abusadas desde los ocho años y que ya tienen la decisión de hablar, pero que pasan horas sin poder hacerlo", contó Lippo.
Porque además, en esto hay algo que es importante y es que muchos de los denunciantes no vienen por una situación puntual, sino que vienen siendo victimizados desde hace tiempo. Es por eso que la situación no es nada fácil y el hecho de hablar del tema para la víctima es tremendamente complejo.
"Generalmente no vienen cuando ocurrió una cosa puntual, sino que es una cosa continua, que el niño lo toma como algo natural. Como algo que forma parte de la cultura de esa comunidad que los adultos puedan abusar de los niños. Muchas veces toman conciencia cuando algunos acceden al liceo, en donde se dan cuenta qué es lo que esta pasando", explicó la especialista.
Aquí aparece otra vez la importancia de la escuela o el liceo. En este caso, ya no como un centro educativo, sino más bien como lugar de interacción con otras realidades.
En la entrevista con el abogado el contar y el enfrentar el problema es un paso y un momento muy duro para la víctima, pero no necesariamente el peor. Porque el proceso legal puede tener momentos dramáticos para un niño que ha sido maltratado o violado.
"Protegerlos de manera que no sea revictimizados, sobre todo por como es la estructura a la cual entra un joven que hace una denuncia por maltrato o por abuso sexual. Hay una cantidad de pericias que no tienen ningún sentido, que la única forma de preservar a este joven que tiene la valentía de hacer la denuncia sería que un sólo perito tomara el caso, lo escuchara y de esa forma lo pudiera transmitir. No es así, ocurre que el chico tiene que repetir ante innumerables técnicos lo que le pasó y someterse a muchísimos exámenes. Entonces, muchas veces, la frustración es peor de todo lo que les ha pasado", contó Vallaro.
"Más grave que hablarlo acá, que es una cosa horrible, es lo que se viene. Porque a partir de la denuncia se desencadena una cantidad de cosas que uno no puede creer. Te digo, por ejemplo, una denuncia que hace poco planeta una niña abusada de cuatro años y la mamá la acerca al hospital. Y la niña dice: `otra vez a este de blanco le voy a tener que contar todo´. Es gracioso, pero es la lucidez de una niña de cuatro años, que tiene que repetir la misma historia. Es tan gráfico", explicó Vallaro.
Aquí aparecen elementos de discusión en torno a la aplicación del Código del Niño, aprobado en 2004, que apunta, entre otras cosas, a proteger al niño de una revictimización dentro del proceso judicial. Ya bastante tiene el niño con lo que le pasó para que encima sufra más de la cuenta cuando decide hacer la denuncia. Pero está claro que este no es el único aspecto que preocupa en cuanto a la aplicación del código.
"Desde la convención, desde el año 90, pretendimos y en parte lo logramos, que todos los niños que tuvieran que concurrir a un juzgado fueran siempre con un abogado. Porque la convención así lo establece. No todos los jueces nos hacían caso, pero unos cuantos sí. Desde 2004 es obligatorio que el niño que comparece vaya a acompañado por un abogado. Pero lo que no se hace es escucharlos, porque no se toma en cuenta lo que el niños dice. Bueno, todo eso lleva un aggiornamiento, que lleva su tiempo, pero que ya es tiempo de que estuviera asumido por todos los operadores", dijo Vallaro. Y justamente ese es uno de los objetivos de IACI, colaborar para que ciertas prácticas se eliminen y otras se generalicen.
Según Lamas y Vallaro: "L: Por eso es tan importante la defensa, porque todo el mundo piensa que como sos la víctima no precisas un abogado. Pero sí lo precisas porque estás entrenando dentro de un sistema procesal que te puede volver a castigar. V: Bueno, esas son las cosas a las que aspiramos. Justamente que estas cosas se modifiquen, tratar de imponer cambios en estas cosas".
El abanico de denuncias es muy amplio. Un ejemplo de situaciones que han sido denunciadas es el que contó Lamas: "Generalmente a nosotros nos llegan madres jóvenes, que por alguna circunstancia que han confiado el cuidado del niño a un adulto que está mejor económicamente. Y ocurre que pierden a esos niños. Y toda la estructura judicial hace que la situación se dilate de manera que el tiempo vaya en contra. Entonces ese tránsito lleva tres o cuatro años y un niño que estuvo ese tiempo con otra familia hace que desconozca a su mamá biológica. Entonces, el derecho a la identidad es totalmente vulnerado desde las instituciones".
