La Celeste en Sudáfrica 2010

El rubio jefe

El rubio jefe

Diego Forlán anotó un tanto en la derrota frente a Alemania (3-2) en el partido por el tercer puesto del Mundial-2010 y se despidió dejando la mejor imagen de la Celeste, que lo consolidó como el mejor jugador del once de Oscar Tabárez.

El atacante del Atlético Madrid este sábado en Port Elizabeth una vez más fue el hombre a marcar y pese a ello, se las arregló para anotar un tanto de volea tras un centro (51) y, así, alcanzar a David Villa, Wesley Sneijder y Thomas Müller en lo alto de la tabla de goleadores, con cinco dianas.

Su golazo –el más bello del mundial-  llegó tras una recuperación de Egidio Arévalo Ríos por el costado, un centro y una volea deliciosa que dejó parado al meta Hans Butt.

El ex Manchester United, que había terminado con problemas físicos en el duelo de semifinales ante Holanda (derrota 3-2), mostró amor propio desde entrada, avisando con un disparo que salió apenas desviado del palo del meta germano.

En el minuto 42 se vistió de enganche y le dio el gol a Luis Suárez, pero el atacante del Ajax Ámsterdam se comió el mano a mano disparando desviado.

La despedida de Forlán casi fue en grande. En la última pelota del partido, el ex Villarreal se encargó de rematar un tiro libre en el borde del área que rompió el travesaño de Butt, que hubiera significado el 3-3, el alargue y tal vez otra victoria milagrosa tras alargue y penales, como ante Ghana.

Ese milagro no sucedió, pero esa jugada dejó claro que Forlán tiene el arco entre ceja y ceja y puede romperlo de cualquier modo, como lo hizo a lo largo de todo el campeonato.

"Quiero expresar el agradecimiento a la gente que nos ha respaldado. Lo importante aquí es lo colectivo y tener la oportunidad de alcanzar el tercer puesto", afirmó Forlan, que a los 31 años, en su madurez de futbolista, hizo siempre hincapié en el objetivo común y no en sus éxitos personales.

Y vaya que los tuvo en la Copa del Mundo, nominado para mejor jugador del torneo y con una gran contribución al funcionamiento global de la escuadra que no puede medirse con simples estadísticas.

A pesar del esfuerzo contemporáneo por medir al fútbol, ponerlo bajo el microscopio, analizarle los números como si fuera una ecuación, el alma futbolera sólo puede conocerse a través de los sentimientos que transmite y el análisis de su naturaleza de juego libre, abierto, instintivo.

"Con los goles que he hecho, sé que han servido y eso me deja conforme, porque ayudó a que llegáramos adonde hemos llegado", declaró el atacante, cuyas conquistas llegaron cuando más se las necesitaba.

Le hizo dos goles a Sudáfrica la noche del 'Pretoriazo' en la capital administrativa del país, para silenciar las vuvuzelas y abrir el camino de una goleada de 3-0 que hizo vislumbrar la potencialidad del equipo.

Marcó Forlán un gol de película la noche contra Ghana en los cuartos de final, con un tiro libre que hizo temblar al Jabulani y meterse detrás de las manos del arquero, preludio de un encuentro no apto para cardíacos.

Después de las emociones por el manotazo de Luis Suárez que impidió el gol del triunfo ghanés sobre la hora, y del penal errado por Asamoah Gyan, y el suplementario finalizado 1-1, fue el 'Rubio Jefe' hacia el punto de los doce pasos para poner el primero del desempate adentro, uno de esos que vale doble.

"La gente en Uruguay está feliz porque el equipo está muy bien. Sabemos que la gente quiere vernos así, como hemos jugado, porque valoran el fútbol", reflexionó el artillero que atraviesa por un buen momento también en su club, el Atlético de Madrid.

Y nadie mejor que el entrenador de Uruguay, Óscar Tabárez, para reconocer que "su actuación ha estado acorde con lo que es como referente de la selección".

Foto: Marcelo Singer.