Posteriormente a la cena que compartió con todo el plantel, dirigentes y allegados, el presidente José Mujica expresó que los jugadores "en el fondo, son un grupo de gurises que llevan la representación, los sueños y la alegría de los uruguayos. Tenemos muchas diferencias en nuestra sociedad. Tal vez, una de las pocas cosas en común que tenemos es ‘la celeste’. Pero tampoco hay que darles una responsabilidad tan gigantesca como si fueran a una guerra, o fueran a saldar la deuda externa. Sólo les pido que jueguen con alegría", sostuvo.

Mujica comprende que los seleccionados llevan la representación del Uruguay, incluso más allá del fútbol. Sin embargo, reiteró su posición contraria al fanatismo que rodea al deporte más popular de nuestro país. Sabe que ellos, como jugadores de fútbol, desarrollan su actividad laboral y "ponen lo mejor que tienen". Pero también sabe que agregan ese matiz pasional que la competencia posee en sí misma.

Junto al Presidente de la República, compartieron la cena la senadora Lucía Topolansky, el ministro del Interior Eduardo Bonomi, el senador Eleuterio Fernández Huidobro y la diputada Susana Pereira.

La comitiva expresó su confianza y fe en la actuación del combinado celeste y recordó a otras figuras del deporte nacional, como Dogomar Martínez o Supicci Sedes, el extinto corredor de automovilismo de la década del ’50.

La cena en el Complejo Celeste culminó con la entrega de varios presentes. El plantel de Uruguay entregó al presidente un óleo con el retrato de José Mujica y una camiseta autografiada por todo el plantel, que entregó cálidamente su capitán, Diego Lugano. Eduardo Bonomi les obsequió un reloj, adornado con el contorno de Uruguay.

En la sobremesa, Mujica vertió algunas palabras al plantel reunido en torno a su figura. Allí, el presidente les relató algunos aspectos de su historia personal y les brindó un mensaje: "Muchachos, vale la pena vivir. Cada vez que tengan una derrota, sabrán que se puede comenzar de nuevo. En todos los órdenes de la vida", finalizó.