También se producen situaciones que no involucran ya a los sectores más pobres de la sociedad. Son situaciones de otro tenor, pero que no dejan de ser muy delicadas: "Con adolescentes que roban una prueba y a la dirección del colegio no se le ocurre mejor idea que echarlos del colegio. En ese tipo de cosas tenemos intervenciones que no vienen desde los sectores más pobres, pero tal vez desde esos lugares es más silenciado la vulneración de derechos. Donde hay un montón de cosas que quedan en el ámbito familiar, aún la violencia. Y nos ha pasado más de un caso, de un colegio que hay que intervenir porque ante un chiquilín con problemas la solución es echarlo, dejarlo en la calle".
Este tipo de cosas pasan en el liceo, pero también en la escuela, contó Miren: "Han venido una cantidad de mamás con el tema de los niños hiperactivos, que no se los aceptan en la escuela. Y que los mandan a escuelas para discapacitados. Son barbaridades que todavía siguen ocurriendo y hemos presentado algunos recursos ante ANEP. Y por suerte han llegan las soluciones para esos niños".
También es interesante ver este asunto desde el lado de las abogadas, cómo manejan la dureza de este tipo de situaciones. "Siempre es duro ver que el ser humano vulnera otra persona, sólo por el hecho de ser adulto. Ojalá que yo nunca pueda aceptar eso como algo normal", contó Jacqueline Lippo.
Por su parte, Vallaro dijo: "Uno asume la rabia, la emoción, todo. Porque uno es abogado, pero en la interna lo sufrimos. Necesitamos de un apoyo grupal. A veces tomamos un caso muy duro de a dos, es como que nos sostenemos unas a otras".
Mientras tanto, Bilman Lamas nos contó cómo se maneja el tema de las frustraciones, que en este ámbito suelen ser muchas: "A veces es una frustración. Sin embargo, siempre es un avance. Nos pasa ante una denuncia por abuso sexual en la que la adolescente dice que me paso esto, esto y lo otro, pero el adulto lo niega. Entonces es una palabra contra otra palabra. El juez dice que le cree a la víctima, pero no tiene pruebas. Si bien es frustrante, igual hay una revancha y pensas que al menos moviste a esa persona hasta el juzgado, que la fue a buscar la policía, y que hay un avance".
Para finalizar, un caso contado por las abogadas. No es un caso de abuso sexual, pero es un caso que impacto mucho a las profesionales que se ocuparon de él y que, además, marca la variedad de situaciones que se pueden encontrar. Es el caso de una beba que nació en el Hospital Pereyra Rossell y que tuvo algunas dificultades que provocaron su permanencia en el hospital. No se pudo ir enseguida para su casa sino que tuvo quedarse un tiempo bastante largo internada: "La mamá trabaja y entonces la acompañaba por el día, pero en la noche se iba a trabajar a un club nocturno. Eso fue muy mal visto por los médicos de la institución. Entonces, cuando llegaba la mamá de trabajar no le permitían tener a la nena en brazos. En determinado momento los médicos denuncian ante el juez que hay un maltrato de la madre porque no viene de noche a cuidar a su hija y que se tenían que tomar medidas respecto a eso. Por suerte la mamá llegó a nosotros, no se a través de quién, pero lo pudimos solucionar a nivel judicial. Pero desde el ámbito médico se estaban tomando decisiones respecto a esa nena porque su madre trabaja de noche", contó Lamas.
Para Lamas detrás de esta situación había un tema cultural relacionado con el rol que debe cumplir una mujer: "BL: La mama tipo, esa que está todo el día con su hijo. No se podía aceptar que tuviera un trabajo diferente a la mayoría de la gente se le sancionaba con una intervención judicial y además con medidas de separación de la niña. Es tremendo. SD: ¿Y eso porque trabajaba en un club nocturno o si hubiera trabajado en una panadería de noche hubiera sido distinto? PDV: Yo creo que se dieron las dos cosas. Frente a esa situación se le empezó a cuestionar su calidad de buena madre, cuando ella tenía una presencia diaria y siempre peleó, de entrada, por ser una buena madre".
Un caso muy extraño, según las propias abogadas, pero que finalmente se pudo solucionar: "Era una chiva joven la madre. Y el padre de la niña, como todos los uruguayos en ese momento, estaba buscando trabajo en Fray Bentos, por lo que tampoco podía tener una presencia fuerte. Fue un caso raro, nos impacto mucho En dos semanas lo resolvimos y la nena está actualmente con su madre y su padre", contaron.
Por cualquier consulta, IACI está ubicado en Reconquista 619 y el teléfono es 915 5419.